Ciudad de México.- La Ciudad de México, en conjunto con ONU Mujeres, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Secretaría Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, han presentado la primera guía que reconoce que las infancias, las mujeres y las personas mayores viven situaciones diferenciadas en materia de riesgos, situaciones de emergencia y desastres naturales.
Dentro del protocolo, se hace especial atención a los derechos que tienen mujeres y adolescencias para acceder a la provisión social, especialmente, si se trata de atención a la salud mental y psicosocial y también, a los derechos sexuales y reproductivos.
La GAL señala que es obligación de la capital brindar estos servicios que pueden prevenir muerte, enfermedad y discapacidad a causa de embarazos no deseados, complicaciones obstétricas e incluso, reconoce que los fenómenos perturbadores reproducen la violencia sexual y de género tras la devastación o crisis comunitaria.
De acuerdo con la PNUD, el principal reto que enfrenta este sector es su acceso al agua, saneamiento e higiene, medios de vida, el derecho a la educación y la vivienda, todo esto, después de enfrentar eventos como sismos, inundaciones, tormentas y huracanes que recrudecen la vulnerabilidad y perpetúan la precarización, la violencia de género e incluso, el desplazamiento forzado.
Este protocolo aparece como un histórico, pues la capital no contaba con ningún documento que avalara las asimetrías ante situaciones de emergencia y sus impactos colaterales desde una transversalización de género.
La secretaria de Gestión Integral de Riesgo y Protección Civil de la CDMX reconoció la importancia de este precedente e instó a otros espacios multisectoriales a priorizar la igualdad de género.
«Contar con esta guía es un primer paso para conformar los Planes de Acción Local de cada Alcaldía, y su implementación efectiva requiere sumar voces de diferentes sectores para identificar mecanismos que ayuden a estar mejor preparados como sociedad y ofrecer una respuesta más efectiva ante los diversos fenómenos perturbadores que afrontamos» (PNUD)

¿Qué se puede encontrar en este guía y qué herramientas ofrece a la ciudadanía?
Lo primero que se debe saber es que la Guía de Acción Local para la Gestión de Riesgos con Perspectiva de Género (GAL) está dirigida a cualquier institución, persona que tome decisiones en su comunidad o que tenga interés en el cómo actuar ante circunstancias de riesgos. La guía promete alejarse de metodologías académicas y apostar por un lenguaje concreto y accesible para una mejor lectura.
El contenido identifica que la capital muestra rezago en alguno de los siguientes rubros:
- Discrepancias de escolaridad entre géneros que fomentan la desigualdad
- La falta de acceso a la salud agudiza la vulnerabilidad en crisis
- El hacinamiento incrementa los riesgos ante desastres al dificultar evacuaciones y condiciones sanitarias
- La escasez de agua limita la higiene y preparación para emergencias
- La ausencia de drenaje eleva el riesgo de inundaciones y enfermedades
- La falta de conectividad y tecnología restringe oportunidades de desarrollo y acceso a información crítica.
Estos rezagos se recrudecen en las comunidades donde existe mayor incidencia de personas con discapacidad, de comunidades indígenas, afrodescendientes o cuando la jefa de familia es una mujer, advierte la GAL.

El contenido también cuenta con una serie de mapas de la capital que permite identificar cuáles son las alcaldías que tienen mayores riesgos de desastres naturales con base en sus características geográficas.
Esta recopilación informativa puede fungir como un preventivo vital para las personas que habitan la Ciudad, por ejemplo, la GAL reconoce que en la alcaldía Magdalena Contreras existe una alta incidencia de deslizamientos de laderas.
Este fenómeno pone en riesgo la infraestructura de la comunidad y las redes de servicio, dificultando así, el acceso a puentes, túneles, distribuidores viales, suministros de productos básicos y rutas de evacuación. La población con mayor vulnerabilidad territorial se identifica como las personas de edad avanzada, infancias, mujeres que maternan y personas con alguna limitación o discapacidad.
En varias alcaldías, se identifican problemas con el acceso a servicios de salud, agua y drenaje. Mejorar estos servicios y garantizar su acceso puede disminuir la vulnerabilidad de estas áreas, esto puede implicar la construcción de nueva infraestructura o la mejora de la existente.
Para esto, la GAL advierte que es fundamental que este proceso se desarrolle de acuerdo a las necesidades específicas de las comunidades afectadas. Esto implica llevar a cabo consultas y la participación activa de las comunidades locales para comprender sus requerimientos y prioridades, considerando aspectos culturales, sociales y económicos.

De manera puntual, brinda herramientas para identificar a qué fenómenos las alcaldías están expuestas y cuáles son las poblaciones que el Estado debe proveer a través de estrategias fundamentales, como mejorar el alcantarillado, reforzar los protocolos de atención o proporcionar datos-guías preventivas a quienes no tienen acceso a las tecnologías de la información.
«En el caso de la gestión del riesgo, sabemos que son tres los factores determinantes que interactúan en la consolidación de las problemáticas de riesgo de desastres, a saber: fenómenos perturbadores, la vulnerabilidad y los sistemas esenciales expuestos. Debemos intentar ver cómo interactúan estos factores de riesgo y cuándo intensifican los problemas iniciales de riesgo» (Guía de acción local para la gestión de riesgos con perspectiva de género)

El papel de las mujeres ante emergencias
Entre los hallazgos más interesantes que arrojó la GAL es la división sexual del trabajo cuando se trata de afrontar una situación de crisis. Esta información llega para llenar un vacío informativo del rol de la mujer y cómo, a través del cuidado, abona a mejorar el bienestar comunitario a pesar de que, según la GAL, es el sector que menos puestos de liderazgo tienen en sus comunidades.
- Las mujeres ofrecen más atención y apoyo emocional a las personas sobrevivientes de un desastre
- Las mujeres ayudan en la recuperación a largo plazo más que los hombres, como
- trabajadoras de crisis y servicio humano profesionales
- Las mujeres atienden con mayor incidencia las órdenes de evacuación a diferencia de los hombres, siendo ellas, quienes tienden a advertir a su comunidad vecinal que deben refugiarse en otros espacios.
- Las madres son las primeras en ponerse a salvo en compañía de sus hijas e hijos
- Las mujeres voluntarias desempeñan un papel más importante en la provisión de
- servicios de salud, educación y cuidados;
- Las mujeres son más propensas que los hombres a participar en los esfuerzos de la comunidad para abordar los peligros locales.


La GAL, no solo permite identificar riesgos en las alcaldías, saber dónde hay mayor población de mujeres, personas con discapacidad y en situación de vulnerabilidad, sino que también, demuestra con datos fuertes cómo todo lo que vivimos se encuentra atravesado por el género.
Asimismo, demuestra por qué es prioritario reconocer el papel que todas las personas desempeñan en su comunidad, colocando al centro, el trabajo de cuidados que desempeñan las mujeres ante situaciones de emergencia, convirtiendo a la Guía de acción local para la gestión de riesgos con perspectiva de género en un documento de consulta necesario por el reconocimiento del trabajo doméstico – de cuidados no remunerado.
«Es crucial integrar la perspectiva de género en la identificación y priorización de los riesgos. Esto implica considerar cómo los riesgos pueden afectar de manera diferente a las personas de diferentes géneros, así como diferentes factores sociales. Se deben buscar y utilizar datos desagregados por género, etnia, capacidades, edad y situación socioeconómica, entre otras variabilidades sociales según cada contexto siempre que sea posible. Además, es importante involucrar activamente a voces diversas en la toma de decisiones para garantizar que las estrategias de mitigación y adaptación respondan a las necesidades de todas las identidades de género presentes en la comunidad.»
–Guía de acción local para la gestión de riesgos con perspectiva de género
Consulta el documento completo aquí.