Integrantes de la Red de Mujeres Sindicalistas coincidieron hoy en que el establecimiento de gobiernos democráticos, por sí solos, no garantiza el mejoramiento ni las debidas condiciones laborales de las y los trabajadores.
Por ello, consideraron que son los sindicatos los que deben jugar un papel activo para impulsar desde abajo los cambios que requieren las sociedades, mediante la lucha por la democracia sindical y la participación en la toma de decisiones en sus respectivos sectores.
Al inicio de trabajos del Segundo congreso de la Red de Mujeres Sindicalistas, que se desarrolla en el auditorio del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM), Mónica Castro, presidenta de la Federación de la Administración Nacional de Combustibles Alcohol y Cemento (ANCAP), expuso el caso de Uruguay.
Destaco que si bien con la llegada a la presidencia de Tabaré Vázquez, se abrieron espacios para una mayor participación de las y los trabajadores en el diseño de la política nacional, los sindicatos todavía deben dar la lucha, para revertirle deterioro social causado por 20 años de regimenes neoliberales.
Ante mujeres representantes de 20 sindicatos y organizaciones civiles como el Centro de Reflexión y Acción Laboral (CEREAL), añadió que aunque en Uruguay ya tenemos un gobierno progresista, los sindicatos deben seguir en su línea de defensa de los trabajadores.
Deben impulsar que los cambios se cumplan, «estamos tratando de impedir un tratado de libre comercio con Estados Unidos, ya impedimos la privatización de ANCAP, la empresa pública de petróleo, los trabajadores no podemos quedarnos sentados», afirmó.
Rosa Albina Garavito, destacada activista de la lucha sindical y fundadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD) aseguró que aún cuando en las próximas elecciones presidenciales en México gane el proyecto de izquierda que representa Andrés Manuel López Obrador, la participación de las y los trabajadores, para democratizar el mundo del trabajo será decisiva.
Tenemos que echar abajo los candados que impiden en este país la democracia y la libertad sindical e impulsar una reforma para democratizar el mundo laboral, con énfasis en la no discriminación.
Destacó que entre el salario de las mujeres y los hombres existe una diferencia de más de 35 por ciento a favor de estos últimos y lo primero que tiene que hacerse es reconocer la importancia del trabajo femenino.
Hay que contabilizar también el trabajo no remunerado que realizan las mujeres y que siempre se presenta como prescindible, sostuvo.
Manfred Brinkmann, representante de estudios laborales de la federación de sindicatos alemanes (DGB) expuso el caso de Alemania donde una coalición entre los partidos conservador y social demócrata llevó al poder a Angela Merkel.
Aclaró que la llegada de una mujer a la jefatura de gobierno no significa en automático una política social a favor de las y los trabajadores ya que su programa de trabajo es totalmente neoliberal.
06/MLG/ LR
