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Atiende colectivo a bolivianas víctimas de violencia familiar

Por la Redacción

Psicólogas, abogadas, veinticinco capacitadoras jurídicas, así como varones, adolescentes e incluso a niñas y niños integran el equipo que, desde hace ocho años, brinda recuperación terapéutica a mujeres que han sufrido violencia familiar en Bolivia.

Y aunque este colectivo trabajan ahora en un espacio prestado y en la casa de algunas mujeres de la agrupación, para el próximo año esperan aumentar la atención hasta llegar a veinte grupos y contar con un albergue en la capital, La Paz, debido a que la demanda de ayuda es grande, dijo Patricia Miranda, quien forma parte de este grupo desde sus inicios, informó en boletín la Red Nacional de Trabajadoras/es de la Información y Comunicación.

El colectivo proyecta también brindar espacios laborales, de capacitación en liderazgo, que permita su participación política, que visibilice la capacidad de la mujer en encontrar soluciones a esta problemática, con madurez emocional, claridad y seguras en el conocimiento de su realidad, todo ello luego de un proceso de «mirarse a ellas mismas y encontrar todas aquellas respuestas que las angustian todavía», asegura Miranda.

Esperan que esta organización se extienda a ciudades que presentan altos índices de violencia en la familia, como Cochabamba y Santa Cruz, para permitir a las mujeres salir de las heridas de la violencia, curadas, sin resentimiento y con una perspectiva clara de ayudar a otras mujeres en la solución de un problema aún pendiente en la sociedad boliviana.

Las capacitadoras jurídicas que integran el equipo de ayuda se graduaron gracias al apoyo de un programa de capacitación en derechos ciudadanos, todo ello con el objetivo de cualificar no sólo el apoyo emocional que brindan, sino el de orientación legal y de apoyo a la víctima que casi siempre es una mujer.

En coordinación con la Organización Panamericana de la Salud, se apoya también en salud, porque las capacitadoras jurídicas se convierten también en articuladoras sociales que atienden y apoyan en lo más urgente que requiere la víctima que acude a este colectivo de terapia, hasta su total recuperación.

SIN CULPAS

Patricia Miranda piensa que no es correcto culpabilizar de la violencia al varón, sin entender que nos encontramos viviendo dentro de un sistema político y económico basado en la violencia, cuyas consecuencias generan a su vez también violencia. Los hombres violentos fueron alguna vez niños que sufrieron violencia e incluso consideran a la misma como algo natural.

Trabajar en la modificación de esta práctica nociva es todo un proceso, advierte Miranda, ya que implica que ellos puedan encontrar espacios y caminos que les permita cuestionarse por qué generan relaciones de poder, relaciones que lastiman a las personas que más quieren, esposa, hijos, hijas, padre, madre y otros familiares, y hasta amigos y amigas.

«Nuestra idea no es propiciar definitivamente una separación, ni a decidir por ellas, sino a tratar el problema de la forma más respetuosa, que a partir de ellas mismas puedan entender que quizá provienen de un hogar que las «diseñó» con un modelo para ingresar en una relación de violencia», asegura Miranda.

Lo mismo ocurre con los hombres, dice Miranda. Y cuando ambos entran en un proceso en el que van encontrando las respuestas que buscan, ocurre que en algunos casos deciden separarse. Pero estas separaciones ya no son dolorosas, ni se presenta el chantaje a través de los hijos. Al contrario, la decisión asumida es producto de la madurez, con la que debieron actuar siempre.

SALUD PARA TODOS

Uno de los objetivos principales del equipo de ayuda es preservar la salud emocional de las mujeres, los hombres, y de sus hijas e hijos, en particular, pues en general la violencia es un problema social donde deben estar incorporados todos los actores que participan, sin limitarse a un psicólogo o a una abogada, sino a toda la comunidad. Sólo así se logra la prevención.

Lo que hace falta, ahora, es un albergue, primero en la ciudad de La Paz, ya que ahora son albergadas solidariamente en la casa de alguna de las compañeras del grupo. Para ello hacen un llamado a quienes tengan recursos y deseos de ayudar en el combate a la violencia familiar, que es un problema para toda la comunidad.

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