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Cerrar la brecha de desigualdad en México, vital para acelerar productividad

Por la Redacción
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Cerrar la brecha de desigualdad en México y en otros países latinoamericanos no solamente es un imperativo ético, sino también necesario para acelerar la productividad, difundir el avance digital, y lograr una sostenibilidad ambiental, señala el estudio “La ineficiencia de la Desigualdad”, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que fue presentado hoy en instalaciones de la UNAM.

En su ponencia, la secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena Ibarra, destacó que la igualdad, la productividad y la democracia son bienes correlacionados y cuando aumenta la desigualdad, como en el caso de los países latinoamericanos, disminuye la productividad.

Agregó que el desarrollo económico de los últimos 30 años no habría favorecido a la población más pobre. Al contrario, la liberación financiera “no ha generado inversiones”, y el avance de la tecnología “favorece la concentración del capital en el tope de la población”, expuso.

Sin embargo, Bárcena Ibarra se mostró optimista que el nuevo gobierno mexicano incentive inversiones públicas que puedan ayudar a disminuir la desigualdad, y que las orientaciones estratégicas expuestas en el estudio puedan servir de guía para una nueva política pública.

El estudio analiza la “cultura de privilegio” arraigada en la sociedad, el avance de las tecnologías, los efectos de un multilateralismo débil, y el medio ambiente, al igual que el mercado laboral, la educación, el acceso a infraestructura y los peligros del cambio climático. En todos estos ámbitos, la población está expuesta a discriminación según clase, etnia, y género.

En cuanto a la discriminación de género, las y los investigadores se concentraron en los efectos en el mercado laboral,  y desarrollaron diferentes escenarios de cómo este podría cambiar en el futuro. En un primer análisis, se preguntaron qué sucedería si participaran más mujeres entre 14 y 65 años en el mercado laboral formal.

En diferentes escenarios se supone que no cambia la brecha salarial, o que se elimina completamente. Para ambas visiones, la proyección de las y los académicos es que se logran importantes incrementos en el ingreso de los hogares, reduciendo así la pobreza y la desigualdad.

La segunda pregunta trató la repartición del trabajo no remunerado. Por ejemplo, para México, la Cepal constató que en los hogares donde vive una pareja, los hombres realizan alrededor de 70 por ciento de horas de trabajo remunerado, mientras que las mujeres realizan más del 80 por ciento de horas de trabajo no remunerado.

Repartir el trabajo remunerado y no remunerado (como cuidar niñas y niños, personas de la tercera edad, cocinar o limpiar) de manera más equitativa tendría efectos positivos para la economía, concluyeron. En su ejercicio de simulación, ambos integrantes se dividen la carga de trabajo remunerado y no remunerado de manera equitativa. Pero sólo en el escenario donde además desaparecen las diferencias de ingresos laborales entre mujeres y hombres, se observa un alza importante en los ingresos promedio del hogar.

Este beneficio, escriben las autoras y autores, sería “especialmente notable en los hogares de ingresos más bajos”, donde la participación laboral femenina es menor. Sin embargo, la brecha salarial entre los sexos “conspira contra un reparto más equitativo” de trabajos remunerados y no remunerados. Por lo tanto, concluyen que las políticas públicas deben generar condiciones que incentiven un reparto más equitativo.

Cabe señalar que en todos los ámbitos investigados para el informe, como la educación, acceso a infraestructura, medio ambiente, acceso a financiación, existe una discriminación de género, a la que la Cepal no dedicó un capítulo entero como en el caso del mercado laboral.

Alicia Bárcena Ibarra hizo referencia al hecho de que la discriminación es transversal cuando se refirió al acceso a la infraestructura, brecha que divide las poblaciones marginadas y las de clase media y alta en las ciudades. Relató que la Cepal observó un incremento respecto al tiempo que las personas dedican a transportarse. Al mismo tiempo, son las mujeres las que más utilizan transporte público y no individual, y que por lo tanto son más expuestas a la contaminación y la inseguridad en la vía pública.

El informe “La ineficiencia de la Desigualdad” se puede descargar en el siguiente enlace: https://www.cepal.org/es/publicaciones/43442-la-ineficiencia-la-desigualdad

18/SG/LGL

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