Cuando uno recuerda los nombres que de la historia ha guardado y preservado de las fuerzas insurgentes que liberaron a México del yugo español pocos son los que recuerdan a las mujeres que nos dieron patria, a veces sale el de doña Josefa Ortíz de Domínguez o quizá Leona Vicario, pero además de ellas otras mujeres lucharon a la par de los hombres para darle libertad a la población mexicana.
Tal es el Caso de Antonia Nava de Catalán, esposa de Nicolás Catalán que era lugarteniente del general Bravo, razón por la cual Antonia se encontraba en el campamento insurgente durante el sitio de Jaleaca donde Antonia demostró un arrojo que ninguno de los varones insurgentes pudo pasar por alto.
En dicho sitio, cuando comenzaron a escasear los víveres, los dirigentes decidieron diezmar la tropa dando muerte a algunos de sus soldados para que los sobrevivientes puedan alimentarse y seguir combatiendo.
Al enterarse de tal determinación Antonia Nava «La Generala» a la par que Catalina González y otras mujeres que se encontraban en el campamento, y cuyos nombres la historia no rescató, se colocaron frente a los líderes y exponen que ellas deben ser las primeras en ser sacrificadas porque no pueden empuñar un fusil y luchar por la patria.
Ese acto de valentía valió para que esa tarde ningún hombre fuera pasado por las armas y la tropa insurgente tuviera nuevos bríos para luchar, es así que las mujeres que no podían empuñar un fusil tomaron machetes y garrotes para acompañar la batalla por la independencia de México.
La batalla fue ganada por las fuerzas españolas y entre los insurgentes muertos estaba Nicolás Catalán, esposo de Antonia Nava, quien por su actitud valiente fue llevada ante el General José María Morelos y Pavón, quien le dio sus condolencias por la pérdida de su esposo.
En ese momento, Antonia interrumpió al caudillo y le dijo No vengo a llorar, no vengo a lamentar la muerte de Nicolás: él cumplió con su deber. Por el contrario, vengo a traer a mis cuatro hijos: tres de ellos pueden ser soldados y el más pequeño tambor.
Antonia Nava, La Generala se cree que nació en 1780 en el estado de Guerrero y murió en 1822, pero se desconoce el lugar. La historia de México la reconoce como una de las heroínas de la lucha insurgente con su nombre escrito en letras doradas en el recinto legislativo del Congreso de la Unión y un premio en el estado de Guerrero lleva su nombre. Antonia Nava nos hereda su lucha por la libertad y soberanía de México.
*Periodista feminista y fotógrafa mexicana, integrante de la Red Nacional de Periodistas.
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