Ciudad de México.- En 1977 se celebró en Cuba la Primera Conferencia Regional sobre la Mujer, un hito en la lucha por los derechos de las mujeres en América Latina y el Caribe. Hoy, 48 años y 15 encuentros después, la región se prepara para una nueva edición la cual tendrá lugar en la Ciudad de México, donde las deudas y promesas para una vida libre de violencia y discriminación aún están pendientes.
Cabe señalar que en 1977 México era gobernado por el priísta José López Portillo y Cuba por Fidel Castro, pero ahora en 2025 la sede en México tiene por primera vez una mujer presidenta con Claudia Sheinbaum Pardo y una jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugad Molina.
La Primera Conferencia Regional sobre la Mujer se celebró en La Habana, Cuba, en 1977. Llevaba por título » Primera Conferencia Regional sobre la Integración de la Mujer en el Desarrollo Económico y Social de América Latina. En ese encuentro fundacional, los países miembros acordaron que la CEPAL sería la encargada de convocar permanentemente esta conferencia, con una periodicidad máxima de tres años.
Además, se aprobó el Primer Plan de Acción Regional para la Integración de la Mujer en el Desarrollo Económico y Social de América Latina, que se convirtió en la primera hoja de ruta para fomentar la participación activa de las mujeres en todos los ámbitos y visibilizar los obstáculos estructurales que enfrentaban.
Entre sus prioridades se incluyó el acceso al trabajo remunerado, la eliminación de la discriminación laboral y la visibilización de la baja participación de las mujeres, especialmente en tareas no calificadas y en el trabajo doméstico. Este último fue reconocido como una barrera para su desarrollo personal, su educación y su inserción laboral.

sobre la Mujer de América Latina y el Caribe
La Segunda Conferencia Regional, realizada en 1979 en Macuto, Venezuela, tuvo como eje principal evaluar los avances del Plan de Acción Regional y preparar los aportes para la Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (Copenhague, 1980). Tres años más tarde, en 1983, la Tercera Conferencia, celebrada en la Ciudad de México, se organizó como antesala de la Conferencia Mundial de Nairobi (1985), donde se examinarían y evaluarían los logros del Decenio de la Mujer.
En 1988, la IV Conferencia Regional, realizada en Ciudad de Guatemala, incorporó las Estrategias de Nairobi orientadas al futuro, prestando atención al impacto de la crisis económica en la situación de las mujeres. Más adelante, en 1991, la V Conferencia, llevada a cabo en Curazao, dio continuidad al proceso de evaluación y sentó las bases para un nuevo Programa de Acción Regional (1995-2001). A partir de este punto, el tema de la violencia contra las mujeres comenzó a ocupar un lugar central en las discusiones y acuerdos regionales.
En 1994, durante la VI Conferencia Regional en Mar del Plata, Argentina, se aprobó el Programa de Acción Regional para las Mujeres de América Latina y el Caribe (1995-2001). Este documento fue clave para la preparación de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing (1995). Su objetivo fue visibilizar las desigualdades de género y promover la integración plena de las mujeres en el desarrollo y el ejercicio de su ciudadanía. El programa abordó áreas prioritarias como la equidad de género, el desarrollo económico y social con enfoque de género, la erradicación de la pobreza, la participación equitativa en la toma de decisiones, los derechos humanos, la paz, la corresponsabilidad familiar, la diversidad cultural y el fortalecimiento de la cooperación internacional.
En 1997, la VII Conferencia Regional, celebrada en Santiago de Chile, marcó un cambio de denominación oficial: «Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe». Durante este encuentro se evaluó la implementación del programa aprobado en Mar del Plata y se adoptó el Consenso de Santiago, que destacó la necesidad de un enfoque integrado de desarrollo que vincule las políticas sociales y económicas con perspectiva de género, y que promueva una distribución equitativa de los recursos.
La VII Conferencia, realizada en Lima, Perú, tuvo como ejes centrales la evaluación del cumplimiento del Programa de Acción Regional 1995-2001 y de la Plataforma de Beijing, y la elaboración de recomendaciones para acelerar los cambios necesarios en la situación de las mujeres. Los Estados acordaron garantizar los derechos humanos de las mujeres, incluyendo los derechos sexuales y reproductivos, y combatir todas las formas de violencia de género. Esta conferencia también sirvió de preparación para la sesión especial de la Asamblea General de la ONU: “La mujer en el año 2000”.
En 2004, la IX Conferencia Regional tuvo lugar en México. Allí se aprobó el Consenso de México, que llamó a implementar políticas públicas para reducir la pobreza entre las mujeres, fomentar el empleo y reconocer el valor económico del trabajo doméstico y productivo no remunerado. También se impulsó el fortalecimiento de la prevención y tratamiento de infecciones de transmisión sexual, especialmente el VIH/SIDA, garantizando el acceso sin discriminación a información y servicios de salud.
Durante la X Conferencia, en Quito, Ecuador, en 2007, se aprobó el Consenso de Quito, en el que los países se comprometieron a garantizar la participación plena de las mujeres en cargos públicos y políticos a través de acciones afirmativas, reformas legislativas y presupuesto asignado, con el objetivo de alcanzar la paridad de género en todas las instituciones estatales. Además, se impulsó la incorporación del enfoque de género en los partidos políticos y, por primera vez, se introdujo el concepto de feminicidio como una expresión extrema de violencia que debe ser erradicada.
En 2010, la XI Conferencia Regional, celebrada en Brasilia, Brasil, adoptó el Consenso de Brasilia, que subrayó la importancia de promover la autonomía económica de las mujeres y la igualdad en el trabajo. Se reconoció el acceso a la justicia como una condición esencial para garantizar todos los derechos humanos, incluido el derecho al cuidado, entendido como universal y responsabilidad compartida entre el Estado, la sociedad y el sector privado. Además, se instó a revisar leyes punitivas relacionadas con el aborto y se celebró la creación de ONU Mujeres, una entidad dedicada a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
La XII Conferencia, en Santo Domingo, República Dominicana en 2013, aprobó el Consenso de Santo Domingo, que destacó el papel de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la promoción de la igualdad de género. También abordó los derechos sexuales y reproductivos, la eliminación de la violencia, la participación política y la adopción del enfoque de transversalidad, promoviendo la incorporación sistemática de la perspectiva de género en políticas públicas como pilar del desarrollo sostenible.
En 2016, la XIII Conferencia Regional, celebrada en Montevideo, Uruguay, fue un punto clave ante la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Allí se aprobó la Estrategia de Montevideo, que identificó cuatro nudos estructurales que obstaculizan la igualdad: la pobreza y desigualdad socioeconómica; los patrones culturales patriarcales; la injusta organización del cuidado; y la concentración de poder. Se propusieron 74 medidas en diez ejes, articulando la Agenda Regional de Género con la Agenda 2030.
En 2020, durante la XIV Conferencia, organizada por primera vez en conjunto con ONU Mujeres en Santiago de Chile, se aprobó el Compromiso de Santiago. En él, los Estados reafirmaron sus compromisos con la Plataforma de Beijing, 25 años después de su adopción y acordaron nuevas acciones frente a desafíos económicos, tecnológicos, climáticos y demográficos. Se promovió el diseño de políticas contracíclicas con enfoque de género y el fortalecimiento de sectores estratégicos, como la economía del cuidado.
Finalmente, en 2022, la XV Conferencia Regional tuvo lugar en Buenos Aires, Argentina, donde se adoptó el Compromiso de Buenos Aires. Este acuerdo colocó al cuidado en el centro de un nuevo modelo de desarrollo basado en la sostenibilidad de la vida y del planeta. Se reconoció el cuidado como un derecho universal: a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado. Se hizo un llamado a superar la división sexual del trabajo y avanzar hacia una organización justa de los cuidados, en un modelo de desarrollo que integre la igualdad de género en sus dimensiones económica, social y ambiental.
Estamos en aras de celebrar la próxima XVI Conferencia Regional, por tercera ocasión, en la Ciudad de México del 12 al 15 de agosto de 2025, y el tema central será: “las transformaciones en los ámbitos político, económico, social, cultural y ambiental para impulsar la sociedad del cuidado y la igualdad de género”. Sin embargo, se vuelve indispensable hacer un recuento de los acuerdos, objetivos, retos y luchas que se han gestado desde el comienzo de este encuentro.