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Alejandra Pineda: el CGH, una voz propia y la represión

Por Gladis Torres Ruiz

Alejandra Pineda Meléndez, ex integrante del Consejo General de Huelga (CGH) por parte de la Preparatoria Nacional Número 5, declaró que fue muy difícil desenvolverse como mujer joven con el poder de moverse libre, sin ser estigmatizada o sobreprotegida durante el movimiento estudiantil de 1999 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con Cimacnoticias, Pineda Meléndez, recordó que durante los meses que duró la huelga de la UNAM — se extendió casi diez meses–, no fue reconocido su activismo a favor de la educación pública que había iniciado desde 1997, «nadie me conocía por mi nombre, sino como la hermana de Argel», uno de los considerados líderes del CGH de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS)».

De igual manera, la relación con las demás escuelas era muy difícil, y en la misma preparatoria ya que nunca se permitió que otras escuelas o facultades intervinieran en nuestras decisiones, situación que conmigo se tornaba más densa, explica la ahora licenciada en Diseño y Comunicación Visual por la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP). La asamblea era más fuerte conmigo me tenía súper vetada por el sólo hecho de ser la hermana de Argel y de Gaby.

«Hubo mucha estigmatización hacia mí, no había credibilidad sobre mi trabajo, tan sólo por ese hecho, cosa que no me gustaba porque aunque yo tuviera muchas coincidencias con las posiciones de mis hermanos, también habían diferencias muy claras, tuve que lidiar con ello porque en las asambleas se pensaba que quienes me decían que votara era mi hermano, como si yo tuviera pensamientos propios».

En este sentido, Luis Javier Garrido, doctor de Estado en Ciencias Políticas de la Universidad de París, asegura que el movimiento estudiantil 1999-2000 tuvo como principal virtud su organización democrática desde la base. Con delegados rotativos y revocables y la toma democrática y pública de sus decisiones, lo que impidió desde un principio hacer arreglos a espaldas de las escuelas.

Alejandra agrega que por este hecho tuvo que hacerse de otro papel, es decir obtener la credibilidad, cosa que «conseguí a lo largo de los meses y esto quedó demostrado cuando la asamblea de la Preparatoria, me designó como delegada para los llamados «Diálogos de Minería», del 29 de noviembre de 2009 al 7 de enero del 2007″, comentó la ex integrante del CGH.

En este tema, Javier Garrido afirma que los responsables del políticos del gobierno que acudieron a las mesas de diálogo se dedicaron a poner todo tipo de obstáculos y trabas para el mismo, no mostraron voluntad para establecer un verdadero diálogo público, se limitaron a discutir el formato y acuerdos para el futuro diálogo, el 10 de diciembre desconocieron su firma y presentaron de una propuesta del rector que no satisfacía ninguna de las demandas estudiantiles.

La ahora Coordinadora General de la cordonería «Contacto», recuerda que en esos diálogos que llegó con miedo a esas mesas pero con la firme voluntad de defender la educación pública y el diálogo abierto.

«Me sentía súper presionada, mucha gente de la que estaban en la mesa tenía unas intenciones políticas muy claras, yo era de las pocas mujeres y más jóvenes, todo el mundo trataba de decirme que decir, y pues tu pensabas soy joven pero no soy tonta».

De ahí todo cambió, mi voz empezó no sólo a ser escuchada o callada por ser la hermana de alguien, sino por ser Alejandra Pineda del CGH, de la Preparatoria 5 puntualiza.

LA MENOR DE LA FAMILIA

Como mujer y la menor de la casa, mi mamá y mi papá siempre estuvieron, cerca de mi no a sí con Argel el era el hermano mayor, a pesar de su apoyo, nuestros papás se mostraban un poco renuentes a la participación de mi hermana y la mía, «el hermano era como el hijo el hombre y decían sin problema, si que se vaya pero las mujeres esta canijo».

En particular conmigo, mi mamá y mi papá siempre estuvieron afuera de la prepa, al lado de otros padres de familia, por que era yo la hija más chica, y pues mis hermanos estaban en ciudad universitaria, de alguna forma sentían que entre ellos se protegían pero en la prepa yo sola no. Por eso siempre estaban al pendiente de que hacía a donde iba a que hora era la asamblea era medio estresante.

GOLPEADA POR GRANADEROS

El especialista, Luis Javier Garrido asegura que durante el movimiento estudiantil las autoridades del Distrito Federal se decidieron a confrontar por la vía policíaca los mítines y marchas del CGH y a reprimirlas, «con toda la fuerza del Estado». Alejandra fue víctima de ello.

El 14 de octubre un grupo de más de 200 granaderos arremetió contra los estudiantes en paro, quienes pretendían cerrar el periférico como parte de una movilización de TV Azteca hasta Televisa, –cosa que no sucedió por que cuando llegaron al punto de reunión debajo de un paso a desnivel los granaderos ya lo tenían taponeado–, hubo varias y varios universitarios heridos, entre los más graves se encontraba Alejandra Pineda.

Las fuerzas del orden arremetieron sin miramiento alguno contra quien encontraban a su paso, sin importar que la multitud no se resistiera a su intervención y que entre los manifestantes había niñas, niños y adolescentes, quienes se replegaron en las avenidas cercanas para escapar de los granaderos.

Alejandra recuerda, «siempre he pensado: que bueno que me tocó a mí, porque siento que para mí ver algo como lo que me ocurrió hubiera sido muy doloroso. No lo hubiera aguantado. La mayoría de gente que bajamos al paso desnivel fue porque vimos más amigas y amigos y pensamos en no dejarlos solos, peor nunca para bloquear lo que ya había bloqueado la policía.

Yo baje por eso, recuerdo que empecé a escuchar cómo las mujeres salían de las líneas de coches llorando y las que íbamos llegando les gritábamos: no lloren, a pesar de que el sonido de las botas y los toletes te estremecía, hasta ese momento estaba bien, cuando volteo y veo al primer granadero frente a mi golpeando a un maestro de la FCPyS, al ver la sangre me asusté y en ese momento mi hermano estaba ya a mi lado preguntándome qué hacía ahí y empezamos a correr.

Agrega, que se día iba acompañada de otra compañera de la preparatoria deteniendo una manta, «ella me gritaba que no la soltara para poder estar juntas, sin embargo entre la carrera un compañero de la FCPyS la saco cargada del paso desnivel y yo me quedé ahí sola con la manta».

De ahí no recuerdo nada, hasta que desperté por primera vez y mire a mi hermano sobre mi abrazándome bañado en sangre y diciendo hermanita, hermanita. La segunda vez que desperté estaban todo los de la prepa llorando, es una escena impresionante, lo vez desde el suelo, estás rodeada de gente que quieres llorando y piensas estoy muy mal, Argel estaba todo ensangrentado y mi primera reacción fue preguntarle ¿te pegaron?

Cuando desperté por completo me llené de coraje y pensé «si así me dieron a mí queéles espera a las mujeres más jóvenes, yo era de las mas grandes de la preparatoria las brigadistas las que salían todos los días a la calle eran de 15 y 16 años, pensé en ellas y en mi amiga Tania».

Las cicatrices aún las llevo, no me causan conflicto, algunas de ellas se fueron borrando. Ésta –una cicatriz en el labio superior y la nariz– aún permanece, expresa Alejandra, y agrega incluso mi mamá me fotografío el rostro ese día, mis cicatrices no las oculto ni nunca las oculte así como no oculto y jamás ocultaré mi participación en el CGH.

No denuncié porque mi papá me lo pidió, creo que esta reacción la tuvo porque se vio muy cerca de perder a alguien, ya que mi familia tenía ya una larga lista de acoso, ya que muchos estábamos en el movimiento, mi hermano Argel, mi hermana Gaby, mi primo que estaba en la Facultad de Filosofía y Letras, otra prima que estaba en la Facultad de Medicina, todos en el CGH, eso era muy fuerte para mi papá.

El castigo para sólo dos de los granaderos que me golpearon fue una amonestación de dos días de trabajo, puntualiza Alejandra.

10 años más tarde, afirma que en la «Cordonería» que ahora coordina han participado muchas personas que estuvieron en el movimiento estudiantil, por que no es un negocio lo que busca es la salud sexual para todas y todos, nuestra lucha como vino del CGH, siempre debe de seguir en una u otra ala. Ahora la UNAM nos llama, para cubrir eventos de sexualidad y pues finalmente regreso a mi casa.

09/GTR/GG

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