Cerca del 99 por ciento de las madres infectadas por el virus del VIH/Sida en el oeste y en el centro de África no toman los medicamentos necesarios para evitar que la enfermedad se extienda a los fetos, lo que genera un ciclo de negligencia que afecta a más de 4.2 millones de niñas y niños.
Un despacho de Canal Solidario, refiere que el fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reporta que sólo el 1.3 por ciento de las mujeres embarazadas e infectadas con el virus en esas regiones tiene acceso a los antiretrovirales que podrían impedir que las y los niños contrajeran el virus.
Como resultado, cerca de 22 mil bebés nacen al año infectados y menos del uno por ciento reciben terapia retroviral. De acuerdo con Naciones Unidas, 4.2 millones de niñas y niños han quedado huérfanos a causa el Sida, en una región percibida comúnmente como uno de los lugares con menor esperanza de vida del continente.
Más de la mitad de estos menores residen en Nigeria, donde Unicef estima que casi dos millones de niños han perdido a uno o ambos padres a causa del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, más que en ningún país de África.
PROBLEMAS Y SOLUCIONES
La situación de las madres en el mundo es muy difícil, pero es posible encontrar soluciones eficaces para este desafío, incluso en los países más pobres del planeta.
Eso es lo que quiere demostrar Save the Children en su séptimo Informe anual sobre el Estado Mundial de las Madres.
El documento también aporta datos muy crudos como el de que, por no contar con la debida asistencia, cada minuto muere una mujer durante el embarazo o el parto, siete recién nacidos durante su primer mes de vida y 20 niñas y niños antes de cumplir cinco años.
El informe señala a los países que están luchando con más éxito por salvar la vida de las madres y de sus hijos, así como aquellos que están registrando los peores resultados.
Vacunar a las madres para que sus hijos no mueran del tétanos si les cortan el cordón umbilical con una cuchilla sucia o proporcionar una mínima formación sobre higiene.
Existen también soluciones que, con un bajo costo y escasos medios tecnológicos, son capaces de salvar la gran mayoría de esas jóvenes vidas.
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