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Caso CIMAC: tolerada impunidad gubernamental

Por Leticia Puente Beresford*

La tolerada impunidad gubernamental en México es hoy el resultado de la inacción, que no es otra cosa que el vil reflejo del acostumbrado trato que se da a las mujeres mexicanas cuando solicitan justicia. Caso particular, que no el único, es el asalto, robo y allanamiento a las oficinas de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) ocurrido hoy hace un año.

CIMAC, creada hace 21 años, es una voz valerosa que enarbola la defensa de los derechos humanos de las mujeres mexicanas y en general del género femenino. No ha dado un paso atrás en esa misión desde 1988, siempre ha informado en tiempo y forma sobre el acontecer nacional y mundial que involucra de manera directa a las mujeres. Han sido muchas y muchos quienes han estado involucrados en hacer visible la condición social de las mujeres.

Y, por supuesto, que no hay duda alguna de que las verdades escritas por CIMAC incomodaron, incomodan y seguirán incomodando –principalmente—al gobierno en turno.

Sin embargo, ante los ataques a la libertad de expresión, la respuesta de las autoridades no es la misma si se trata de un medio de comunicación «grande», integrante del duopolio o cuyos dueños son exitosos empresarios, en cuyo caso el hecho tiene enorme resonancia y casi seguro resultado para dar con los culpables.

No sucede lo mismo con medios cuya labor está alejada de la justificación del status quo o que ejerce el derecho a la libertad de expresión en un ejercicio crítico de la gestión pública. Sobre todo en tiempos en que, como en los dos últimos gobiernos del partido derechista, Acción Nacional, ejercer el derecho constitucional, la garantía individual, de la libertad de expresión, es un peligro.

La investigación del acto cometido en contra de la libertad de prensa de CIMAC, sobre todo la respuesta de la autoridad competente, es muestra de incompetencia para dar con los culpables.

No es, desafortunadamente, una actitud nueva de parte de las autoridades, su respuesta puede ser interpretada como el silencio cómplice y tolerante ante la violación de una garantía constitucional.

Pero al presidente ilegitimo de México, Felipe Calderón, nada le importa y no le viene a bien preservar los derechos humanos de las mexicanas, sino acallar las voces que exigen justicia.

Hay voces de condena nacionales e internacionales por los ataques a la libertad de expresión. Se escucharon en mayo pasado: ¡Basta ya!, dijeron al ilegítimo. No hay nada que celebrar mientras sigan matando periodistas.

Tampoco hay nada que celebrar mientras siga impune el allanamiento y robo a CIMAC: nada que celebrar hasta que se enjuicie a los y las culpables del robo de material confidencial, de investigación, del personal e integrantes de las redes de periodistas nacionales e internacionales, así como de proyectos específicos de colaboración con agencias internacionales y fundaciones.

CIMAC es la voz que informa y con ello denuncia lo que tiene que ver con la necesaria justicia para las mujeres, como en las agresiones sexuales cometidas por militares en contra de mujeres en Veracruz, Guerrero, Coahuila, Michoacán, Chiapas y Atenco, Estado de México. O bien sobre el feminicidio, sobre agresiones en contra de la libertad de expresión, entre ellas el caso de Lydia Cacho, o el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, el cumplimiento de leyes y de acuerdos internacionales y nacionales.

Con su ejercicio periodístico diario, CIMAC le recuerda a los gobiernos mexicanos, el federal, estatales y municipales, que necesitamos leyes acordes con las necesidades reales de las mujeres y que de ello tienen que estar conscientes las y los legisladores.

Pero mucha de la información vertida por CIMAC evidencia ante el mundo lo injusto y tolerante con al impunidad que puede ser un gobierno o unos gobiernos.

A 20 años de su fundación, de su presencia indiscutible, estamos convencidas de que CIMAC, por más duro que sea el camino por transitar, aún en la indefensión, seguirá testimoniando el acontecer de las mujeres.

Recuerdo los ayeres de CIMAC, recuerdo una convocatoria, dirigida a mujeres de la República y de Estados Unidos, que leí en la Doble Jornada, el suplemento feminista del diario La Jornada, donde invitaban a La Red Nacional de Periodistas. Proyecto de locas, lo llamaban mis compañeros periodistas veracruzanos. Pero a mí me cayó bien, porque siempre estuve del lado de la denuncia de la violencia que se comete en el país contra las mujeres. Era mi ejercicio desde entonces.

Luego pasamos a la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, porque la voz de las mujeres tiene que ser internacional. Y siento mucho decirle al gobierno mexicano: las mujeres de ese país no están solas, están en unidad, con las demás en el mundo.

¿Carpetazo al caso de justicia para CIMAC? Está por verse. La demanda está ahí y tarde o temprano se sabrá quién o quiénes cometieron el allanamiento y el robo. No permitiremos «atole con el dedo», señor presidente ilegítimo: las mexicanas seguiremos exigiendo el esclarecimiento de este hecho vergonzoso para su administración.

Los derechos humanos de las mujeres se hicieron ley, y ley internacional, para que sean respetados, no ninguneados, para eso se firmaron. Por eso exigimos, a un año de los hechos, respeto y justicia, no excusas e ineptitud.

* Periodista y feminista mexicana, corresponsal de CIMAC en Nueva York.

09/LPB/GG

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