Inicio AgendaMaternidad racializada y empobrecida, una lectura feminista de la película «Harta»

Maternidad racializada y empobrecida, una lectura feminista de la película «Harta»

Por Wendy Rayón Garay

Ciudad de México.- ¿Por qué incluso haciendo lo mejor posible para cuidar de tu hija enferma, siendo madre autónoma, el sistema te castiga? La historia de «Harta» ofrece un retrato crudo de lo que implica maternar desde la precariedad, la racialización y el abandono institucional.

La película comienza con Janiyah y su hija Aria despertando en su departamento luego de haber pasado una noche en el hospital gracias a que la pequeña padece de convulsiones, enfermedad que le provocó una caída en el baño mientras se duchaba. El lugar carece de comodidades básicas: no hay aire acondicionado, no tienen gas, apenas hay alimentos, y la precariedad en la que viven es evidente.

Mientras baña a su hija, Janiyah escucha cómo la niña le recuerda que debe llevar 40 dólares a la escuela para poder recibir su almuerzo, como lo hace normalmente. Este comentario, junto con la advertencia de su casera —quien amenaza con desalojarlas por falta de pago—, deja ver con claridad la difícil situación económica que atraviesan. Pese a la presión, Janiyah mantiene la calma y promete a ambas que, una vez que reciba su salario después de las 10 de la mañana, pasará a dejarles el dinero.

La mañana transcurre con aparente normalidad hasta que llega a uno de sus dos trabajos, un supermercado donde trabaja como cajera. El establecimiento está saturado de clientes, ya que solo hay dos cajas abiertas, lo que provoca tensión. Al llegar, su jefe le reclama con violencia por su retraso, sin mostrar comprensión por su situación personal.

A pesar del caos, continúa con su jornada hasta que recibe una llamada urgente de la escuela de su hija, solicitando su presencia inmediata. Aunque a regañadientes, su jefe le concede 30 minutos para ausentarse, pero se niega a entregarle su salario hasta que regrese, dejándola nuevamente sin los recursos que necesita desesperadamente.

Película «Harta» en Netflix

Antes de marcharse, pasa al banco que se encuentra frente a su trabajo para intentar sacar dinero de su tarjeta y entregárselo a su hija, pero al haber demasiadas personas a la espera desiste. Al llegar al colegio, servicios sociales la esperan ya que han decidido quitarle a su hija por los golpes en su cuerpo, provocados por la caída en la ducha, y por las condiciones de vida en las que han intentado sobrevivir.

Las cosas siguen empeorando pues al demorarse dos horas en el colegio, su jefe la despide sin entregarle su cheque hasta después de tres días; su casera la desaloja arrojando sus pertenencias y las de su hija (como sus medicinas y su proyecto de ciencias) a la lluvia; y cuando un policía la embiste contra su carro provocando que le pongan una multa y el despojo de su vehículo después de amenazarla con matarla cuando la vuelva a ver.

Como un último intento de hacer las cosas bien y recuperar a su hija, regresa al supermercado con su jefe para solicitar su cheque, pero este se niega. La situación se complica cuando dos hombres entran a la tienda para saltarla y después de una pelea, Janiyah le dispara al asaltante. Su jefe, en un giro inesperado, la acusa de haber planeado el robo, lo que la obliga a actuar en defensa propia y también dispararle a él.

Atónita, desbordada por el trauma y el pánico, Janiyah entra en un estado de shock. Con el cheque finalmente en mano, sale corriendo rumbo al banco con la esperanza de cobrarlo y poner fin a sus problemas; sin embargo, su comportamiento alterado y su actitud desesperada despiertan sospechas en el lugar, y pronto es acusada de intentar robar el banco.

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Ser madre autónoma, racializada y empobrecida

La película «Harta» es un retrato sobre la maternidad en condiciones extremas. Desde el primer momento, la historia de Janiyah, una madre negra, trabajadora y cabeza de familia, se despliega una cadena de decisiones forzadas que refleja la falta de opciones reales para sobrevivir.

Por ejemplo, tuvo que dejar sus estudios en enfermería para hacerse cargo de su hija cuando su pareja la abandonó. Desde antes de que naciera, los doctores le advirtieron sobre las consecuencias médicas que podría tener, incluso que no sería capaz de sobrevivir, sugiriendo que la abortara. Desde joven tuvo que irse de su hogar y adquirir dos trabajos para pagar las medicinas, pero incluso aunque se esforzara, Janiyah mencionó que no le alcanzaba para pagar ni la mitad de las necesidades de Aria.

Debido a sus convulsiones, la pequeña depende completamente de la protagonista. Ambas no cuentan con ayuda de la pareja familia, comunidad o institución, siendo que no existe una red de apoyo para Janiyah. Su único apoyo es su compañera de trabajo, que como ella tiene que cuidar de su hijo y de vez en cuando le ayuda económicamente para pagar las medicinas de Aria.

La cinta expone lo crudo que puede llegar a ser la maternidad, vista desde una mirada realista y no romántica donde es vista como una «vocación natural» o rol idealizado, En este caso, Janiyah no tienen espacio para el goce o el descanso al estar pendiente todo el tiempo de la salud de Aria, incluso consiguió obtener un auto para llevar al hospital a su hija cuando se requiera debido a la tardanza de las ambulancias.

Su maternidad es resistencia, se levanta temprano con comida insuficiente, sin servicios básicos y sin certezas, pero siempre intentando dar lo mejor de sí misma y siendo agradecida a sabiendas que «alguien más la pasa peor». La historia de Janiyah no representa una excepción individual, sino una condición estructural compartida ´por millones de mujeres, especialmente racializadas y empobrecidas.

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La doble carga de trabajo y las consecuencias de no cumplir

También se puede ver como su maternidad se entrecruza con sus trabajos, los cuales están mal remunerados, no cuenta con derechos laborales, ni flexibilidad o garantías de seguridad. El mundo laboral no solo no contempla su rol como cuidadora, sino que la castiga por ello. Situación que se observa cuando su jefe se molesta porque Janiyah llaga tarde o tiene que atender los asuntos escolares de Aria.

Esta agresión es parte de una lógica capitalista patriarcal, en el que se espera que las madres autónomas cumplan una doble jornada: ser eficientes, puntuales y productivas en sus empleos y en el cuidado de sus hijas e hijos, sin tomar que ambas cosas requieren de tiempo, energía y presencia constante.

Aun así, el sistema continúo exigiéndole y poniéndole consecuencias, al no cumplir su rol a la perfección es castigada violentamente de forma simbólica, emocional, psicológica, económica, e incluso físicamente. Cada falla es entendida como el resultado de culpa indivisa que refuerza la violencia sistemática que recae en maternidades empobrecidas y racializadas.

Asimismo, la maternidad de Janiyah es criminalizada, primero poir servicios sociales que ante las condiciones de crianza, le dan la espalda y la castigan con su hija, ya que el sistema no permite que una madre no cumpla con su rol. También cuando, debido a las circunstancias de vida que atraviesa, la policía la encasilla en un rol criminal culpándola de los asesinatos, los robos en ambas instalaciones e incluso de tener consigo una bomba, el cual se trataba del proyecto de ciencias de su hija.

Desde ese momento y ante el mundo entero, al transmitirse el robo en redes sociales y en televisión, se convierte en una criminal al verse su vida expuesta, lejos de considerarse una reacción humana al trauma y abandono, su conducta es considerada una amenaza llamando a un arsenal de policías para contenerla.

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Cuando las alianzas entre mujeres hacen la fuerza

A lo largo de la película, Janiyah logra construir dos vínculos clave: Nicole Parker, la gerente del banco, quien la reconoce por sus visitas constantes y ve en ella, algo más que una mujer en crisis, y la detective Kay Raymond, a diferencia del resto del aparato judicial, se toma el tiempo de comprender el contexto que la rodea y ejerce el rol de negociadora para hacerla salir del banco y liberar a los rehenes.

Ambas mujeres también son madres negras que comprende las circunstancias que atraviesa Janiyah. La gerente, aunque tiene una vida cómoda en los suburbios, trabaja en un banco de menor categoría para ayudar a las mujeres a conseguir sus derechos económicos; mientras que la detective, se ve reflejada en Janiyah cuando a los nueve años fue desalojada con su madre, quienes hacía cargo de ella de manera autónoma.

En la sororidad de Nicole y Kay para acompañar a Janiyah hasta el final del día refleja que también han transitado por experiencias marcadas por la desigualdad estructural. Que ambas sean madres racializadas les permite empatizar con la protagonista desde un lugar de experiencia de vida y no desde la superioridad moral como otros personajes racializados que la juzgan.

En síntesis, la maternidad, en este marco, se vuelve un espacio desde donde se lucha por sobrevivir y sostener la vida sin recursos, sin reconocimientos y con el peso de un juicio constante, por lo que, el problema en el que se ve metida Janiyah refleja cómo el sistema le falló a ella.

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