«¡Por fin las mujeres estamos al frente del país!, ¡qué felicidad», dijo la maestra Ifigenia Martínez mientras salía de la segunda reunión plenaria de diputados de Morena el pasado 28 de agosto y hoy será considerada la mujer que transformó la política mexicana y le abrió la puerta a más mujeres, como Sheinbaum Pardo, actual presidenta de México.
La vida de esta política de izquierda giró alrededor de los cambios sociales del país y ante la injusticia paritaria, convirtió la lucha de las mujeres y la representación política en el vehículo de su resistencia. Tras más de medio siglo combatiendo el machismo de la esfera política, su anhelo se materializó; Ifigenia Martínez presenció el ascenso de la primera mujer presidenta de México.
Pero para llegar a este momento cumbre de la investidura de Claudia Sheinbaum, mujeres como Ifigenia Martínez comenzaron a ocupar escaños y a pelear por sus convicciones con décadas de antelación; la existencia de la maestra Martínez erosionó al sistema androcentrista de la vieja política mexicana e incómodo al gremio economista.
Lo que hoy podría parecer cotidiano, como estudiar en la Facultad de Economía u ocupar alguna dirección universitaria, para Ifigenia Martínez fue una batalla conquistada que merece ser nombrada.

Medio siglo de lucha: Sufragismo, lucha y representación política
Cuando Ifigenia Martínez nació, las mujeres mexicanas aún no podían votar, ni gozaban del derecho a ser votadas. Para el Estado, la figura de las mujeres carecía de valor electoral lo que permite dimensionar el poder de transformación que ha atravesado a nuestro país los últimos 90 años; mismos años, en los que la maestra Martínez llegó para cambiar el panorama político.
Siendo muy joven, comenzó a cuestionar el por qué no podía ejercer su derecho al voto y rápidamente, se unió a las filas de las sufragistas para consagrar el voto femenino en nuestro país, según han dado a conocer las hijas y nietos de la maestra Martínez.
Resulta extraordinaria la lista interminable de acciones e historias que Ifigenia Martínez representa. Cofundadora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); primera mexicana en obtener una maestría en economía por Harvard; diputada federal en 4 ocasiones; pieza clave en la creación del PRD; directora de la Escuela Nacional de Economía; madre, abuela, investigadora, escritora, correctora en El Universal, luchadora social, férrea opositora del gobierno de Díaz Ordaz, crisis económicas, políticas, guerras y movimientos sociales.
Concluyentemente, un sinfín de acontecimientos donde una mujer, Ifigenia Martínez, ocupó la primera fila.
Con una historia de vida tan poderosa y su visionaria habilidad política – económica de haber diseñado el primer trabajo de distribución del ingreso y desarrollo (en la historia de nuestro país) durante los años 60s, Ifigenia Martínez pudo proyectar su carrera a la presidencia del poder ejecutivo; situación que nunca llegó por motivos sociales, políticos y culturales varios.
Es 2024 y Sheinbaum continúa enfrentándose a señalamientos machistas que la comparan, sobajan y nombran «sirvienta»; hace 60 años, la idea de una mujer presidenta como Ifigenia Martínez pudo parecer irrisoria, no sólo para la población civil, sino también, para la vieja usanza priísta que dominaba el escenario político en nuestro país.

Aún con todo, la maestra Martínez encontró la manera de resistir, de llevar la batuta de la izquierda junto a sus pares como Cuauhtémoc Cárdenas y de aferrarse a su escaño.
Su activa participación política fue un revés para el sistema patriarcal, junto a ella, se une el robustecimiento de los movimientos feministas de izquierda en los años 70s y la lucha de más mujeres que llegaron después de ella, como la primera diputada federal Aurora Jiménez, Alicia Arrellano Tapia, María Lavalle, la regidora regia Margarita García o la mexiquense Remedios Albertina Ezeta.
Todo esto, para que hoy las niñas de México puedan pronunciar «presidenta» con «A»
Sheinbaum e Ifigenia Martínez
El pasado 2 de junio, la presidenta Claudia Sheinbaum emitió su voto proponiendo a Ifigenia Martínez; un voto simbólico que representó lo estrechez de la relación entre ambas políticas y la admiración de la presidenta a la líder de izquierda, la maestra Martínez.
Asimismo, Ifigenia Martínez refirió a su familia lo mucho que anhelaba asistir a la investidura de Sheinbaum, una culminación de su carrera política y de su lucha por la emancipación de las mujeres. Esto último, lo refirió la presidenta en su mañanera del día de hoy, donde acotó que la maestra Martínez insistió a sus nietos e hijas llevarla al Congreso para el evento.

Ifigenia Martínez fue uno de los bastiones más poderosos de Morena y del presidente López Obrador, pues lo acompañó desde sus inicios y mantuvo una relación estrecha con el mandatario, consecuentemente, también con la morenista, Claudia Sheinbaum quien en más de una ocasión ha referido la profunda admiración que siente por la maestra Martínez llamándola «una mujer extraordinaria e inspiración para todas».
El descenso de Ifigenia Martínez representa un vacío importante en la política de nuestro país, pero también, para todas las mujeres que hoy, pueden transitar los caminos que la maestra Martínez tuvo que arar.