La desigualdad trae aparejados múltiples problemas para las comunidades más desprotegidas por el gobierno y, en algunos casos, por la misma sociedad; situaciones ignoradas y desconocidas. Así, en 1980 las críticas al enfoque de desarrollo humano crecieron al estar vinculadas con el crecimiento nacional y las opciones individuales del ser humano.
El concepto de desarrollo humano iba más allá de cifras que arroja un país: estaba enfocado en las necesidades de las personas para tener una vida productiva, digna y, sobre todo valorada, que permita la libertad humana.
En 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó por primera vez y de manera independiente el Informe de Desarrollo Humano con el único objetivo de colocar a la gente, y no a los mercados, en el centro de proceso de desarrollo.
El estudio, que se traduce a por lo menos 13 idiomas y se difunde en más de 100 países cada año, refleja tres necesidades personales básicas para el desarrollo humano: salud, educación e ingreso.
Al mismo tiempo, recoge tres factores: la longevidad o esperanza de vida; la educación y la alfabetización, y la pobreza y el nivel de ingreso.
La directora de los informes en el periodo de 1990 a 1994, Inge Kaul, informó que hubo un avance en la obtención de medidas tomadas por varios países gracias a los informes, pues éstos generan competencia entre los gobiernos y, por lo tanto, los torna más eficientes.
Después de la creación del primer informe, se han desarrollado cuatro nuevos índices compuestos de desarrollo humano: el índice de desarrollo humano; el índice de desarrollo humano orientado a un género; el índice de empoderamiento de la mujer y el índice de pobreza humana, así como los Informes sobre Desarrollo Humano regionales y nacionales en varias regiones.
A pesar de ser un informe que señala de manera particular las situaciones que viven miles de personas, no alcanza a reflejar la realidad en toda su extensión y deja fuera muchas cosas, como la exclusión de algunas personas a causa de la pobreza.
La desigualdad en el mundo, particularmente en América Latina es uno de los problemas más preocupantes, ya que produce una ola de violencia, conflictos y trastornos sociales; en este contexto, en el año 2000 casi todos los países del mundo se comprometieron para erradicar la pobreza antes del 2015 mediante los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Sin embargo, la falta de oportunidades y las nulas herramientas necesarias para un óptimo desarrollo hacen que miles de personas recurran como última salida a la migración; el 48 por ciento de todos los migrantes internacionales son mujeres, señala el PNUD en su informe del 2009.
Mujeres, niñas, y niños continúan siendo los más desprotegidos: ése el panorama que nos dejan los informes.
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