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Carmen Serdán

Por Erika Cervantes *

El seudónimo de «Marcos Serrato» en la historia, oculta la identidad de la mexicana Carmen Serdán, quien participó como mensajera, al propagar las ideas de la revolución mexicana de 1910, y cuya familia se sumó a las filas del movimiento.

El 18 de noviembre de 1910, junto con sus hermanos Aquiles y Máximo, militantes del Partido Anti-Reeleccionista, Carmen Serdán, defendió su casa de las fuerzas porfiristas y resultó herida al subir a la azotea para proveer de parque a los revolucionarios, que en ese momento custodiaban a uno de los mayores ideólogos y dirigentes revolucionarios: su hermano Aquiles.

Carmen pagó la osadía, fue aprehendida y encarcelada al lado de su madre y su cuñada, pero no se desanimó, pese a haber perdido en la batalla a su hermano Máximo, y continuó la lucha al lado de los revolucionarios.

Las tres mujeres fueron remitidas a la cárcel de La Merced y después las recluyeron en el Hospital de San Pedro. Tras el golpe de Estado encabezado por Victoriano Huerta, Carmen participó en la Revolución como parte de la Junta Revolucionaria en Puebla y se incorporó como enfermera a las fuerzas combatientes.

Nació el 11 de noviembre de 1875, en el seno de una familia poblana acomodada y de ideales democráticos, Carmen Serdán contribuyó a la causa de la Revolución de 1910, como integrante del Partido Anti-Reeleccionista.

Estudió en el Colegio Teresiano, donde aprendió a leer y escribir; la situación económica de su familia le permitió acceder a estas artes, que se consideraban innecesarias para las mujeres de su época.

Este privilegio la llevó a tomar en sus manos, como proyecto personal, el derrocamiento del dictador Porfirio Díaz; así, de forma clandestina, Carmen dedicaba las noches a pegar propaganda contra la dictadura.

También colaboró en la repartición de pólvora y dinamita entre los inconformes y, como se mencionó antes, hizo de estafeta con el seudónimo de Marcos Serrato.

Carmen Serdán no limitaba su trabajo a estas tareas: elaboraba bombas y hacía transacciones para la compra de rifles y pistolas destinadas a las fuerzas revolucionarias.

Tras participar activamente en la lucha revolucionaria, Carmen murió el 21 de agosto de 1948, a la edad de 73 años. Los únicos reconocimientos a su paso por la historia son su nombre en letras de oro en el Congreso de la Unión, y una estatua en Monterrey, donde se le representa disparando una carabina.

Carmen nos hereda su valor y entrega en la lucha por un México más justo.
* Periodista y fotógrafa mexicana, Integrante de la Red Nacional de Periodistas.

10/EC/LR/LGL

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