Sin embargo

Por Cecilia Lavalle

Estamos a punto de conmemorar el 72 aniversario del voto de las mujeres en México, y las alertas están encendidas. En medio mundo, he de agregar ¿Por qué?

Cabe recordar que las ideas de ciudadanía, democracia, igualdad nacieron con la exclusión deliberada de todas las mujeres.

A partir de entonces, en distintos tiempos y con diferentes intensidades, mujeres de todo el mundo hemos llevado a cabo acciones para ir vindicando nuestro derecho a tener derechos. Uno de los primeros fue el derecho a votar y ser electas.

En México, tras conseguirlo, aceleramos la marcha hasta conseguir, en nuestra Constitución, la paridad en 2014 y la paridad en todo en 2019 (esa historia se la cuento en el libro El deber de la memoria. Del derecho al voto a la paridad en todo, que escribí con Teresa Hevia).

Hoy muchos países del mundo tienen leyes de paridad y hay más mujeres que nunca en cargos de poder. ¿Por qué, entonces, están encendidas las alarmas?

Porque las leyes se cumplen a medias (o no se cumplen); porque con gigantesca frecuencia las mujeres tienen el cargo, pero no tienen el poder; porque se les regatea ad infinitum la autoridad que en automático se le confiere a cualquier señor; porque suelen ser duramente criticadas y hostigadas no por su trabajo, sino por lo que tradicionalmente se espera de una mujer por ser mujer; porque muchos toman las decisiones con el señor que ocupa el segundo cargo en mando; porque…

En síntesis, porque en la mayoría de los partidos políticos no se acaban de creer la igualdad y la cantidad de obstáculos colocados a partir de prejuicios sexistas hace desigualmente desgastante el ejercicio de poder (cuando se tiene).

No es un caso o dos. Hay un patrón, que describe bien Nuria Varela en su libro El síndrome Borgen.

A esto hay que sumar un debilitamiento de las democracias en medio mundo. Y en contextos no democráticos las mujeres pierden o ven debilitados sus derechos.

Sí, las alarmas suenan y el panorama se aprecia con vientos huracanados. Sin embargo…

Tenemos a la generación de mujeres más preparadas de la historia de la humanidad. Y, asimismo, caminamos juntas tres generaciones de mujeres que hemos transformado nuestras vidas con perspectiva feminista o, al menos, emancipatoria. Nunca había sucedido.

A cada paso me topo con mujeres llenas de entusiasmo, arrojo y osadía que quieren cambiar el pedazo de mundo en el que viven, y tienen los conocimientos, capacidades y talentos para hacerlo. Muchas son jóvenes; otras, están en su quinto o sexto piso.

De igual modo hay organizaciones de mujeres que trabajan a todo vapor en fortalecer liderazgos feministas, en capacitar y acompañar a las que quieren dedicarse a la política para transformar positivamente su comunidad, su estado, su país.

Aquí y allá se tejen alianzas entre mujeres. Y se tienden puentes con hombres que asumen la igualdad, conscientes del daño que hace la desigualdad.

Sí, el panorama es adverso y en muchas partes francamente hostil. Sí, las ultraderechas con su discurso autoritario y de odio recorren calles como dementores. Sí, algunos obstáculos de la Edad Media recobran vigencia.

Sin embargo, las feministas resistimos y avanzamos (como siempre), y muchos hombres igualitarios también.

También en Cimacnoticias

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más