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Capacitan en campamento feminista a parteras en Haití

Por María Suárez Toro

Ishmart es una joven que está en sus 8 meses y medio de embarazo. Es su primer hijo y acaba de regresar de la clínica en Pegieville, Puerto Príncipe donde le dijeron que su parto tendrá que ser por cesárea porque su bebé tiene los pies hacia abajo.

Cuando ocurrió el terremoto ya tenía seis meses de embarazo y perdió su casa. Ishmart es una de las 63 mil mujeres embarazadas al momento del terremoto, según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Esta nerviosa con la noticia pero sabe que tiene opciones para una segunda opinión. La Clínica de Salud de las Mujeres de SOFA en Fontamará. Ahí la recibe la ginecóloga, quien le da la opción de revisarla en una sala de la tienda de campaña o en la que está dentro del local de la Clínica, declarado sin daños en sus instalaciones.

Muchas mujeres, alrededor del centro de salud perdieron sus casas. La misma doctora dice que ella misma se salvó de perecer en la suya porque el día del terremoto acababa de salir al patio para buscar señal con su celular. «Perdí todo menos la vida.»

Ishmart vive en el mismo campamento provisional del Centro Ecuménico de Derechos Humanos en el que Radio Internacional Feminista tiene sus instalaciones y radioemisora cuando está en Haití.

Las más de 40 personas de todos lados de la ciudad que habitan allí están como nosotras, a la espera del primer nacimiento en el campamento. Que la vida se abra campo en medio de tanta muerte es motivo de celebración y todas las personas estamos pendientes.

En el campamento hay mujeres que perdieron hijas, mujeres que perdieron madres, hombres que perdieron esposas, etc. No hay nadie que no haya perdido a un ser querido, por lo que esta nueva vida es esperanza de quienes sobrevivieron.

El marido de Ishmart es un doble sobreviviente. Jonás, a los 7 años de edad, en 1993 sobrevivió al naufragio del Neptuno, un barco de pasajeros entre Jeremie y Puerto Príncipe que llevaba el doble de pasajeros para el cual tenía capacidad. Ahora perdió todo menos su propia vida y la de su esposa embarazada de su primer hijo también.

Ishmart sale sonriente de la consulta, mientras la doctora dice que efectivamente, debe ser cesárea porque el hermosoy saludable bebé que ya pesa más de 9 libras. «Todo está bien y ella es muy fuerte» aclara mientras la toma del brazo para ayudarla a bajar las escaleras.

Lise-Marie Déjean, Secretaria Ejecutiva de SOFA (Solidaridad entre Mujeres en Haití) y médica en la Clínica, relata que la Clínica se fundó en 1996 en un proyecto de SOFA con la organización MADRE.

Está ligada a la Red de Salud de Mujeres de América Latina y el Caribe con una relación especial con su organismo homólogo en la República Dominicana, el Centro Mujer y Salud. Esas organizaciones le han brindado apoyo decidido antes y ahora junto con el movimiento feminista de la región.

Brinda servicios especializados en atención a mujeres en salud sexual y reproductiva y atención general para mujeres. Uno de sus programas de capacitación se dirige a las parteras.

Ubicada en una zona muy pobre de la ciudad, la clínica no resultó con daños por el terremoto pero mucha gente a su alrededor perdió sus casas y la misma noche del terremoto se convirtió en un improvisado albergue comunitario provisional.

Cuando comenzaron a recibir apoyo de las feministas de la región y sus organizaciones, pudieron albergar a la gente en carpas fuera de la clínica para abrirle paso nuevamente los servicios. Instalaron bancas se espera afuera para las que temen entrar, tienen una sala de atención en una carpa y cuentan con un escritorio al aire libre donde son recibidas para abrir o actualizar sus expedientes.

Adentro cuentan con iguales servicios, mas una farmacia, una sala de observación que tiene 12 camas nítidamente arregladas como en un hospital, dos sillas de ruedas y unas muletas.

«Actualmente en las noches estas camas están siendo ocupadas temporalmente por mujeres que quedaron solas y lo perdieron todo. Ellas se van a trabajar en el día para que la clínica quede libre para las mujeres que atendemos» explica Lise Marie.

La sala de ginecobstetricia está equipada con todo lo necesario para llevar un buen control. No hacen partos pero orientan a las mujeres con información sobre otros hospitales y clínicas que tiene ese servicio para que ellas escojan dónde ir.

La clínica cuenta con una gran sala de capacitación de parteras, quienes atienden el 75 por ciento de los nacimientos. El programa de entrenamiento apoya a más de 200 mujeres y hombres.

De acuerdo con Wilma Doedens, asesora técnica de salud reproductiva del UNFPA en el post terremoto la mayoría de las instalaciones médicas están ocupadas por los heridos graves, por lo que cada vez hay más mujeres dan a luz en sus casas».

10/MST/LR/LGL

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