Inicio AgendaMujeres comienzan dietas a los 9 años. Gordofobia disfrazada de discurso «saludable»

Mujeres comienzan dietas a los 9 años. Gordofobia disfrazada de discurso «saludable»

Ciudad de México.- Tras vivir la cresta del body positive post pandemia, actualmente nos encontramos frente a un fuerte regreso de la delgadez extrema como tendencia para las mujeres y esto coloca un riesgoso y violento modelo a seguir, en especial para las nuevas generaciones quienes comienzan su primera dieta a los 9 años, según el artículo Prevalencia de conductas alimentarias de riesgo en adolescentes mexicanos.

Es más, se ha popularizado el uso de fármacos para perder peso de forma acelerada y este escenario es la contranarrativa del discurso abierto que usan empresas quienes solo absorbieron las tallas grandes para ampliar sus mercados de venta y por tanto, ganancia, no obstante, la regla sigue siendo la misma para las mujeres: nunca eres suficiente.

En el artículo Prevalencia de conductas alimentarias de riesgo en adolescentes mexicanos, se analizan conductas alimentarias de riesgo en 3 mil 547 adolescentes, consideraron factores como el sexo y datos sociodemográficos. En las mujeres destacaron la preocupación por engordar: 6.5 por ciento, comer en exceso: 3.9 por ciento y la pérdida de control al comer: 2.2 por ciento. En cambio, en hombres, las conductas más frecuentes fueron la preocupación por engordar: 2.2 por ciento y el ejercicio excesivo para bajar de peso 2.4 por ciento.

Los resultados evidencian diferencias significativas por género. pues este artículo confirma que las mujeres son más propensas a comenzar su primera dieta a partir de los 9 o 10 años y padecer un TCA entre los 14 y 19 años. Es probable que estas tendencias disímiles se relacionen con los aspectos socioculturales que definen las CAR, entre ellos la importancia asignada a la delgadez.

La socióloga venezolana Esther Pineda explica en su libro Bellas para morir publicado en 2014 con su tercera edición en el 2024, cómo es que los cánones de belleza de cada época tienen una lógica política dependiendo su contexto histórico y social. Es decir, el objetivo de estos estándares es el control del cuerpo, tiempo y energía de las mujeres. 

Si bien todas las mujeres, están expuestas a violencia estética -la presión constante de modificar su cuerpo para entrar en el modelo hegemónico promovido con mayor fuerza desde el siglo XX- vivir en un cuerpo gordo vuelve más punzante este tipo de violencia, de ahí surge la necesidad de separar estos dos conceptos y hablar de la lucha antigordofobia.

Según El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (COPRED) la gordofobia es la discriminación que viven las personas gordas por el hecho de serlo. Es un fenómeno socio-cultural, económico y político, el cual está cargado de prejuicios valorativos, incitadores de discursos de odio contra los cuerpos que no entran dentro de los cánones normativos. 

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) colaboró con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para llevar a cabo la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022. Esta edición da continuidad al ejercicio del INEGI del 2017. La cuál entiende el impacto negativo que tiene vivir discriminación y violencia todos los días. 

En los datos más recientes que tienen, se obtuvó como resultado que el tercer motivo de discriminación más frecuente para las mujeres fue por su peso o estatura, con 29.3  por ciento en el 2017. Mientras que en el 2022 aumentó al 30.7 por ciento. En contraste, la discriminación por motivo del peso no entra entre las primeras tres preocupaciones del hombre, pues los resultados arrojaron que el 28.9 por ciento en el 2017 y disminuyo al 23.7 por ciento. 

Aunque el aumento en las mujeres no se disparó, es significativo recordando que estas cifras son la representación de la vida de estas mujeres y desde el 2017 esta discriminación es mayor en comparación a la que viven los hombres. Según Esther Pineda, es una violencia estructural creada por el patriarcado, la cual no solo satisface el imaginario masculino, sino que solo los beneficia a ellos a través de diversas industrias creadas por ellos. 

Magda Pineyro, filósofa y autora de varios libros como Stop gordofobia, Las panzas subversivas, Guía básica sobre gordofobia y Mujer de cuerpo gordo, ha experimentado este tipo de discriminación toda su vida, enfatiza la importancia de hablar sobre gordofobia 

“Hablar de gordofobia es tratar sobre la discriminación que sufrimos las personas gordas, los cuerpos gordos, basada en una serie de prejuicios que hay en torno a los cuerpos gordos como que somos todos vagos, perezosos, que nos alimentamos mal, que no practicamos ejercicio físico, que no tenemos autocontrol, que no somos cuerpos disciplinados. El cuerpo gordo en la sociedad gordofóbica es visto como un cuerpo deforme, erróneo, fracasado y esto hace que se nos castigue y se nos discrimina socialmente en todos los espacios sociales donde habitamos”. Magda Piñeyro

Consecuencias agudizadas en tres niveles 

Las consecuencias de la gordofobia son extensas debido a que se vive en tres distintos niveles. En una entrevista con Samantha SanLu activista por los derechos gordos e integrante de la colectiva gordas expansivas @gordasexpansivas_colectiva en instagram. Señaló la importancia de discernir entre ellos:

  • Internalizada: La cual en palabras de Magda Pineyro todos la vivimos. Ya que a pesar de no habitar un cuerpo gordo, tenemos miedo a engordar y haríamos lo que fuera a costa de nuestra salud para evitarlo. 
  • Intrapersonal: Consiste en querer encajar a toda costa con los cánones de belleza socialmente establecidos.
  • Institucional: Es el nivel más invisibilizado, enraizado y normalizado, ya que se encuentra en todos los espacios en los que se mueven las mujeres de cuerpo gordo y la atención sesgada a todos los servicios que ellas requieran. 

Por si fueran pocas las consecuencias sociales; las niñas, adolescentes y mujeres de cuerpo gordo, padecen daños en la salud mental como son: baja autoestima, ansiedad, insatisfacción corporal, depresión, vergüenza acompañada de mucha culpa y en el peor de los casos, el suicidio. Se les ha estigmatizado colectivamente con la creencia de que ellas tienen ese tipo de cuerpo porque quieren, alimentando el sentimiento de insuficiencia.

En el aspecto físico las consecuencias suelen ser devastadoras. La insatisfacción corporal comienza a muy temprana edad y está fuertemente ligada a los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). La Secretaria de Salud publicó un comunicado en 2023 donde dio a conocer que el 25 por ciento de adolescentes padece en distintos niveles un TCA. A pesar de que no muestran estas estadísticas con distinción de sexo, sí pudieron identificar que son más propensos a desarrollar un TCA entre los 12 y 21 años de edad.   

La especialista del Hospital Psiquiátrico Infantil “Juan N. Navarro” de la Secretaría de Salud, Ana Rosa García Berdeja, afirmó que quienes padecen trastornos alimentarios muestra excesiva preocupación por conseguir la extrema delgadez, es por eso que practican ayunos prolongados, evitan el consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares, en conjunto de una constante comparación entre su corporalidad y la de alguien más.   

García Berdeja señaló que los trastornos de alimentación más comunes son bulimia, anorexia y los atracones; por cada hombre puede haber hasta diez mujeres que padecen alguno de esos problemas. A nivel nacional e internacional, menos de 10 por ciento de adolescentes afectados está en tratamiento.

García Berdeja informó que la mayoría de las personas con estos trastornos busca apoyo médico hasta diez años después de presentar los primeros cambios en su alimentación, y es poco frecuente que soliciten atención de su salud mental por este tipo de problemas; acuden a servicios especializados cuando tienen un intento suicida o conductas autolesivas graves. 

Esto ocasiona que lleguen a los servicios médicos con graves daños, tanto en su salud física como mental. Además del trastorno de alimentación presentan por lo menos tres padecimientos más: depresión, ansiedad generalizada o social y estrés postraumático, y hasta 25 por ciento de pacientes consume sustancias psicoactivas. 

El mensaje que se envía a las mujeres, niñas y adolescentes es contundente, la preocupación por la salud termina en segundo plano, pues comenzar dietas a temprana edad con alto riesgo de desarrollar un TCA, vivir con depresión, ansiedad, someterte a modificaciones, mutilar el cuerpo e incluso morir en el intento por ser delgada, es preferible antes que habitar un cuerpo gordo por que no es “saludable”.

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