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Aspiración o ambición

Por Lucero Saldaña

La semana pasada, la señora Martha Sahagún pospuso su declaración ante la prensa sobre sus pretendidas aspiraciones a la candidatura de su partido en las próximas elecciones para la Presidencia de la República. ¿Por qué dejar para mañana lo que tendría que aclarar hoy? Según su vocero por motivos de su esposo.

Dejar en la expectativa a los medios sobre si se descarta para la contienda o continúa con su postura de que lo pensará en su debido momento, puede significar que coquetea con la idea y que de alguna manera la seguirán manteniendo en la pasarela de los que aspiran a dirigir este país, como si esto no representara lo más importante. ¿Cuál es la trayectoria personal necesaria que sostenga el anhelo al ejercicio del poder, que no sea el ser la esposa del Presidente? ¿Si fue él mismo el que la descarta, esperaría tener tiempo para convencerlo de que siempre sí?

Una interesante investigación llevada a cabo en Estados Unidos se sirvió de un discurso del senador Howard Baker para detectar los estereotipos de las personas votantes. El discurso trataba sobre economía, pero daba poca información específica o propuestas políticas y no expresaba inclinaciones partidistas o ideológicas claras.

A un grupo se le dijo que el candidato era una mujer y al otro que era un hombre, tras leer el discurso, se les pidió que evaluaran la competencia política de los candidatos en las áreas que no se habían mencionado durante el discurso. En la mejora del sistema educativo, en la honestidad e integridad en el gobierno y en la solución de los problemas de salud, la mujer fue valorada como más competente que el hombre en otras áreas, como la lucha contra la delincuencia urbana y cuestiones agrícolas, se consideró al candidato como el más competente.

Sabemos que se tiende a calificar a los hombres muy alto en competitividad, liderazgo, fuerza, independencia, ambición, agresividad, dureza, autosuficiencia y energía; en cambio, a las mujeres se les asocia con amabilidad, compasión, sensibilidad hacia las necesidades de los demás, precaución, pasividad y falta de competitividad. Esta contraposición de rasgos de personalidad, clasificados como masculinos y femeninos, tiene un paralelismo con los juicios que el electorado realiza sobre las áreas donde los hombres operan con efectividad en contraposición a las mujeres.

En otra área de investigaciones sobre la influencia del sexo de los candidatos en los votantes, un grupo de investigadores llevó a cabo una encuesta telefónica para detectar la intención del voto del electorado con relación a la elección de candidatos de sexo femenino o masculino, para una mesa directiva de escuela o para un puesto de juez.

La investigación reveló que la mayoría afirmaba que no hacía diferencias en función del sexo para determinar su intención de voto. A pesar de ello, los resultados demostraban que, en realidad prevalecía la tendencia de votar a favor de una mujer para la mesa directiva de la escuela que para el puesto de jueza.

Parece ser que las y los votantes sí tienen estereotipos sobre las mujeres candidatas, pero que estos modelos no siempre actúan en su contra. De modo que si se da el cargo político «adecuado», la mujer puede beneficiarse de los estereotipos y los esquemas sociales de los votantes.

Sin embargo, en este caso, considero que lo que hace la controversia no es tanto que sea mujer, sino que no existe ni la ética ni la equidad en la contienda, tanto para las mujeres como para los hombres que aspiran a ser candidatos de los distintos partidos, precisamente por el hecho de ser «la Primera Dama».

Hemos evolucionado como sociedad en aceptar la posibilidad de que las mujeres ocupen altos cargos, y damos la bienvenida a la quinta mujer mexicana en ocupar el cargo de gobernadora electa Amalia García, por el estado de Zacatecas. Reconocida política de carrera que ha presidido a su partido a nivel nacional.

En cambio esperamos que la Señora Martha Sahagún sea la que en definitiva responda si tiene o no las aspiraciones para ocupar algún cargo público. Que las diferencias entre ambos sexos existen y se deben a factores evolutivos o de aprendizaje sexista lo sabemos, pero que la igualdad de derechos y oportunidades se debe basar en criterios éticos, porque la igualdad es una aspiración ética.

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*Senadora e integrante de la Comisión de Equidad y Género y de la Comisión Especial que dará seguimiento a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.

2004/BJ/SM

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