Ciudad de México.- La crisis de derechos humanos en Puerto Príncipe, capital de Haití, representa una grave amenaza, especialmente para niños, niñas y adolescentes, quienes viven en constante peligro debido a la falta de protección por parte de las autoridades. En su informe “Soy una niña, ¿por qué me ha pasado esto?”, Amnistía Internacional expuso el abandono institucional que sufren estos sectores vulnerables de la población.
El informe denuncia la violencia sexual ejercida contra niñas y adolescentes durante los ataques a barrios y la toma de territorios por parte de grupos criminales. A diario, enfrentan acoso callejero, violaciones, persecuciones y explotación sexual, ataques que ocurren a gran escala y que evidencian la grave crisis de seguridad y derechos humanos en el país.
Con base a 18 casos documentados de niñas que fueron violadas y sometidas a otras formas de violencia sexual por miembros de bandas criminales, podemos observar el panorama hostil de lo que significa ser mujer dentro del territorio haitiano. En 10 casos, las niñas fueron sometidas a violación colectiva, 2 casos de ellos suscitados dentro de en centros para personas desplazadas tras huir de su hogar debido a la violencia de las bandas criminales y 9 casos, se denunció secuestró.
La violencia sexual contra las niñas y adolescentes trae múltiples consecuencias devastadoras. Varias de las niñas a las que entrevistó Amnistía Internacional afirmaron haber contraído infecciones de transmisión sexual como consecuencia de las violaciones, y aseguraron que los embarazos no deseados las habían expuesto a graves riesgos para su salud, incluidas complicaciones obstétricas.
Cabe recalcar que el aborto continúa siendo un derecho prohibido para las mujeres en haití, por lo que las adolescentes que quedan embarazadas a causa de una violación, tienden a recurrir a metodos inseguros para la interrupción gestacional poniendo en grave riesgo su integridad. De acuerdo con la organización Solidaridad de las Mujeres Haitianas, mueren 529 mujeres por cada 100.000 nacimientos, la mayoría tras un aborto en malas condiciones.
Además, el estigma asociado a la violencia sexual representa otro desafío para las niñas. En muchos casos, enfrentan el rechazo tanto de sus familias como de su comunidad, lo que las deja en completa desprotección. Esta vulnerabilidad las expone aún más al riesgo de ser captadas por los mismos grupos delictivos, perpetuando así un ciclo de violencia.
En una entrevista realizada por Amnistía Internacional, una niña de 16 años relató que vivía en una zona bajo el control de 5 Segon, tras enfrentarse junto con su hijo a escasez de alimentos, inició en el comercio sexual con miembros de bandas criminales “No tengo elección,Te ven y te dicen: ‘Vamos’. Si te niegas, te golpean con un arma. Lo he intentado. Podrían dispararme cualquier día. Me agarran y me patean. Unos pagan; otros no”,añadió
Sin embargo, la mayoría de las niñas víctimas de violación señalaron no poder identificar las bandas criminales a las que pertenecían sus agresores. Otras, al saber qué banda controlaba la zona, podían vincular a sus agresores con determinados grupos. Algunas de las bandas criminales identificadas por la organización son: 400 Mawozo, Grand Ravine, 5 Segon y posiblemente Chien Méchan.
Reclutamiento de niñas, niños y adolescentes
Entre mayo y octubre de 2024, Amnistía Internacional documentó el caso de al menos 14 niñas y niños reclutados por bandas criminales. Estas organizaciones los explotaban de diversas maneras, utilizándolos para espiar a grupos rivales y a la policía, hacer repartos, realizar tareas domésticas, trabajar en la construcción y reparar vehículos.
Los menores entrevistados por la organización describieron la imposibilidad de escapar de estos entornos de violencia, debido a la falta de acceso a alimentos y recursos, así como al miedo constante a las bandas delictivas, la policía y, en algunos casos, incluso a miembros de su propia comunidad. Esta situación evidencia el abandono absoluto de la infancia en el país.
En un intento del gobierno de Haití y de la ONU por frenar esta problemática, se buscó implementar vías de traslado y cuidado para las niñas y niños del país, no obstante ante un panorama de inseguridad, inestabilidad política y por ende escasez de recursos no se ha logrado llevar a cabo un proceso de desmovilización y reintegración integra
El Centro de Reeducación de Menores en Conflicto con la Ley (CERMICOL), encargados de servir como centro de rehabilitación para niños acogidos por las autoridades, con el supuesto propósito de brindarles educación, formación profesional y otras ayudas mientras un juez revisa su situación. Sin embargo, se encuentra al cuádruple de su capacidad, además de que hay una nula separación entre adultos, niñas y niños, factor prohibido por el derecho y las normas internacionales.
Acceso a la justicia
El poder obtener justicia dentro de Haití, es algo impensable. El panorama violento que enfrenta el país desde hace décadas pone en plena vulnerabilidad al acceso a una vida digna de sus habitantes. A partir de 2021, tras el magnicidio del presidente Jovenel Moïse, que ha generando el fortalecimiento de bandas criminales que hoy dominan parte significativa del territorio han hecho que la impunidad sea la norma.
De acuerdo con información de Human Rignt Watch, las autoridades haitianas han desfalcado las instituciones estatales encargadas de proporcionar servicios esenciales y de proteger los derechos humanos. Pese al intento del gobierno en transición de garantizar un mejor acceso de las víctimas a la justicia, altos funcionarios del gobierno han afirmado que el gobierno carece de los recursos adecuados.
La organización resalta la necesidad de restablecer condiciones básicas de seguridad es esencial para combatir la violencia sexual. Pese a que la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Haití ha estado apoyando la formación de unidades judiciales especializadas para investigar y procesar a los responsables de delitos graves, incluyendo la violencia sexual,; sin embargo el gobierno en transición no las ha establecido oficialmente.
La precariedad de recursos, la inoperancia de las autoridades y la violencia incesante han hecho de Haití una zona en donde las mujeres, niñas y adolescentes sufren un constante peligro y abandono institucional. Hasta septiembre del 2024, Naciones Unidas sólo había recibido el 17% de los 16 millones de dólares necesarios para garantizar el acceso a servicios esenciales para niñas y mujeres por lo que el apoyo de las organizaciones por construir un futuro próspero, sigue siendo insuficiente.