Inicio Columna El dilema periodístico: entrar o no entrar a las áreas COVID-19 de hospitales

El dilema periodístico: entrar o no entrar a las áreas COVID-19 de hospitales

Por Silvia Núñez Esquer
CIMACFoto: Silvia Núñez Esquer

Cuando la Secretaría de Salud de Sonora convocó a periodistas a acompañar en un recorrido por las áreas COVID-19 del Hospital General del Estado (HGE), se cumplió una de las inquietudes periodísticas desarrolladas durante la pandemia, pero que parecía imposible.

¿Cómo estarán atendiendo? ¿Cómo estarán los pacientes? ¿Por qué se mueren tantos? ¿Será la causa una mala atención o falta de equipo especializado?

Eran muchas preguntas, pocas respuestas ya que las áreas estaban restringidas al personal médico, y ni familiares podían ingresar a ver a su pariente enfermo.

Las historias corrían como ríos. “Murió afuera del hospital por falta de atención”, “No alcanzan las camas con ventilador, son muchos los pacientes”, “Familiares no vuelven a ver a las personas enfermas hasta que salen sin vida o recuperados del hospital”.

Algunas de ellas medias verdades o francamente falsedades. Lo cierto es que este mes de agosto se cumplió un deseo natural de cualquier periodista de poder constatar por sí misma o mismo el estado que guardan las áreas más temidas de los hospitales.

El recorrido del martes pasado fue sólo una probadita de lo que ocurre realmente, pues sólo fue en dos salas, una de COVID-19 de mediana gravedad y otra donde los pacientes, inconscientes, respiran gracias al auxilio de un ventilador mecánico.

Foto: Silvia Núñez Esquer

No es para nada el reflejo de lo que ocurrió al principio donde todo era caos y desconocimiento aún para el personal médico que aprendía del Virus SARS-CoV-2 y la infección que provoca, junto con los pacientes.

Tratamientos, manejo del paciente, aplicación de maniobras eran basadas en lo que se conocía de enfermedades respiratorias graves conocidas, y desde luego, de las neumonías.

Médicos, enfermeras, camilleros, personal de limpieza, se empezaron a infectar y a enfermar, algunos en forma grave y a morir.

Hoy es otro el panorama, con el esquema de vacunación completa contra COVID-19 grave, el personal médico se observa relajado, concentrado en sus pacientes, atendiéndolos con la certeza de que, según la gravedad de cada cual, el tratamiento funcionará adecuadamente.

En ese contexto el periodismo hacía lo suyo, informar de acuerdo a los conocimientos disponibles, a reportes, a nuevos protocolos que se daban a conocer, siempre con información controlada por las instituciones de salud y los organismos reguladores de medicamentos, manejo de pacientes, protocolos, entre otros.

El miércoles pasado la visita consistió más en un intento de la Secretaría de Salud de que las y los periodistas nos percatáramos de lo que el personal y el hospital hacen para atender a quienes padecen COVID-19 grave.

La intención es que fuéramos portavoces de lo que ahí sucede, de lo que médicas y médicos, personal de enfermería y de limpieza siente cuando desarrolla su trabajo por una jornada de ocho horas, ahí dentro.

La experiencia dio resultado. Quienes ingresamos pudimos experimentar la vivencia de vestirse como lo hiciera el personal de salud al principio de la pandemia, con trajes pesados, con varias capas de ropa, impermeables, y equipo incómodo para proteger la cara que es por donde hoy se tiene la seguridad es la entrada que permite introducirse el virus, por boca, nariz y ojos.

“Un buen cubre bocas KN 95 y una careta es suficiente. Hoy se sabe que con protección facial no te contagias”, aseguró el coordinador del área COVID-19 del HGE quien nos guió por el lugar.

Si bien las ruedas de prensa locales nunca se suspendieron, ni los reportes estatales diarios, la agenda la definía la institución. Las preguntas incluso acotadas a “relacionadas con la pandemia, nada político”, se nos dijo en alguna ocasión.

Es por ello que la visita al área COVID-19 del miércoles fue inédita en varios sentidos. El coordinador de esa parte del hospital estuvo dispuesto a responder toda clase de preguntas sin cortapisas, por lo que pudimos preguntar ampliamente sobre múltiples aspectos, incluso sobre las carencias del hospital. Más aún, varias compañeras y compañeros hicieron transmisiones en vivo sin ser cuestionados.

El único límite que se externó fue la confidencialidad de los pacientes. Sin fotos, sin video de sus rostros, ni algún otro rasgo que los identifique. Nada que no esté ya plasmado en los derechos del paciente. Se cuidó la ética periodística y se dio libertad.

Desde el momento de las transmisiones en tiempo real que hacían algunas compañeras y compañeros empezó la crítica de internautas que decían que eso sólo era morbo. Otros más criticaron a la Secretaría de Salud por haber organizado esa visita al área COVID-19 del HGE.

Foto: Silvia Núñez Esquer

El propio responsable de Comunicación social de la institución aclaró en sus redes sociales que fue idea suya y que estaba convencido de que era útil que las y los periodistas transmitieran a la población la necesidad de seguir con los cuidados conocidos para evitar los contagios masivos y el agravamiento de quienes todavía no cuentan con su esquema de vacunación, principalmente las personas jóvenes.

Quienes participamos en el ejercicio no hicimos otra cosa que hacer nuestro trabajo, y la institución lo facilitó. Por ello rescato algunos de los conceptos del manual publicado por la OMS, OPS Y OMS para las Américas, con el cual concordamos totalmente.

“En este documento se procura brindar herramientas para que los periodistas puedan realizar una cobertura responsable de la pandemia y brinda información basada en la evidencia”. Nadie puede constatar la evidencia si no está frente a ella o ante una fuente veraz.

“Los medios de comunicación desempeñan un papel clave en informar a la población de forma clara y comprensible, y en promover comportamientos para que las personas puedan proteger su salud y la de sus seres queridos”. Es por ello que el periodismo se consideró desde el principio de la pandemia como una actividad esencial y lo sigue siendo.

“Los medios de comunicación pueden contribuir a un cambio de comportamientos que ayuden a disminuir la propagación de la enfermedad y a no sobrecargar los servicios de salud, cuya capacidad de atención de urgencias y de cuidados intensivos puede resultar limitada. Los periodistas tienen el poder de contar historias e inspirar a las personas a actuar de manera colectiva. La solidaridad de todas las personas, comunidades y organizaciones es necesaria para superar esta pandemia”.

Manual para periodistas que cubren COVID-19

21/SNE/LGL

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