Barack Obama (el tercer Bush como le dicen ahora en su país) se muestra tal como es y deja claro que su intervención en el vecino país centroamericano ha favorecido a Micheletti y los poderes económicos que lo sostienen.
De inmediato sus esbirros lo respaldan, así lo hace el costarricense Arias, el peruano García, el colombiano Uribe y el panameño Martinelli, quienes además coinciden en su sometimiento hacia los intereses bélicos de Estados Unidos.
Las voces que predominan en los medios de comunicación insisten en resaltar la validez y limpieza del proceso electoral hondureño. Ignoran la ruptura del orden constitucional cuando los militares sacaron por la fuerza a un presidente electo, tampoco las arbitrariedades de un gobierno de facto que restringió garantías fundamentales (como la libertad de expresión y movimiento, por mencionar algunas) ni los hechos represivos cometidos por las fuerzas de seguridad de junio a la fecha.
Nada representan las campañas mediáticas que los golpistas efectuaron para alentar el miedo o tergiversar los hechos. Ahora lo importante es lo que dice CNN: en Honduras el número de votantes aumentó en comparación al proceso de 2005.
Aunque algunos editorialistas dicen que serán inútiles las quejas y denuncias de las violaciones a los derechos humanos cometidas en Honduras durante el proceso electoral, es importante dar a conocer que en ese país votó sólo 47.6 por ciento de las personas inscritas en el Censo Electoral.
Tal información proviene del Consorcio Hagamos Democracia, que con observadores electorales distribuidos en 283 de los 298 municipios, asegura que ese dato es verificable y confiable.
Eso significa que está en cuestionamiento las fuentes que reportan una votación superior a 65 por ciento del electorado.
Se sabe que para los intereses neoliberales y golpistas tal señalamiento no importa, porque sus prácticas están ajenas a toda lógica democrática. Lo que querían es un «resultado electoral». Al gobierno de Estados Unidos y sus subordinados les tienen sin cuidado el grado de legitimidad que Lobo tenga.
A pesar de este panorama tan adverso en el que se ha pisoteado la democracia y, como consecuencia, las fuerzas conservadoras y arbitrarias en los países de este continente se sentirán empoderadas, hay que insistir, que donde existen Estados débiles, con instituciones secuestradas por poderes fácticos, con gobernantes corruptos o dominados por fundamentalismos religiosos y oligárquicos es imposible la vigencia de los derechos humanos.
Esta afirmación fue expresada hace unos días por Daysi Flores, representante de Feministas en Resistencia en Honduras, al condenar la impunidad por los hechos de violencia que se cometen contra las mujeres en América Latina.
*Periodista feminista mexicana radicada en Guatemala, integrante de la Red de Periodistas de México, Centroamérica y el Caribe
09/RHA/LAG