La trata de personas no es un delito exclusivo para fines de prostitución y explotación sexual, a él se recurre también para la colocación de mujeres y niñas en el trabajo doméstico y otras formas de trabajos forzados, y para el rapto de niñas y niños. Sin embargo «la mayor proporción de este multibillonario negocio ilegal es con fines de venta y colocación de mujeres y niñas en actividades de explotación sexual en las modalidades de prostitución, turismo sexual, esclavitud sexual y pornografía».
Así lo señala la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC), bajo la dirección regional de la mexicana Teresa Ulloa, en el «Manual de Capacitación. Estado de Derecho y Trata de Personas para la Explotación Sexual Comercial», con base en el artículo «La Prostitución en Contexto» de Rosa Dominga Trapasso, integrante del Movimiento El Pozo, de Perú.
El objetivo de la CATWLAC es trabajar en todos los niveles –local, nacional, regional, internacional– para promover el derecho de las mujeres y las niñas a una vida libre de violencia y explotación sexual, por lo que su prioridad es «colocar el tema en la agenda pública de la región y en la de cada uno de los países de América Latina y el Caribe, además de participar en la elaboración de políticas públicas en cada uno de ellos para resolver esta forma moderna de esclavitud».
En el artículo, Rosa Dominga explica a la prostitución como un fenómeno social que afecta a diversos aspectos de la sociedad y que no se limita sólo a actividades individuales (prostituta y cliente).
«Todo análisis de la prostitución requiere que se le ubique dentro del contexto político, social, económico y cultural que le ha dado origen y que la sigue alimentando. Requiere un esclarecimiento de los actores que la protagonizan y de las estructuras económicas y los sistemas sociales que la sostienen», expone.
La autora resalta las leyes de Suecia y Finlandia que penalizan a los clientes pero no a las mujeres que ejercen la prostitución, pues «todas las medidas para erradicar, controlar o legalizar la prostitución se centran casi exclusivamente en las mujeres siendo el cliente el gran ausente».
En su opinión, las mujeres son «registradas», «fichadas», las que tienen que acudir al «control sanitario», calumniadas, hostigadas, deportadas, humilladas y aun «profesionalizadas». Mientras tanto, el cliente y los proxenetas (tratantes de personas) gozan de invisibilidad, inmunidad y protección.
CASTIGAR AL CLIENTE
Al respecto la CATWLAC explica en el Manual que la legislación y política sueca sobre prostitución y trata de mujeres prohíbe la compra de servicios sexuales para tratar de terminar con la prostitución y no sólo controlarla, de esta manera castiga a los proxenetas y a los clientes ya que son ellos quienes, guiados por el sistema patriarcal, la demandan.
De esta manera, la ley sueca prohíbe la compra de servicios sexuales y afirma que la persona que los lleve a cabo deberá ser sentenciada a una multa o a una condena a prisión de al menos seis meses.
Los fiscales demandan al comprador y al vendedor simultáneamente, de esta manera el comprador puede corroborar la historia de la víctima, lo cual da más evidencia al fiscal para condenar también al padrote o proxeneta.
En Suecia consideran la prostitución como una violencia sexual de los hombres hacia las mujeres, enfocándose en los perpetradores, e incluye disposiciones que van desde la legislación hasta la prevención para detener la trata antes de que las mujeres, las niñas y los niños se conviertan en víctimas.
LA DEMANDA, ORIGEN DE LA TRATA
La raíz originaria de la prostitución y la trata de personas es la demanda masculina de mujeres, niñas y niños, así lo señalan las especialistas en el tema, Mónica O´Connor y Grainne Healy, en la Guía informativa «Los vínculos de unión entre la prostitución y la trata de seres humanos con fines de explotación sexual».
Al respecto explican «la desigualdad de género, la globalización, la pobreza, el racismo, la migración y la falta de estabilidad económica de las mujeres, son factores globales que crean las condiciones necesarias para que éstas acaben siendo explotadas por la industria del sexo».
De acuerdo con el Informe Mundial sobre Trata de Personas emitido en febrero por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés), realizado en 155 países, la forma más común de la trata de personas es la explotación sexual que representa poco más del 79 por ciento, en donde las mujeres y niñas son las principales víctimas.
Mientras que el trabajo forzoso es la segunda forma más habitual de la trata de personas y es superior al 18 por ciento.
El reporte también indica que de cada cinco seres humanos víctima de trata, uno es menor de edad.
09/HE/CV/GG