Mientras en México, los estados de Baja California, Colima, Durango, Jalisco, Morelos, Puebla y Sonora olvidan el derecho de las mujeres a acceder a la interrupción legal del embarazo y a decidir sobre su cuerpo, en Estados Unidos, Margaret Sanger inició la lucha en la planificación familiar y el uso de anticonceptivos a principios del siglo XX, a pesar de la represión de la época.
Margaret opinaba que dar a las mujeres el control sobre su fertilidad es la clave para la realización personal a través del matrimonio, la maternidad y la propia independencia… Las mismas mujeres reconstituirían la familia de una manera consistente, con la rigurosidad y la disciplina que el mundo moderno exige en todas las dimensiones de la actividad humana.
Margaret Sanger nació el 14 de septiembre de 1879 en Corning, Nueva York, en medio de la comunidad trabajadora irlandesa y fue testigo de cómo los múltiples embarazos minaban la salud y vitalidad de las mujeres trabajadoras irlandesas. Para Margaret presenciar que su madre moría lentamente luego de 18 embarazos y 11 alumbramientos, la impulsó a buscar una alternativa.
Antes de convertirse en periodista, Sanger trabajó como enfermera practicante con mujeres de la clase media en uno de los barrios más pobres de Nueva York, en el preámbulo de la Primera Guerra Mundial y tuvo conocimiento de la injusticia que padecían éstas al no poder acceder a los productos «franceses» para «la higiene femenina», nombre que se le daban a los preservativos (condones) y otros métodos de control natal.
Este conocimiento inspiró a Margaret a desafiar a la Iglesia y al Estado en una serie de artículos llamados «lo que cada mujer debería saber», dicha acción le valió a Sanger para ser perseguida por la ley por promover la obscenidad y «actos criminales severos».
Entre estos hechos, destacan la abolición de la Ley Comstock que prohibía el uso de contraceptivos para parejas casadas, venta ilegal de diafragmas en la clínica que había fundado y la revista Birth Control Review, por lo que grupos provida la acusan de promover la extinción de los grupos marginales.
Estas sentencias no lograron detener el trabajo de Margaret y otras mujeres en la lucha por sus derechos. En el periódico La Mujer Rebelde, propiedad de Sanger, se publicaron diversos artículos sobre control de la natalidad, esto hacia el año 1914.
Dos años más tarde (en 1916) logró instalar una clínica, la cual tuvo 464 pacientes durante los primeros nueve días, hasta que fue arrestada. El juez ofreció clemencia a Margaret a cambio de que no difundiera los métodos anticonceptivos. Fue sentenciada a 30 días de encierro en un asilo.
Antes ya había recibido un citatorio judicial y huyó a Londres, donde conoció al sexólogo Havelock Ellis, que se convirtió en su amante y consejero. Un año permaneció en Europa, a fin de evitar las condenas.
De regreso a Estados Unidos, Sanger continuó dando un empuje legal a su cruzada e inició una campaña social fundando una consejería sexual: la Liga Americana para el Control de la Natalidad, la cual se denominó en 1942 como Federación de la Paternidad Planeada.
En 1965, un año antes de su muerte, la Suprema Corte suprimió en Connecticut la ley que prohibía el uso de contraceptivos para parejas casadas. Sanger tenía 80 años cuando al fin salieron al mercado las pastillas anticonceptivas, que ella ayudó a desarrollar.
Margaret Sanger muere el 6 de septiembre de 1966 en Tucson, Arizona, a la edad de 87 años, pero gracias a su trabajo se dio la apertura para que conceptos como salud y derechos sexuales y reproductivos lleguen a formar parte de políticas internacionales.
Por eso nos hereda el derecho ejercer nuestros derechos sexuales y reproductivos, y a decidir el numero y espaciamiento de nuestras hijas e hijos.
* Fotógrafa y feminista mexicana, coordinadora del área de Redes de Comunicación e Información de la Mujer AC (CIMAC).
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