En México sólo tres de cada 10 mujeres llegaron a los 25 años de edad sin tener hijos durante 2009, lo que demuestra que la maternidad sigue siendo temprana, toda vez que su cúspide se coloca en las adultas jóvenes de entre 20 y 24 años, reporta el Consejo Nacional de Población (Conapo).
En el documento Salud sexual y reproductiva de los jóvenes, el Conapo refiere que la tasa de fecundidad disminuyó de forma importante en las últimas tres décadas al pasar de 7 hijos por mujer a mediados de los años 70 a 2.2 hijos en 2009, aunque –advierte– «la estructura por edad no ha experimentado variaciones tan notables».
En 2009, informa el Conapo, una de cada cuatro adultas jóvenes tiene un hijo nacido vivo, una de cada seis tiene dos, mientras que casi seis de cada 100 tienen tres hijos o más. Y sólo tres de cada 10 mujeres llegaron a los 25 años de edad sin hijos.
Con base en las encuestas nacionales de Dinámica Demográfica (Enadid) 2006 y 2009, el estudio de Conapo asienta que aunque con «niveles menores» de fecundidad, la edad a la que las mexicanas son madres sigue siendo temprana, ya que 45.5 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años han sido madres al menos una vez.
El análisis de las tasas específicas de fecundidad indica un «ligero repunte de la fecundidad entre las mujeres de 25 a 29 años de edad, pero esta tendencia, que derivaría en un patrón de fecundidad dilatado (la postergación de la maternidad), es aún incipiente al menos a nivel nacional».
El análisis del Conapo, realizado en colaboración con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), detalla que en las adolescentes la fecundidad sigue siendo una problemática por factores como los riesgos de salud que entraña la reproducción en edades tempranas y la fuerte asociación entre la maternidad antes de la adultez y la existencia de condiciones de precariedad socioeconómica.
Hasta 2009, nueve de cada 100 mujeres de 15 a 19 años de edad tenían al menos un hijo.
La tasa de fecundidad adolescente es descendente, ya que pasó de 81 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años de edad, de 1989 a 1991, a 69.5 de 2006 a 2008. Sin embargo, la velocidad a la que disminuye es menor a la registrada en otros grupos de edad, apunta Conapo.
Este hecho revela a la reproducción adolescente como un fenómeno complejo, con resistencias específicas que ameritan estrategias distintas a aquéllas que tienden a funcionar entre el resto de la población, advierte el consejo.
El embarazo en adolescentes está vinculado a la incapacidad de controlar los riesgos del ejercicio de su vida sexual y a la falta de acceso a métodos anticonceptivos.
El promedio de la fecundidad adolescente nacional es de 69.5 por cada mil adolescentes, pero esta cantidad se dispara en estados como Quintana Roo, donde es de 96.4 por igual número de mujeres de 15 a 19 años de edad, y Nayarit, donde alcanza 89.5 por la misma proporción de adolescentes.
Entre las adolescentes son más frecuentes los embarazos no planeados o no deseados. Conforme las mujeres tienen más edad crece el número de embarazos planificados.
Así, el 27 por ciento de los embarazos en mujeres de 15 a 19 años no era planeado y 13 por ciento no deseado. Mientras que para las de 20 a 24 años, el 23.2 por ciento no lo planeó y el 9.5 por ciento no lo deseó. Y el 18.7 por ciento de los embarazos de las mujeres de 25 a 29 no eran planeados y 10 por ciento no deseados.
En cuanto a la atención del parto de mujeres jóvenes por parte de personal médico, la presencia de los médicos en este evento es cada vez más significativa. Mientras en 1987 sólo el 68 por ciento de los partos de mujeres entre 15 y 24 años era atendido por un médico, en 2009 ya son nueve de cada diez partos.
Este incremento se debe, sobre todo, a la disminución de los partos atendidos por parteras (22.9 por ciento en 1987) y los partos que ocurrían sin atención, los cuales representaban el 3.9 por ciento en el mismo año.
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