A causa de la pérdida de fuerza en todo el cuerpo por diez años, y a un tratamiento médico con cortisona, con una ingesta de 20 mg al día, varias fueron las razones de Diana para seguir un proceso de terapia Gestalt.
Cómo ya lo expusimos en las dos entregas anteriores, ella llegó a consulta a los 27 años, sin un diagnóstico preciso y luego de un viacrucis de diez años en busca de distintas propuestas terapéuticas; con el inicio de esta nueva etapa de tratamiento su vida se enriqueció en varios sentidos.
Diana se dio cuenta de cómo influyeron en su padecimiento la mala relación de sus padres, el sobreesfuerzo que realizaba con el cuerpo al estudiar dos carreras al mismo tiempo –medicina y ballet folclórico– y, además, varias experiencias obsoletas y asuntos inconclusos que la obligaban a exigirse ser la mejor en todo para compensar su necesidad de ser tomada en cuenta y de destacar por encima de los demás.
José Manuel Rejón, su terapeuta especialista en desarrollo humano, expone en la revista «Figura-Fondo» número 12 (2002) esta experiencia y da la voz a la paciente para explicar cuáles fueron sus razones para seguir en la terapia Gestalt.
«Me gusta la forma en que me escuchas y me pones atención. Reafirmas lo que yo sé, me apoyas y me entiendes. Me das tus puntos de vista sin imponer. El precio es accesible. La hora de terapia la alargas si es necesario. No eres tajante», dijo ella.
Y agregó: «aceptas lo que yo digo, respetándome y tratando de dar una mayor explicación a mis observaciones o comentarios, soluciones o situaciones. Los ejercicios que en primera instancia me parecen absurdos o que no van a funcionar, tienen repercusión en mí, funcionan y cambia mi estado de salud».
Un tipo de apoyo diferente al que Diana, hasta entonces, había recibido.
«Me das explicaciones que reafirman lo que yo siento o cómo me siento. Me guías. Pones empeño en lo que digo. A cada cosa que pienso, aunque sean varias, siempre le encontramos una solución o explicación que se interrelacionan. Los dos vamos juntos sacando o viendo la situación.Me das privilegios, haciéndome sentir considerada. Me das un lugar de importancia».
Respecto a los avances de Diana, señaló José Manuel Rejón:
«Quiero compartir la emoción que sentí una noche de ese febrero cuando me invitó a una función de baile folclórico, su gran pasión. Había estado ensayando con un grupo aficionado pero con buen nivel y esa noche se presentaron durante un festival de una iglesia. Me parecía increíble verla zapatear, faldear, gritar y moverse por el escenario, ¡estuvo en todos los bailes!
«Me sentía realmente conmovido, pues no podía evitar recordar cómo había llegado aquella primera vez a mi consultorio, además de la gama de sentimientos, emociones y situaciones que habíamos vivido en las sesiones todos esos meses».
Victoria que tuvo sus límites, aclara Rejón, también masajista y con especialidad en trabajo con adolescentes y síntomas y enfermedades con Gestalt.
«A finales de abril de ese mismo año, Diana comenzó a perder fuerzas una vez más. Lo atribuía a cuatro factores: tomar clases de danza a pesar de su cansancio; presiones laborales, competitividad con compañeros de trabajo y sentirse triste e indecisa porque su ex novio la seguía buscando».
Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Diana habían regresado, señala: no escucharse ni respetarse, agotándose físicamente; dejarse presionar por factores externos; no tomar una decisión firme en cuanto a su relación sentimental y exigirse demasiado para competir con otras personas.
Así, después de haber logrado disminuir la ingesta de cortisona a 2.5 mg, tuvo que subir la dosis a 10 mg. diarios para no arriesgar su desempeño laboral.
Diana continúa en terapia, aun cuando ha tenido otras recaídas, con las que sólo se recupera con dosis un poco más altas para luego bajar y quedarse en una media que le permite una vida más o menos normal. Para Rejón, con el tesón que la caracteriza, ella «sigue apostando a encontrar en este camino psicoterapéutico otras razones de sus males que le permitan algún día dejar su medicamento y recuperar totalmente sus fuerzas. La moneda está en el aire…»
* Periodista mexicana, narradora oral, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque Centrado en la Persona y Gestalt e instructora del Sistema Tao Curativo.
09/CV/YT