Inicio Argentina: Cristina presidenta, ¿2007 ó 2011?

Argentina: Cristina presidenta, ¿2007 ó 2011?

Por la Redacción

Aunque sin develarse la incógnita sobre quién será contenderá por la presidencia, la primera dama argentina, Cristina Fernández se perfila hoy como potencial candidata a la presidencia de este país en las elecciones generales de octubre próximo, informó Prensa Latina, en su Especial Mujeres del Tercer Milenio.

Favorecida por todas las encuestas que, detrás de su esposo y mandatario, Néstor Kirchner, la instalan como la segunda dirigente con más popularidad en Argentina, la también senadora tiene en su aval reciente el triunfo conquistado en las elecciones legislativas de 2005.

En esos comicios, efectuados hace poco más de un año, Fernández de Kirchner obtuvo una contundente victoria, al presentarse en representación del Frente para la Victoria (FV), una escisión del gobernante Partido Justicialista (PJ, peronista).

Como postulante a senadora del FV por la provincia de Buenos Aires, consiguió entonces el 46 por ciento de los votos en el distrito electoral más importante de la nación sudamericana, con casi el 38 por ciento del padrón nacional.

La primera dama se convirtió así en artífice del triunfo del oficialismo en esa justa, que aglutinó cerca del 40 por ciento de los sufragios y sepultó el magro 22 por ciento de los votos con los que el jefe de Estado llegó a la presidencia, en mayo de 2003.

Tras ese arrollador éxito, el jefe de Gabinete argentino, Alberto

Fernández, negó un eventual lanzamiento de la primera ciudadana (como gusta autodefinirse Cristina) al sillón de la Casa Rosada, sede ejecutiva.

Sin embargo, casi 15 meses después de esas afirmaciones fue el propio funcionario, muy cercano al estadista, quien no descartó la posibilidad de esa hipótesis, siempre y cuando, advirtió, Kirchner decida replegarse y no buscar un segundo mandato.

Cristina es una política excepcional, con una capacidad de trabajo enorme, una inteligencia singular, preocupada y ocupada por la calidad institucional de la nación, sostuvo el jefe de los ministros en diciembre último.

Comenzaremos este año con los dos mejores aspirantes que Argentina tiene para gobernar a partir del 10 de diciembre de 2007: Kirchner y la primera dama, dijo el dirigente.

Interrogado sobre los posibles pretendientes oficialistas para las elecciones de octubre venidero, Fernández respaldó la postulación de cualquiera de los dos políticos.

Puede llegar a ser una extraordinaria presidenta, deslizó para luego precisar que el proyecto encarnado por el actual dignatario es colectivo y no depende de individualidades.

Se trata de un modelo de toda una sociedad, que decidió cambiar las reglas de juego instituidas en los años 90 por el entonces presidente Carlos Menem (1989-1999), enfatizó.

La virtual candidatura de la senadora se afianzó luego de que el propio mandatario anunció su intención de no ir a la reelección.

La idea que por estos días más seduce al Presidente, según su entorno más cercano, es la construcción de una fuerza política progresista con eje en el PJ.

En un reportaje ofrecido a fines de 2006 a la radioemisora de la

Asociación Madres de Plaza de Mayo, el dignatario manifestó su deseo de conducir una amplia alianza de centroizquierda, una suerte de espacio político renovador del tradicional peronismo.

A juicio de analistas, Fernández de Kirchner, con una alta imagen positiva, es la única dirigente de esa corriente que puede profundizar las políticas impulsadas por el actual inquilino de la Casa Rosada.

¿QUIÉN ES CRISTINA?

Si bien nada está definido aún, la primera dama, con una carrera política propia, podría erigirse en la única mujer presidente de la historia argentina que llegue a ese alto cargo por medio del voto popular.

Kirchner sólo lanzaría su reelección si los sondeos no le garantizan a su esposa un amplio triunfo en la primera vuelta electoral, opinaron analistas.

Consagrada en el firmamento político doméstico, la figura de Cristina es tan fuerte que cuando su marido caminaba el país como candidato presidencial, los asesores de la campaña tuvieron que apartarla para no restarle protagonismo al estadista.

Nacida el 19 de febrero de 1953 en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, se recibió de abogada en la Universidad de esa urbe, en la década de 1970.

Luego de graduarse, se casó con Néstor Kirchner y se mudó a Santa Cruz, la provincia natal del jefe de Estado.

En 1997 fue electa diputada nacional por ese territorio sureño y en 2001 senadora por ese mismo distrito.

Tras las elecciones legislativas de 2005, preservó su escaño en la Cámara alta del Congreso -pero ya en representación de la provincia de Buenos Aires-, puesto en el que debe mantenerse hasta 2011.

Desde 2001 es titular de la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, responsabilidad en el cual impulsó la aprobación de numerosas leyes, la más reciente sobre la reducción de nueve a cinco del número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia.

Después de la campaña presidencial del actual gobernante, Fernández de Kirchner bajó su perfil, ya que el peso de su imagen no debía opacar a su cónyuge, obligado a revertir la debilidad en la que asumió (22 por ciento del sufragio).

Hoy interviene en muchas de las decisiones del mandatario, estimaron los propios entendidos.

Me considera una par y me respeta mucho, suele decir la primera ciudadana, quien aseguró en varias entrevistas periodísticas que nunca piensa en términos de escalafones y forma parte de un proyecto colectivo.

A lo largo de su vida en común, Kirchner siempre ocupó los puestos ejecutivos y Cristina los legislativos.

Fue la mujer quien a partir de su cargo legislativo trascendió más rápidamente a nivel nacional, mientras el esposo era apenas el gobernador de una provincia lejana y despoblada, según el periodista José Ángel Di Mauro.

Autor de Cristina K. La dama rebelde, primera biografía sobre la carismática dirigente, Di Mauro recorre toda la vida personal y política de Fernández de Kirchner.

En el relato están presentes, además, las preocupaciones estéticas de la primera dama, su personalidad, la relación con sus dos hijos y su incalculable proyección de poder.

A diferencia del jefe de Estado, la negociación no es una virtud que se le puede reconocer a ella, dijo el también codirector de la revista Semanario Parlamentario, único medio especializado en temas legislativos.

En el Senado, donde se le conoce desde hace más de una década, bien se sabe que no se puede contar con Cristina a la hora de buscar consensos, apuntó Di Mauro.

Ella se forjó una imagen de combatividad e inflexibilidad que no modificaría incluso como primera oficialista y, por el contrario, ha exacerbado un autoritarismo que antes sólo mostraba en dosis más moderadas, subrayó el comunicador.

Cada uno de los dos ha hecho en la vida política lo que mejor sabe: ella, pelear y legislar, lo de él (Kirchner) es la ejecución, agregó.

En opinión de Di Mauro, ambos usaron la rebeldía y la confrontación como elementos para consumar sus fines que, a juzgar por hasta dónde han llegado, se han cumplido con creces.

Pero uno y otro se complementan: él administra, ella fogonea, ella pelea, él negocia, él da la última palabra, pero ella tiene derecho a veto, remarcó el autor de la semblanza.

En un artículo publicado en Parlamentario.com, Di Mauro estimó que, amén de la individualidad de cada uno de los miembros de la pareja presidencial, el fracaso o traspié de uno, arrastra al otro, por lo que su futuro político está ineludiblemente atado.

Entendidos en la materia no se arriesgan hoy a vaticinar que Cristina será la elegida en 2007 o si su candidatura se relegará hasta 2011, algo que sólo se concibe si los números no garantizan la continuidad del llamado proyecto K.

Si bien en ningún muestreo la primera dama dio por encima de su esposo, es de reconocer que siempre marcó muy alto respecto a cualquier posible adversario, concluye Prensa Latina, en su Especial Mujeres del Tercer Milenio.

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