Inicio Agenda22 años de la muerte de Nina Simone: música, causa antirracista y emancipación

22 años de la muerte de Nina Simone: música, causa antirracista y emancipación

Por Arantza Díaz

Ciudad de México.- Eunice Kathleen Waymon nació un 21 de febrero de 1933 con la increíble capacidad de tocar prácticamente cualquier instrumento a oído; una sensibilidad que la llevaría a conquistar el mundo a través del soul. Eunice, quien más tarde adoptaría el nombre Nina Simone, murió un 21 de abril del 2005 y a dos décadas de su fallecimiento, celebramos su vida y festejamos el hechizo que lanzó sobre su música; una música encantadora y revolucionaria que le valdría el apodo de «La suma sacerdotisa del soul».

Probablemente una de las banderas más claras para nombrar a Nina es la lucha que emprendió en contra de la segregación racial de los Estados Unidos, misma, que pretendió -en mas de una ocasión- alejarla del camino de la música. Según escribe en su autobiografía, la primera vez que fue consciente de que algo no estaba bien fue a sus 12 años.

En aquel entonces, Eunice fue invitada para un recital en su escuela, tendría un momento de solista para demostrar sus habilidades en el piano. En aquel entonces, los Estados Unidos se regían bajo el principio del «separados pero iguales», una norma vigente hasta 1954 que segregaba a la población afro; sí podían ocupar espacios públicos, pero sólo ciertas áreas, por ejemplo, en los restaurantes, en el tren o en las banquetas.


La familia de Eunice llegó a la escuela con antelación, pues estaban convencidos de que su hija había sido bendecida con «el don de la música». Sin embargo, poco antes de que Eunice diera su espectáculo, las autoridades escolares les pidieron abandonar las primeras filas y les enviaron a la zona de «colored people» (personas de color). Eunice, teniendo apenas 12 años, presenció el hecho y se negó a tocar una sola nota hasta que regresaran a sus papás a sus asientos.

Este episodio representa un parteaguas en la vida de Nina Simone. Una advertencia de que no sólo enfrentaría un sistema patriarcal, sino también, racial.

Años más tarde, en 1961 -cuando aún existía la norma de segregación racial-, Nina Simone decidió empacar sus cosas y viajar a Filadelfia, donde se encontraba el Instituto Curtis, Y es que, su familia y ella se habían quedado sin fondos para costear su educación en la Academia Julia donde estudiaba, por ello, luchar por la beca en el Instituto Curtis podría ser la moneda al aire que decidiera el éxito en su carrera.

Pasó todos los examenes y el jurado quedó atónito por las piezas que presentó Nina Simone quien estaba segura de haber ganado su lugar en el instituto. Sin embargo, días más tarde le enviaron una carta donde rechazaron darle un lugar. Nunca le especificaron el motivo, cerrandole la puerta de forma definitiva por «determinadas circunstancias»

En su autobiografía Nina Simone escribe: «Fue un golpe de racismo enorme, nunca pude recuperarme de aquello».

A partir de aquí, empezó una pelea contra el mundo; un mundo que le incomodaba la presencia de una mujer negra componiendo y creando piezas afiladas mejores que las de cualquier otro contemporáneo blanco aclamado por la crítica.

De hechizos, lucha social y bisexualidad: La «Niña» Simone

Eunice enfrentó una amplia desilusión con la imposibilidad de continuar sus estudios, para ella, resultaba evidente que el sistema racial no le permitiría alcanzar sus sueños aún, con todo el talento en las manos. Las deudas comenzaron a ahorcar a la familia de Eunice y derivado de ello, decidió buscar trabajo en algunos bares nocturnos donde ofrecía sus servicios como pianista.


En 1954 fue contratada en el Midtown Bar and Grill de Pacific Avenue de Atlantic City, Nueva Jersey. Ahí, el dueño le pidió que también cantara, una idea que desagradó por completo a Eunice pues su sueño era convertirse en la primera pianista negra de los Estados Unidos, no en cantante, sin embargo, la necesidad apremiaba y aceptó el trabajo.
Le tomó sólo un par de presentaciones para que toda Nueva Jersey supiera que en la ciudad existía una de las voces más míticas y contrastantes. Los profundos y ricos tonos vocales que alcanzaba Eunice, en combinación con su extraordinaria habilidad para el piano, la catapultaron a la fama popular y como requería un seudónimo tomó inspiración de la palabra en español «Niña» -como le decía su entonces pareja, un hombre de origen hispano- y la poderosa actriz Simone Signoret, como resultado, una noche nació Nina Simone.


Teniendo sólo 24 años la industria discográfica luchaba por firmarla y así empezaría a ser representada por distintos sellos de disqueras hasta que en los 60s encontró a In Concert y con ellos, lanzó uno de los LP más poderosos en su carrera, convirtiéndola en una de las pocas artistas de los Estados Unidos en denunciar la violencia racial y de género.
En 1963 asesinaron al defensor de derechos humanos Medgar Evers y en respuesta, escribió «Maldito seas Mississippi»; una canción de 3 minutos donde cuestionaba el papel de la sociedad siendo uno de los estribillos: «Este país está lleno de mentiras, todos ustedes van a morir y caerán como moscas».


Rápidamente, Nina Simone empezó a sentir un rechazo absoluto a la industria de la música, se sentía asqueada de los clubes, de los hombres, de los blancos, del racismo, de la música popular y de lo absurdo que era para ella ser explotada, pues además, había coincidido con Andrew Stroud, un hombre que la había enamorado y posteriormente, ejerció un crudo extractivismo en contra de su trabajo.


Stroud era un afilado negociador de la música y llenaba las agendas de Nina Simone para hacer dinero. Poco después, tuvo una hija con ella y durante esta relación, Nina Simone fue víctima de violencia doméstica; la agredía verbalmente y golpeaba de forma reiterada: «Me hacía trabajar como un caballo, le tenía miedo, nunca lo había dicho pero me golpeaba», escribe Nina en su autobiografía «I put a spell on you».


Años después, logró escapar junto con su hija de Stroud y dedicó su música al activismo, a la lucha contra el racismo, pero también, a encontrar el amor en otras mujeres. En aquel entonces la bisexualidad era un espectro desconocido e inexistente, sin embargo, Nina Simone no temía a ser vista con mujeres y por ello, en su autobiografía también dedicó todo un apartado a nombrar a las mujeres a las que amó y quienes la ayudaron a sanar las huellas de la violencia que había dejado Andrew Stroud en su vida.

La gota que derramó el vaso y reventó el hartazgo de Nina Simone fue el asesinato de Martin Luther King. Para ella fue insostenible continuar en los Estados Unidos e inmediatamente, salió del país con rumbo a Barbados, según rememora en I put a spell on you, no soportaba estar ni un minuto más en ese país. Posteriormente, vivió en Holanda y finalmente, al sur de Francia donde su salud mental iba en picada; se sentia deprimida y para 1990 pidió apoyo profesional, recibiendo un diagnóstico de trastorno maníaco depresivo y bipolar.


Algo importante en este diagnóstico es que, una vez que entendió lo que pasaba con ella trabajo con ella y en compañía de su hija, Lisa Simone dio un vuelco completamente nuevo a su carrera, volvió al espacio público y se volvió en una de las etapas más fructíferas de su historia. Nina y Lisa se convirtieron en un refugio mutuo, tocaban juntas y emprendieron giras como pianistas.


Para el 2002 recibió el Diamons Award for Excellence in Music de la Association of African American Music y un año después, en 2003, Nina Simone fallece a causa de un cáncer.

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