Ciudad de México.- La victoria de Claudia Sheinbaum el pasado 2 de junio, más allá del debate político, trajo consigo una serie de transformaciones estructurales internas pero también, su participación política podría tener repercusiones colaterales con los países vecinos del norte donde el tiempo de las mujeres parece dar una escalada para romper brechas y romper el paradigma que abra un abanico de oportunidades.
La conquista presidencial de Sheinbaum en uno de los países más poderosos de la región, bien podría instar a un cambio de paradigma donde más entidades perfilen a las mujeres en los puestos de decisión, una apuesta que, parece, siguen muy de cerca los Estados Unidos.
Hoy Kamala Harris posee una ligera ventaja porcentual sobre Donald Trump, según anunció una encuesta de Reuters publicada esta semana. Asimismo, la demócrata posee un respaldo político muy poderoso por parte de diversos estados fronterizos y hasta mil 986 delegados que apoyan su camino a la presidencia.
Aunque aún no hay una resolución clara sobre el panorama estadounidense que aún tiene un par de meses antes de las votaciones, la única certeza, es que un escenario histórico podría estarse gestando en Norteamérica y donde Claudia Sheinbaum permanece como la pieza primaria de las mujeres al poder en nuestra región.

Kamala Harris y Sheinbaum: ¿La transformación de Norteamérica?
Para comprender el panorama y hasta dónde trasciende la representación de las mujeres para instar a la revolución colectiva, Cimacnoticias entrevistó a la internacionalista Arlene Ramírez quien refiere un apunte importante: La relevancia de las mujeres al poder sólo se consolidará si sus acciones poseen una perspectiva de derechos humanos y de género.
La especialista reconoce que Sheinbaum es punta de lanza en México y en Latinoamérica; más allá de la empatía que se tenga sobre la 4T, la existencia de mujeres en la toma de decisiones es un fenómeno revolucionario.
Sin embargo, ¿qué tanta injerencia podría tener la llegada de Sheinbaum para producir un cambio en el escenario político norteamericano?
Recordemos que Kamala Harris fue una de las primeras figuras políticas internacionales en estrechar sus felicitaciones a Claudia Sheinbaum. Por su parte, la mandataria mexicana también ha mostrado empatía por su par, señalando que la existencia de mujeres en el poder es algo que «siempre da gusto».

En el escenario político internacional norteamericano, Claudia Sheinbaum por sí misma, ya representa un avance importante en materia de género, sin embargo, es difícil suponer que esta agenda en México pueda impactar en el vecino del norte; no porque la representación no sea lo suficientemente importante, sino porque el Estado estadounidense tiene un arraigo profundamente patriarcal y colonialista.
Al preguntarle a Arlene Ramírez sobre el poder de Sheinbaum para promover mayor participación política para otras mujeres en la región, ella explica que en Estados Unidos o Canadá ya se han tenido anteriormente candidatas importantes, refiriendo particularmente a Hillary Clinton, sin embargo, la problemática va más allá.
«Compartimos un conservadurismo que ha quedado ligeramente superado (en México) con Sheinbaum, pero Estados Unidos sigue siendo una sociedad protestante y puritana que difícilmente tendrá una cultura o un cambio cultural lo suficientemente importante para cambiar la visión de las mujeres en el poder»
Esto último, recuerda a una de las declaraciones más violentas de Donald Trump y que tuvo lugar en 2020, cuando el mandatario republicano dijo que no permitiría que Kamala Harris llegara a la presidencia de los Estados Unidos, «especialmente por ser mujer».
Otra pelea importante que libra la demócrata es el asunto racial; la política estadounidense aún posee una carga colonial que, mezclada con la misoginia, resulta en un catalizador para la violencia y la obstrucción de mujeres racializadas al poder.
Para Arlene Ramírez, resulta casi imposible que los Estados Unidos atraviesen por un cambio sistémico que apueste por la perspectiva de género y lo es aún más, si se trata de abrir espacio a mujeres no blancas o pertenecientes a una minoría racial.
Asimismo, la especialista explica en entrevista que si bien es interesante abordar la figura de Sheinbaum como una mujer que abre camino en Norteamérica y que, sin duda, su presencia es un precedente importantísimo en la historia, la fórmula estará en la implementación de políticas públicas de corte feminista y de género; una batalla que cada país deberá luchar contra su propio sistema.
De manera concreta, podemos señalar que, si bien la representatividad de mujeres como Sheinbaum es vitalicia para cambiar el paradigma político internacional, la transformación en la región sólo comenzará a avanzar cuando la equidad de género y los derechos de las mujeres se pongan al centro de la agenda de los países; no sólo se necesitan más candidatas, sino la abolición de sistemas de opresión como el pacto patriarcal en la política, el racismo, la violencia de género, el sexismo y el conservadurismo derechista que se mantiene profundamente enraizado a los Estados norteamericanos.
«Creo que una de las cosas que tendrán que ocurrir en Estados Unidos es empezar a ver la equidad de género, no sólo la perspectiva y la igualdad de oportunidades en todos los frentes para que tener una mujer presidenta en nuestros países signifique y trascienda en algo.» (Arlene Ramírez, internacionalista).