Ciudad de México.- En 2017, Melani Ibarra fue víctima de violencia feminicida por parte de José Luis N, su entonces esposo y quien ocupaba una plaza como teniente en la Fuerza Aérea Mexicana. A siete años de los hechos ocurridos, su familia pide justicia y verdad ante la jueza que lleva el caso, porque «se ha cometido encubrimiento», en un pacto patriarcal que involucra no solo al presunto agresor sino a la institución castrense para la cual laboraba y un sistema judicial que no ha detenido en sus intentos de revictimizar.
En abril de 2024, la jueza Evelina Ramírez Venegas inició el juicio oral; sin embargo, en su actuar se han encontrado irregularidades y una presunta imparcialidad a causa de su relación con la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa), acusan la madre y padre de Melani, quienes exigen que actúe con imparcialidad y perspectiva de género antes de dictaminar el fallo.
Hay que resaltar que solo de enero a junio del presente año, 9 mujeres han sido víctimas de feminicidio en Guerrero, siendo Acapulco de Juárez, una de las entidades con mayor violencia en razón de género –y la más peligrosa del estado-, de acuerdo a datos del Secretariado Ejecutivo. Asimismo, esta entidad acumula dos Alertas de Violencia de Género; una por violencia feminicida y la segunda por agravio comparado.
El año del feminicidio de Melani, Guerrero atravesó por una crisis de feminicidios alcanzando una cifra de 149 feminicidios, en el 94% de los casos, cometidos por sus parejas sentimentales, según documenta el expediente hemerográfico del medio guerrerense El Sur.
El caso de Melani es un cúmulo de irregularidades, donde reluce la inacción de las autoridades estatales y una presunta colusión de la Secretaría de la Defensa Nacional en favor del presunto agresor, según denuncia la familia Ibarra, porque se ha obstaculizado el proceso y defendido de manera exitosa al presunto feminicida a través de compadrazgos; no hay doble discurso al señalar que existe una íntima relación entre las fuerzas armadas y la violencia de género, de acuerdo con cifras oficiales, se apunta lo siguiente:
- De 2006 a 2021 se registraron 582 denuncias al interior de esta institución por agresiones sexuales
- Entre enero de 2012 y julio de 2019, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos apuntó 4 mil 841 quejas por abuso militar por parte de las fuerzas armadas
- La Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (Enpol, 2021) reveló que, en las detenciones de mujeres, las instituciones que ejercen mayor violencia son la Marina (86.4%) y la Sedena (77.4%)
- Hasta el 4 de julio de 2023, el número de expedientes de investigación de la Guardia Nacional ascendió a 11 mil 186.
El feminicidio de Melani y su encubrimiento
En entrevista con Cimacnoticias, Iván Ibarra, padre de Melani abre la conversación nombrando a su hija: Sobresaliente. Según narra, desde pequeña se dedicó a arreglar ropa para sus muñecas y más tarde comenzó a transformar prendas para vender, como la vez que convirtió un pantalón de mezclilla en un bolso de mano.
Lo que caracterizaba a Melani era su preocupación por el bienestar de sus tres hermanos y la realización de una carrera profesional, por eso comenzó a estudiar ingeniería en minas.
En 2015 conoció a José Luis Martínez Rodríguez, quien trabajaba como piloto aviador en la fuerza aérea de Hermosillo, Sonora, con el grado de teniente. Ambos formalizaron su relación hasta que un día le propuso matrimonio y pidió formalizar su compromiso antes sus padres.
Fue así que se casaron en 2016 en la casa de Melani y se mudaron a Acapulco, Guerrero, donde rentaron un departamento en la unidad habitacional Canta Luna, en la Colonia del Pedregoso. Esto se dio luego de que José Luis obtuviera un ascenso que provocó la deserción académica de Melani y una mudanza lejos de su seno familiar.
Mientras él trabajaba, Melani se dedicó al cuidado de la casa y a procurar a su esposo e hijo. Según comparte su padre, en menos de un año la actitud de José Luis cambió con su hija. A través de llamadas telefónicas, ella le confesó que la personalidad de su esposo se había tornado explosiva y que ejercía violencia verbal, que meses después, escaló a violencia física.
En tres ocasiones y aún estando embarazada, sus vecinos la llevaron al hospital de la base militar de Acapulco para recibir atención médica a causa de las agresiones cometidas por José Luis, sin embargo, a pesar del registro médico, dicha institución nunca dio aviso a las autoridades correspondientes. Iván Ibarra explica que su hija le atribuía esta violencia al estrés laboral de José Luis.
La madrugada del 28 de noviembre del 2017, Melani y José Luis estaban en la recámara principal de su departamento cuando comenzaron a discutir, según contaron sus vecinos. La discusión subió de tono hasta llegar al feminicidio. Después se simuló una presunta caída accidental del primer piso de los edificios donde vivían.
Aproximadamente a las 5 de la madrugada, los padres de Melani recibieron una llamada de José Luis, quien les informó que su hija había muerto a causa de una caída cuando bajaba por el biberón de su bebé de cuatro meses de edad. Las sospechas sobre un posible caso de feminicidio llegaron hasta que la madre de Melani recordó que su hija amamantaba y no hacía uso de ningún biberón; acto que presenció apenas un par de meses atrás.
Entre todos sus familiares pagaron dos vuelos a Acapulco y llegaron a la Fiscalía General del Estado de Guerrero. Ahí encontraron a José Luis con dos abogados de la fuerza aérea y les notificó que la última voluntad de Melani fue que la cremaran a lo que ellos se negaron.
Para ese momento, familiares de Melani, afirman que trataron de borrar toda la evidencia impidiendo que las autoridades ingresaran a su casa para verificar los hechos.
Gracias a un movimiento rápido, la familia Ibarra logró recuperar el cuerpo de Melani y trasladarla a Hermosillo, Sonora.
Es importante señalar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 2015, emitió un fallo histórico conocido por el caso del feminicidio de “Mariana Lima Buendía”, a partir de la cual se ordenó investigar todas las muertes violentas de mujeres en el país como feminicidio y juzgar con perspectiva de género.
El juicio oral y las irregularidades en el caso
Para interponer una denuncia, Iván, el padre de Melani, tuvo que viajar hasta la Unidad de Investigación Núm. 1 en Sector Jardín de la Fiscalía del Estado de Guerrero. Posteriormente, la carpeta de investigación fue remitida a Marisol Urban Cruz, fiscal especializada en homicidios dolosos en agravio de mujeres y demás personas con preferencias sexuales por identidad o expresión de género, por incompetencia del Ministerio Publico. Durante las averiguaciones pertinentes, se realizaron tres necropsias, la última dio fe de que su hija murió por una fractura del hueso hioides producto de estrangulamiento; prueba fehaciente de su feminicidio.
En enero de 2023, detuvieron de manera preventiva a José Luis y hasta inicios de este año se ha iniciado el juicio oral en el Juzgado de enjuiciamiento penal de Acapulco a cargo de Evelina Ramírez Venegas.
El proceso se llevó a cabo mediante irregularidades. La jueza desestimó fotografías que podían acreditar el delito, porque evidenciaban la agresión acontecida pero esta prueba terminó desechada por Ramírez Venegas.
También se descartó una serie de capturas de pantalla donde se mostraba la violencia verbal y psicológica que José Luis ejerció contra Melani, asimismo, se descartó la palabra de 3 vecinos quienes atestiguaron de manera reiterada la violencia que vivía la joven, en añadidura, tampoco se tomó en cuenta que la posición del cuerpo de la víctima en las escaleras no era orgánica se desechó un certificado médico de cuando fue hospitalizada en el hospital de la fuerza aérea por violencia física.
En este último documento se describió que Melani fue ingresada con 15 semanas de gestación.
En cambio, la defensa, solventada por el Ejército Mexicano, usó el mismo certificado para justificar que Melani se encontraba en estado inconveniente al modificar el ingreso con un “sí aliento alcohólico”, de ella. Además de que la institución no dio aviso a las autoridades, puesto que las lesiones no “ponían en riesgo su vida y tardarían 15 días en quitarse”, es importante referir que en ningún momento se hizo alusión al riesgo latente para el bebé.
El 3 de junio de este año, Iván brindó testimonio ante las autoridades y cuando se abordó la prueba del certificado, intentó explicarle a la jueza Evelina Ramírez Venegas que había sido alterado. En cambio, se le ordenó que se limitara a contestar “sí o no”, de lo contrario sería sancionado.
Durante el juicio oral los padres de Melani se enfrentaron a llamadas de atención y revictimización; preguntas que no tenían relación con su testimonio como por ejemplo, el número de folio del acta de nacimiento y el nombre del juez que firmó el acta de matrimonio de su hija.
Han desestimado peritajes de expertas que acreditaron el círculo de la violencia en el que vivía Melani e incluso, las autoridades judiciales se han negado a tomar en cuenta el tercer dictamen de necropsia que realizó un equipo multidisciplinario donde se demuestra la fractura del hueso hioides por estrangulamiento.
La defensa de Melani, ha señalado presuntos vínculos de carácter personal con el presunto feminicida.
Las secuelas en el caso de Melani
“No, no fue justo para nosotros porque esa forma de morir, pues no la asimila uno” dijo Iván Ibarra respecto al feminicidio de su hija. Según narra, su hogar se vino abajo, pues hasta la actualidad no se habla de otra cosa más que de los casi 7 años de impunidad. Es un momento que aún no han superado, sobre todo la forma en la que ocurrió su muerte.
Tras el feminicidio de Melani, la precarización de la familia Ibarra se ha recrudecido y en la lucha por mantener avivado el caso, han vendido sus autos y pedido préstamos con el objeto de solventar los viajes, hospedaje y viáticos que implica trasladarse de Hermosillo a la ciudad de Acapulco.
El último viaje realizado fue este año, luego de que la Fiscalía del Estado de Guerrero se ofreciera a pagar los boletos de avión para su traslado, porque tenían que ir a dar sus testimonios.
Aunado a la precarización, Iván Ibarra refiere que la amenaza también se ha hecho presente a lo largo de estos años, pues en dos ocasiones un grupo de hombres desconocidos arribaron a su casa para exigirle a la familia que retirara la denuncia si querían volver a ver al hijo de Melani, a quien no han visto en todo este tiempo. Respecto al Ejército Mexicano, nunca hubo comunicación.
Aunque el juicio está por concluir, Iván y su esposa solicitan a la jueza Evelina Ramírez Venegas, actúe con perspectiva de género en la valoración de las pruebas y al determinar la sentencia; que reconozca la violencia feminicida, así como la relación de poder -económica, de subordinación y poder- que José Luis ejerció contra de Melani a través del recurso de la Sedena que, desde diferentes espacios, ha actuado desde la colusión para redimir a un trabajador castrense.
Hasta el cierre de esta edición, el área de comunicación de la Defensa, no dio respuesta a la solicitud de esta agencia de noticias para emitir alguna comunicación sobre estas imputaciones que se le hacen a uno de sus elementos.