En el rancho dejaron encargados a los hijos, la ropa que había que lavar y la comida por preparar. Llegaron de diversos municipios dispuestas a dar la lucha a la pobreza que asola a sus ejidos en espera de que la Reforma Agraria haga realidad las promesas de apoyos para las Mujeres del Sector Agrario.
Alentadas por la esperanza de un futuro mejor y concientes que en sus manos está el destino de los suyos, esta vez están dispuesta a no dejarse vencer por su eterno enemigo: El burocratismo oficial que desde hace tres años las ha marginado de todo apoyo oficial.
Son mujeres de diversos municipios de la geografía tamaulipeca que decidieron montar guardia permanente ante la Secretaría de la Reforma Agraria, dependencia receptora y emisora de una convocatoria para la entrega de recursos del Programa de la Mujer en el Sector Agrario (PROMUSAG).
La espera no es fácil, pues en la propia dependencia les han cerrado una llave de agua, les han cortado la luz y por si esto fuera poco les han restringido el paso a los sanitarios de la Presidencia Municipal.
«Pero ni así nos vamos a dar por vencidas; por nuestros hijos pasamos esto y más, solo Dios sabe cómo sobrevivimos en los ejidos, porque aún cuando los hombres trabajan en el jornal de sol a sol, con lo que ganan en ocasiones no alcanza ni para dar las tres comidas».
«Como mujeres no podemos cruzarnos de brazos, aunque la vida nos negó tener estudios, preparación y sólo somos amas de casa; tenemos la voluntad de dar la lucha, en mi caso, junto a otras nueve mujeres como yo, tenemos un proyecto de Ganando bovino, con este ya son tres años que venimos a buscar el apoyo, siempre hemos quedado fuera del programa y como entregan la solicitud a quien llega primero, ahora por eso de plano venimos a acampar aquí».
Comenta la Señora Celia Sánchez Mejía, del Ejido Lázaro Cárdenas de la zona temporalera del municipio de Mante e integrante del Grupo Solidario 01.
Igual piensa María del Carmen Hernández Mejía, del Ejido González Ortega, del mismo municipio y quien preside el Grupo Solidario «Las Hernández»
«Yo soy madre de dos hijos, el más chiquito tiene tres años y me ha dolido el alma tener que dejarlo encargado para venir a la espera, pero es tanta la necesidad que tenemos del apoyo tanto mis hermanas como yo, que estamos dispuestas a enfrentar la espera con tal de ser tomadas en cuenta para el programa».
«Con este ya son tres años que hacemos lo mismo, ahora estamos rogando porque llegue la convocatoria y alcanzar lugar para registrar nuestro proyecto ?ganado bovino-, para aguantar la espera nos hemos turnado para no perder el lugar, y aunque no nos han dicho cuando van a dar a conocer la convocatoria, esto puede ser de un momento a otro, así que esperaremos el tiempo que sea necesario».
Viven en el pasillo central de las oficinas de la Reforma Agraria Municipal. «La gente de SEDESOL fue una vez al rancho, pero de eso ya hace bastante y nunca regresaron, la mera verdad que la situación que vivimos no está como para estar viendo pasar la vida», opina la señora Blanca Esthela Ibarra, del Grupo Solidario 05.
Doña Elvita Maldonado, del Ejido La Misión, también espera por un apoyo que le permita junto a otras nueve mujeres emprender el «negocito» que le ayudara a hacerle frente a la necesidad:
En el ejido no hay ningún negocio de internet y hay muchos muchachos y escuelas, «por eso junto a otras mujeres hemos hecho un proyecto que nos permita llevar a cabo el negocio».
«ESTA GENTE QUE NO ENTIENDE…»
Elva Lidia Valles Olvera, desde el escritorio parece conocer muy bien el papel que le toca desempeñar como delegada de la Reforma Agraria y funcionaria foxista:
«Estas gentes vienen y están aquí por su gusto, no entienden nada, se les ha dicho una y otra vez que la convocatoria todavía no está, que no hay fecha para que salga, pero como son insistentes aquí las tengo en el pasillo y ni modo de correrlas, aunque tampoco les voy a llevar su lunch…verdad», agrega.
«Su permanencia en la explanada de la dependencia no es algo que yo pueda controlar, pero como los apoyos del Programa son muy buenos, hasta de 180 mil pesos y son a fondo perdido, pues invierten su tiempo esperando lograr algo, pero la verdad es que no hay todavía ni convocatoria y por lo tanto no se conocen las bases que regularan la entrega de recursos».
Pero además de las solicitudes que ellos presentan, están las cuotas que les damos a organizaciones como la CNC, CCI, CCC, Emiliano Zapata, cuyos lideres nos llegan con proyectos ya «palomeados» los cuales se capturan directamente y entran a revisión por el Comité técnico, para estos grupos son la mayor parte de los recursos, por ejemplo, el año pasado se apoyaron a 110 grupos, y de éstos sólo 39, eran libres, como el de las mujeres que están afuera, añade la servidora pública.
Las que esperan…sólo esperan que alguien les haga más ligero el pesado lastre que representa para ellas cuando menos lograr que les capturen las solicitudes de apoyo.
«La lista que esas mujeres hacen, no es garantía de nada, no se sabe como viene la convocatoria, no se sabe nada…pero es por su gusto que esperan», considera Valles Olvera.
06/BCZ/LR/CV
