Inicio Centro de Terapia para víctimas de delitos sexuales: burocracia y hermetismo

Centro de Terapia para víctimas de delitos sexuales: burocracia y hermetismo

“Si quieren saber algo, búsquenlo en Internet”, nos repite constantemente el personal del Centro de Terapia y Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales (CTA) al preguntar sobre los servicios que da la institución y el protocolo de atención que brinda a las víctimas de violencia sexual en la Ciudad de México.
 
Nadie sabe nada y, entre un ir y venir de psicólogas y personal administrativo, esperan en la sala principal del CTA niñas y adolescentes,   acompañadas de sus madres para entrar a consulta, sólo hay una mujer adulta. El personal nos dice que no puede dar información, “porque es una situación muy delicada” y, en todo caso, “no tienen un modelo a seguir”.
 
La recepcionista, la primera que contacta a la víctima que llega al lugar, nos dice que no sabe cuándo se creó la institución o si tienen algún protocolo de atención. Nos manda al Centro de Investigación Victimológica y de Apoyo Operativo (Civa): “quizá ahí o en la página web de la Procuraduría General de Justicia local (PGJDF)”, dice, “pueden resolver sus dudas”.
 
El Centro de Terapia y Apoyo es la instancia pública que nació en 1991 tras las lucha del movimiento feminista para dar una atención integral a las víctimas de violencia sexual. El objetivo inicial fue que ahí se atendería psicológicamente a todas las personas que denunciaron en una de las Agencias Especializadas en Delitos Sexuales.
 
A 26 años de su creación, en una visita que realizó Cimacnoticias al CTA, nadie pudo brindar una respuesta clara sobre los fines y la operación del Centro.
 
¿CUÁNTAS DENUNCIAN, CUÁNTAS LLEGAN?
 
“No sabemos cuántas víctimas llegan a la Fiscalía de Delitos Sexuales y cuántas dejan de venir, no sabría decirte si todas vienen, porque no sabemos cuántos oficios levanten allá, esas estadísticas no lo sabemos, no lo manejamos nosotros”, declara un trabajador social que accedió a darnos información, pero sin dejarnos entrar y él tras la puerta del Centro.
 
En el acuerdo A/002/2005 sobre la atención a víctimas de delitos sexuales, la PGJDF indica que las Agencias Especializadas tienen la obligación de canalizar e informar de la existencia del CTA a las víctimas y sus familiares. Sin embargo, no establece como obligatorio que el Centro dé un seguimiento puntual sobre el apoyo psicológico que le corresponde dar a las víctimas.
 
Por ello recibir atención psicológica y de salud es prácticamente opcional y depende de las posibilidades económicas y del tiempo que tenga cada víctima para trasladarse, tras denunciar en una agencia especializada, al CTA o a la Clínica Especializada Condesa encargada de la salud médica.
 
Por eso,  de las 62 personas que denuncian al mes una violación sexual en la capital -según datos de la PGJDF- no hay certeza de cuántas, incluyendo a sus familiares, tienen la posibilidad de acceder al servicio de atención psicológica, que es esencial para gozar de una salud emocional y mental, como asegura la psicóloga experta en violencia sexual y directora de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac), Laura Martínez Rodríguez.
 
En el Centro, ubicado en una casa de dos pisos, en el número 1115 de la calle Pestalozzi, en la colonia Del Valle, nos advierte molesto un trabajador: “No es nada más llegar y decir ‘ya, quiero una terapia’, se tienen que abrir un expediente”. La respuesta contrasta con el aspecto cálido y con el entorno de una zona residencial cuidada. El Centro es, nos dice una de las víctimas, igual de burocrático. 
 
LA ÚNICA OPCIÓN
 
Sin embargo, para muchas víctimas, el Centro es la única opción que tienen para recibir atención terapéutica, como nos explica Andrea, madre de una víctima. Dice que que aunque queda lejos de su casa y tienen que dejar su trabajo o desatender a su familia, lleva a su hija “por la falta de dinero para pagar una terapia privada”.
 
Andrea, de unos 35 años de edad,  recorrió más de una hora en transporte público desde la colonia Agrícola Oriental, en la delegación Iztacalco, para tramitar la primera cita en el CTA para su hija menor de edad, quien hace dos días fue víctima de violencia sexual. Antes acudió a denunciar a la Agencia Especializada ubicada en las oficias de la Procuraduría capitalina, en la delegación Cuauhtémoc.
 
Desconcertada, aún sin estar segura de qué puede brindarle el Centro, nos dice que después de tres horas de estar ahí le dieron la primera cita hasta el próximo mes. La cita sólo es para el diagnóstico de la víctima, le explicaron.
 
El procedimiento de diagnóstico dura tres meses, una cita por mes. Luego, se determina el tipo de tratamiento que la víctima seguirá. Esto se debe a la saturación que tienen en el Centro, nos comenta un joven que realiza su servicio social en el CTA.
 
El Centro de Terapia es la única instancia pública en la ciudad que da un tratamiento psicológico especializado a víctimas de violencia sexual y donde son referidas todas las mujeres que denuncian en las seis Agencias Especializadas, se suman además las que llegan sin denuncia.
 
Pero para Andrea esta situación no es novedad, es parte del burocratismo de las instituciones de justicia. Incluso, dice, “le fue mejor” en la Agencia de la Procuraduría, pese a que pasó más de 24 horas para levantar la denuncia, porque no contaban con una médica perito que pudiera revisar a su hija.
 
Relata que a las tres de la madrugada le pidieron que regresara a su casa o “que se fuera a cenar con su hija” y le indicaron que volviera a las nueve de la mañana, hora en la que entraba la doctora. Ella insistió y fue trasladada a la Agencia más cercana por personal ministerial y el trámite terminó a las 7 de la mañana. Ahora, viene al CTA como le indicaron.
 
CTA: SERVICIO ASISTENCIAL
 
Ante la insistencia sobre el protocolo de atención, el trabajador social nos da una copia en blanco y negro de un folleto que explica los servicios brindados en el CTA: Primero las víctimas se dirigen con el personal de trabajo social; después pasan por un chequeo médico de procedimiento y se les evalúa psicológicamente para determinar el tipo de terapia que se les dará.
 
En caso de necesitar asesoría jurídica, explica el trabajador, también se les pone en contacto con una abogada. A la madre de la niña le comentaron que se comunicarían con ella… en diez días.
 
Con el apuro de irse, el trabajador social, refiere “si quieren algo más, como la historia del CTA o saber el modelo de atención a víctimas que seguimos búsquenlo en internet, nosotros no tenemos nada”, concluye, y se abre paso para salir, pues pasan de las 19:00 horas, tiempo de cerrar el servicio.
 
17/HZM/MMAE/GG
 

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