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Bono demográfico augura desarrollo para mujeres africanas

Por Jacey Fortin*
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No lejos de la sede de la Comisión Económica para África (CEPA), en la capital de Etiopía, una mujer de 25 años llamada Bosena está sentada en una calle transitada, con su bebé en brazos.
 
Tiene dos hijos, y todos sus ingresos –unos 1.58 dólares diarios (21 pesos mexicanos)– los obtiene mendigando. Bosena llegó a la ciudad desde el campo con la esperanza de asegurarles una buena educación. “Pero si no consigo dinero suficiente, ellos no podrán ir a la escuela”, dijo a IPS.
 
A la vuelta de la esquina, en la sede de la CEPA, una agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se discutían los problemas que afectan a Bosena, como la urbanización, la situación de la infancia, la pobreza y la educación.
 
El encuentro fue la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo Más Allá de 2014, que comenzó el pasado 30 de septiembre y concluyó el viernes 4 de octubre.
 
La última de una serie de reuniones regionales en todo el mundo se dedicó a evaluar los progresos alcanzados desde 1994, cuando la primera Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo adoptó en El Cairo un Plan de Acción ante los cambios demográficos que experimentaba el planeta.
 
Muchas cosas han cambiado en las últimas dos décadas. La población de África está experimentando un increíble crecimiento: cada año suma 21 millones de personas y pronto llegará a mil 200 millones. Un informe de la ONU indicó el mes pasado que para fines de este siglo esa cantidad podría triplicarse.
 
Esto colocará una enorme carga sobre los gobiernos de todo el continente, que ya deben hacer frente a la pobreza y el subdesarrollo.
 
Pero no sólo se escucharon malas noticias en la conferencia: África tiene algunas de las economías de más rápido crecimiento del planeta.
 
El Fondo Monetario Internacional predijo este año que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de África subsahariana llegará a 6.1 por ciento en 2014, superando por lejos el promedio mundial, estimado en 4 por ciento.
 
Las ciudades se están transformando en centros de actividad económica, así que no sorprende que el auge poblacional africano se concentre en las urbes.
 
El continente ostenta el mayor ritmo de urbanización: en 1950 sólo 14.4 por ciento de sus habitantes vivían en ciudades. Para 2011, la proporción pasó a 39.6 por ciento.
 
Si se mantiene el actual desarrollo económico, el crecimiento demográfico puede representar una gran oportunidad. Más de 70 por ciento de la población del continente tiene menos de 30 años, y las y los jóvenes podrían generar una increíble productividad en el futuro.
 
“La población puede ser un activo”, explicó a IPS/Cimacnoticias el economista jefe del Banco Mundial (BM) para la región africana, Abdo Yazbeck.
 
“Las economías están creciendo para permitir la absorción de este aumento (demográfico), lo cual genera más ingresos y más impuestos, y ello reduce la pobreza”, sostuvo.
 
“Mientras esos nuevos habitantes se gradúan y comienzan a trabajar, los países necesitan un sistema bancario que funcione para que las y los trabajadores puedan ahorrar y se generen recursos para invertir”, añadió.
 
Pero sacar provecho de este “bono demográfico” no será fácil. Se trata de un fenómeno con una miríada de causas y efectos, y abordarlo implica un esfuerzo a varias puntas.
 
“En última instancia lo único que funciona es el enfoque de Derechos Humanos, y es por eso que no estamos hablando de control de la natalidad”, dijo a IPS/Cimacnoticias la subdirectora ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Anne-Birgitte Albrectsen.
 
El UNFPA es la entidad a cargo de la implementación mundial del Plan de Acción de El Cairo.
 
“La elevada fertilidad supondrá un desafío a la capacidad de los países para crear un desarrollo sostenible”, alertó Albrectsen.
 
Los derechos de las mujeres fueron tema central en la conferencia. El UNFPA destinó la mayor parte de sus esfuerzos en las últimas dos décadas a promover la planificación familiar y la educación sexual, y a combatir la mortalidad materna y el matrimonio temprano.
 
Todavía hay muchos problemas: la ONU estima que 29 por ciento de las adolescentes de África subsahariana están casadas, y que cada año hay 2.2 millones de embarazos no deseados.
 
La Organización Mundial de la Salud informó que más de 6 millones de mujeres al año se someten a abortos inseguros y a veces fatales.
 
Pero el UNFPA y sus socios, gobiernos nacionales, el BM y donantes privados, pueden alegrarse de varios progresos.
 
Un programa para combatir la mutilación genital femenina contribuyó a que 10 mil comunidades de África occidental y oriental rechazaran esta práctica. Las muertes maternas cayeron 41 por ciento.
 
En todo el continente se abrieron varios refugios para víctimas de violencia doméstica.
 
Los hombres no han quedado marginados de estas iniciativas. Programas de promoción e información inspiraron a líderes comunitarios a explicar que el empoderamiento de las mujeres beneficia a todas las familias.
 
Estos cambios son más importantes que concentrarse en el control de la natalidad, coincidieron analistas. “No tiene sentido ver las cifras de población en forma aislada y sacar conclusiones sobre sus posibles implicaciones”, opinó Julia Schünemann, investigadora del africano Instituto para Estudios de Seguridad.
 
“En lo positivo, el aumento de la población en África probablemente implique un mayor bono demográfico que impulse el PIB, porque habrá más personas económicamente activas”, indicó.
 
Ahora bien, “cómo se traduce esto en un mejor y más equitativo desarrollo humano dependerá obviamente de muchos factores estructurales y medidas políticas”, abundó.
 
Esas acciones no pueden ser forzadas. Deben comenzar desde abajo, un aspecto en el que el UNFPA viene trabajando desde 1994.
 
Hoy, las comunidades y los gobiernos del continente se dedican cada vez más a los asuntos más controversiales, y eso es prometedor para las próximas dos décadas, apuntó.
 
“Lo que estamos viendo en África es una mayor voluntad política de los gobiernos. Hay gran disposición a hablar de temas tabúes, como la violencia de género, la mutilación genital femenina y la identidad sexual”, destacó.
 
“También vimos en esta conferencia que los políticos quieren ir más allá de la agenda existente. Eso es muy bueno”, celebró Schünemann.
 
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional IPS.
 
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