Ciudad de México.- Desde que inició el pontificado del Papa Francisco en 2013, más mujeres se han instalado en puestos de poder dentro de la Sede Santa y el Estado de la Ciudad del Vaticano, ejemplo de ello es el reciente nombramiento de Sor Raffaellan Petrini como Presidenta de la Gobernación; sin embargo, estas acciones no son suficientes para desmontar estructuras patriarcales arraigadas a la institución.
De acuerdo con Vatican News, en la Sede Santa hay 812 trabajadoras y 3 mil 114 trabajadores; asimismo en la Ciudad del Vaticano se encuentran 353 empleadas. En total, las mujeres dentro de la Iglesia y el Estado alcanzó la cifra de mil 165 pasando a representar 19.2% (846 mujeres) al 23.4% entre 2013 y 2023.
En la escala de los diez niveles utilizada en el Vaticano, en 2022 el 43% de ellas estaban en los niveles sexto y séptimo trabajando en profesiones donde se requiere un título académico. No obstante, también se encontraron mujeres que han alcanzado puestos de responsabilidad que van más allá del último nivel.
Para 2023, 5 mujeres ocupaban el rango de subsecretarías y 1 de secretaría de un Dicasterio (ministerios del Vaticano). Ambos representan el tercer y segundo nivel de dirección respectivamente que son nombrados directamente por el Papa en turno y forman parte del equipo directivo junto con el Prefecto que lidera todos los Dicasterios.
Aunque los nombramientos de mujeres en altos cargos comenzó con el pontificado de Pablo VI, fue gracias a la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium de 2022 que se abrieron las posibilidades de dirigir un Dicasterio y convertirse en Prefectas. Ámbito antes reservado para cardenales y arzobispos.
De esta manera, el pasado 6 de enero de 2025, Sor Simona Brambilla marcó un hito en la historia de la Iglesia al convertirse en la primera mujer en dirigir un Dicasterio del Vaticano. El Papa Francisco la designó como Prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Respecto al Estado de la Ciudad del Vaticano, la situación ha crecido con mayor lentitud que en la Iglesia. Actualente solo el 19% de las trabajadoras son mujeres. En más de 10 años, el Papa Francisco nombró a dos mujeres en altos cargos, la primera fue a Barbara Jetta como directora de los Museos Vaticanos en 2016 y más tarde a Raffaella Petrini como secretaria general del Governatorato puesto que desempeñaban los obispos.
Raffaella Petrini nació el 15 de enero de 1969. Es licenciada en Ciencias Políticas en la Libre Universidad Internacional de Estudios Guido Carli y doctora en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino. Actualmente es miembro de las Hermanas Franciscanas de la Eucaristía y funcionaria de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos desde el 2005.
Ahora, Raffaella Petrini fue nombrada como Presidenta de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Presidenta de la Gobernación, por lo que podrá tener injerencia en el gobierno civil y al mismo tiempo desempeñar funciones en la Santa Sede.
El pacto patriarcal en la Iglesia
Pese a la inclusión de mujeres en puestos de liderazgo, lo cierto es que el Vaticano continúa perpetuando un pacto patriarcal en que además de dejarlas fuera de la toma de desiciones,
En 1975 se realizó el primer encuentro de teología feminista en México para reflexionar el papel de las mujeres dentro de la religión. Sin embargo, no fue hasta 1980 en la reunión en Brasil que se nombró la opresión que viven como la concepción de las mujeres de entes subordinados y sensibles, mientras que los hombres eran concebidos como racionales, revolucionarios y líderes del mundo.
Además, no se puede olvidar las violaciones a derechos humanos contra ellas y la niñez. Casos como el de las monjas Gloria Branciani y Mirjam Kivac -victimas de abuso sexual, psicológico, de conciencia y de poder por parte del ex jesuita Marko Iván Rupnik- permanecen impunes, pues su agresor solo fue expulsado de la institución, pero continúa siendo sacerdote en Eslovenia.
Cuando Gloria Branciani intentó defenderse, su agresor le dijo que al negarse a las peticiones sexuales ya no iba a poder crecer espiritualmente por no ser “confiable ante el Señor” lo que se traduce a una clara amenaza desde una posición de poder. La misma historia vivió Mirjam Kovac junto a las 42 hermanas que estaban a cargo de Marko Iván Rupnik.
Anteriormente, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ya había recibido una denuncia contra Marko Iván Rupnik por abuso sexual en contra de monjas de la comunidad de Loyola de Ljunljana, en Eslovenia. Sin embargo, fue interceptada por el ex Santo Oficio quien cerró el caso porque “los hechos ya habían sido prescritos”.
El encubrimiento y protección entre hombres se ha extendido incluso en casos de abuso sexual contra niños. Un claro ejemplo es Benedicto XVI o Joseph Ratzinger quien encubrió a abusadores como Peter Hullerman, James Moriarty o Stephen Kiesle, todos acusados de abuso sexual onpederastia.
Personas como el cardenal Julián Herranz y el predicador Raniero Cantalamessa defendieron la decisión de Joseph Ratzinger y argumentaron que se trataba de una campaña en contra del Benedicto XVI por estar en contra del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Casos emblemáticos como el del sacerdote Marcial Maciel en México, acusado de haber cometido una serie de abusos sexuales contra varios miembros de la congregación y estudiantes, no han conseguido justicia. Se afirma que estos abusos iniciaron entre 1940 a 1997. Esto significa que, cuando Juan Pablo II visitó el país en compañía de Maciel entre 1979, 1990 y 1993, muchos de estos abusos ya habían sido cometidos.
La amplia cadena de encubrimientos, no ha transformado la estructura de la Iglesia Católica, la cual sigue estando encabezada por cómplices de agresores. Asimismo, por más que se integren mujeres a puestos de poder y liderazgo, la ejecución y el encubrimiento de abusos sexuales se ha perpetuado un pacto patriarcal y violencia machista contra ellas.