En México ha habido un incremento de muerte materna en las zonas urbanas, fenómeno que había sido asociado con las áreas rurales y que puede hablar de una mala calidad en la atención y de quien provee los cuidados durante el parto y puerperio, pero también con el nivel de enseñanza y formación de éstos.
Un estudio realizado por las investigadoras Leslie Cragin, Lisa DeMaria, Lourdes Campero y Dilys M. Walker para Reproductive Health Matters, sobre calidad en la educación en tres planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México (Facultad de Medicina, Carrera de Medicina de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala y Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia), así como en la Escuela CASA de Partería Profesional, ubicada en San Miguel Allende, Guanajuato, evidencia que las más capacitadas para atender partos con un alto nivel de calidad son las de la Escuela CASA.
El estudio, aplicado a enfermeras obstétricas, parteras profesionales y médicos generales de las escuelas señaladas, revisó los currículos y los comparó con los 214 indicadores de conocimiento y capacidad, enumerados en las directrices de la Confederación Internacional de Matronas respecto a la capacitación del parto calificada.
De este comparativo, la escuela CASA obtuvo el mayor porcentaje de conocimientos básicos y habilidades, seguido por la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM y la Facultad de Medicina (FM) de la misma casa de estudios.
«Ni la FM, ni la ENEO documentaron la cantidad o los tipos de experiencia clínica exigidos para graduarse», detallan las investigadoras.
Los médicos generales atienden la mayoría de los partos en México, no obstante, este estudio demuestra que quienes están más capacitadas para hacerlo y que tal vez pudieran contribuir a la disminución de la muerte materna son las parteras profesionales, por lo que como parte de las conclusiones que arrojó el mismo se refieren a que éstas sean incluidas oficialmente en el sistema de salud pública para la atención de partos.
EL ESTUDIO
Las investigadoras analizaron la calidad en los planes de estudios de los programas educativos de tres tipos de proveedores del cuidado obstetra en México: parteras, enfermeras obstetras y médicos generales. Los médicos ginecólogos-obstetras no fueron incluidos en el estudio porque cuentan con una especialidad.
Al referirse al término asistente capacitado o preparado, las investigadoras consideran a la partera, enfermera o médico que haya sido educado y preparado para atender embarazos normales (los que no presentan complicaciones), parto y puerperio.
La Panamerican Health Organization (PAHO) señala en un estudio que aunque el 75 por ciento de las mujeres que dan a luz en México son atendidas por médicos, enfermeras y parteras que cubren la definición de asistentes calificados para el parto, hay señales de alerta que están indicando que tal vez pudiera haber un cuidado de bajo estándar.
El estudio considera que las enfermeras obstetras deben ser consideradas por el Gobierno mexicano y por la Secretaría de Salud como personal capacitado, por lo que sugiere, debieran dárseles atribuciones para la toma de decisiones.
Asimismo revela que mientras la Facultad de Enfermería Obstétrica de la UNAM gradúa 250 estudiantes por año, solamente 50 tienen experiencia clínica supervisada que asegura la práctica autónoma después de la graduación.
Según la investigación, no hay documentación sobre si los graduados tienen las capacidades necesarias para administrar cuidados de riesgo antes, durante y después del parto y si están capacitados o no para atender situaciones de emergencia o de alto riesgo.
En el caso de las enfermeras con capacidades obstetras y obstetras profesionales, pueden proporcionar una mejor y gran calidad en la atención del cuidado materno, principalmente para las comunidades pobres y vulnerables.
ALGUNOS OBSTÁCULOS
Existe una gran resistencia de los directores de hospitales públicos para que enfermeras obstetras atiendan partos. Ello obedece en gran medida a que durante años, las entonces conocidas como «comadronas» basaban su saber en conocimientos empíricos, lo cual es negativo para quienes practican ahora este tipo de práctica.
Las parteras profesionales enfrentan los mismos obstáculos que las enfermeras obstetras: acceso limitado a sitios de práctica clínica, resistencia del establecimiento médico y pocas opciones para empleos consistentes de larga duración.
DESAFÍOS PARA MÉXICO
Las investigadoras señalan que la Secretaría de Salud debe comenzar a incorporar parteras profesionales y enfermeras obstetras en clínicas rurales y clínicas urbanas de las zonas marginadas con tasas de muerte materna que supere el promedio nacional.
Consideran que deberán existir evaluaciones constantes y rigurosas para demostrar que su participación es efectiva, lo que a su vez podría propiciar la creación de más escuelas de parteras profesionales.
Por otro lado, sugieren que éstas sean integradas al sistema de salud pública con todo lo que ello implica, para la atención de partos, y que se legisle en el tema.
07/LGL/GG/CV