Ciudad de México.- En 2024 la Universidad de Oxford anunció el desarrollo de la primera vacuna contra el cáncer de ovario la cual fue nombrada como OvarianVa y este medicamento apuntaba a ser uno de los primeros aciertos para prevenir y erradicar el cáncer de ovario en las primeras etapas a nivel global pero el proyecto dejó de arrojar resultados.
De esta forma, se cumple un año de que Oxford anunciara que, en sus manos, se encontraba una de las respuestas más necesarias para erradicar estas muertes y garantizar mejores expectativas de vida, sin embargo, desde entonces el proyecto ha dejado de dar frutos y se desconoce exactamente en qué etapa se encuentra la OvarianVax.
En el mundo, se calcula que casi 7 mujeres por cada 100 mil será diagnósticada con cáncer de ovario, de este universo, 4 casos serán mortales, pues la mayoría de estas mujeres acudirá a recibir atención médica cuando el cáncer está en un estado avanzado e irreversible.
En México, según datos del Instituto Nacional de Salud Pública, los cánceres ginecológicos ocupan el lugar número 3 en las tasas más altas de diagnóstico a nivel global. Y se calcula que en el 80% de los casos éste será diagnosticado de forma tardía, aún, cuando este cáncer es totalmente curable si se detecta a tiempo; las muertes prevenibles son una negligencia del sistema de salud y también, de las estructuras de la ciencia que han postergado sus investigaciones en atender las enfermedades de las mujeres. Según apunta el instituto «aún faltan investigaciones para comprender sus causas», ante este vacío, son las mujeres las responsables de garantizar la prevención, atención y gastos de diagnóstico.
Según anunció Oxford, la vacuna representa una nueva esperanza de vida para aquellas mujeres que poseen las mutaciones BRCA1/2; una combinación de genes que tienen una altísima incidencia a producir células cancerosas en las mamas o en ovarios. Esta mutación es hereditaria y si algún gen materno o paterno posee este gen, hay un 50% de probabilidad de obtenerlo también, esto no quiere decir que todas las mujeres con alguno de estos tipos de cáncer tengan la mutación, pero sí se ha documentado la estrecha relación que tiene con el padecimiento.
Con frecuencia, las mujeres que son detectadas con esta mutación donde, además, hay una larga historia clínica familiar de cáncer, optan por cirugías extremadamente invasivas como la extirpación de trompas uterinas y ovarios, aún, cuando ello implique sacrificar la maternidad en los casos donde la mujer sí desea tener hijas. Este hecho evidencia que, para lograr un cuerpo sano, los sacrificios que realizan las mujeres son magnánimos; la salud de las mujeres ha sido colocada fuera del mapa de las investigaciones de salud y prevención.
¿Cómo funciona la OvarianVax?
Según informa el Ovarian Cancer Action, uno de los principales inyectores económicos a la vacuna, la OvarianVax funciona entrenando al sistema inmunitario para detectar y posteriormente, eliminar las células con tendencias a convertirse en cancerosas, el tratamiento se dirige específicamente a antígenos asociados con el cáncer ovárico. De forma concreta, es un aviso al sistema inmunitario para que el cuerpo deseche y elimine el cáncer desde antes de que se arraige.
Detrás del proyecto está el doctor Ahmed Ahmed, quien externó el año pasado que su equipo intentará discernir qué tan bien el sistema inmunológico de las mujeres puede reconocer las proteínas de la superficie de las células cancerosas. Si la OvarianVax resulta, entonces, se puede hablar de que es un «acelerador» de alerta que, permite al sistema inmune identificar proteínas anómalas y matar a estor organoides. Para ello, el último registro que se tiene, es que el equipo de investigación estaba prácticando en modelos de cáncer cultivados -extraídos de pacientes con tejidos tumurales-.
La vacuna ha recibido ya un aproximado de 600 mil libras esterlinas para continuar con las investigaciones, según refiere Ovarian Cancer Action, sin embargo, el escenario aún no es claro pues todo ha quedado en un «se está perfeccionando la investigación».
Cáncer de ovario: Una mirada a las cifras y al androcentrismo médico
Si bien resulta una victoria que el cáncer de ovario esté dentro de la agenda, también es evidente que existe un serio vacío informativo sobre las enfermedades que atraviesan a las mujeres. Los avances científicos no siempre representan una mejoría en la calidad de vida de las mujeres, pues la medicina tiene una sólida raíz en el androcentrismo y en el desconocimiento del cuerpo de las mujeres.
Ejemplos concretos se encuentran en los años que tarda la medicina en diagnosticar una endometriosis; más de una década en que una mujer sepa qué sucede con su cuerpo, pues hasta hace unos años, poco se sabía sobre el padecimiento y sus efectos según el MDS Manuals.
Esto se replica en otras enfermedades autoinmunes como la artritis que tiene una tasa mayor en mujeres. En terrenos de padecimientos mentales, se encuentran las dificultades para que especialistas logren dar un diagnóstico certero de autismo, pues las pruebas de investigación se han realizado teniendo como modelo único los signos de los hombres, por ello, existe una tasa altísima de mujeres que utilizan el «masking» (forzarse a ser funcionales y disfrazar sus conductas).
En la psiquiatría, Cimacnoticias ha conversado con la doctora Gisel Cano especialista en adicciones quien ha apuntado para la investigación Muertes en Custodia que, con frecuencia, la industria farmacéutica asume que la humanidad es sinónimo de hombre. Esto quiere decir que, en materia de adicciones, muchos fármacos fueron diseñados exclusivamente para hombres, por lo tanto, las y los psiquiatras andan a «tientas» hasta encontrar la mejor dosis para erradicar ciertas adicciones; no hay ninguna basal que le permita saber cuáles funcionan mejor en el cuerpo de las mujeres.
Por ello, tampoco resulta sorprendente apuntar a que hay un desconocimiento sistémico en la medicina sobre cuáles son las mejores respuestas para atender y erradicar las pandemias de cáncer que implican el fallecimiento -prevenible- de miles de mujeres anualmente.
Según la revista Revisiones en Cáncer (2024), en el mundo, el cáncer de ovario es más frecuente a partir de los 50 años. Además, en la revista se ha dedicado todo un apartado a los factores «menos claramente establecidos»; las preguntas aún son muchas y tampoco hay pista alguna sobre con qué elementos externos se relaciona el cáncer de ovario.
No se sabe qué tanto influye la alimentación, la actividad física, el consumo de alcohol, ni de tabaco, ni de terapias hormonales y tampoco qué tanto ciertos fármacos podrían representar la creación de células cancerígenas en los ovarios: «No hay evidencia sólida que respalde las hipótesis», sostiene la revista especializada.