El acceso a la justicia para las mujeres migrantes en Estados Unidos es difícil por su estatus legal, por ser mexicanas y por ser mujeres, no importa su nivel de preparación cuando se enfrentan a un sistema legal misógino, en la mayoría de los casos.
Así le sucede a Verónica González Plata López, quien ha tenido que enfrentar a la justicia norteamericana para recuperar la custodia de sus hijos enfrentando la misoginia, discriminación y el poder económico ejercido por su esposo de origen norteamericano.
Verónica Gónzalez tiene 32 años y es mexicana; en 2002 se casó con Colín Millington Geiger, ciudadano norteamericano de 26 años de edad y de una buena posición económica. De su matrimonio, nacieron Alaitasune e Indargia, ambos en Estados Unidos.
En entrevista, Verónica comentó que durante el tiempo que estuvo casada fue víctima de violencia doméstica, aún estando embarazada, por lo que dos veces ha sido arrestada, por intentar defenderse, mientras que su esposo no ha sido consignado porque a decir de la policía «no tiene perfil de agresor».
Ella viaja constantemente a la ciudad de México pues aquí viven sus padres y porque intenta buscar ayuda legal para recuperar a sus hijos, quienes después de la sentencia de divorcio en junio de 2005, se quedaron con su padre por orden del Juez.
Verónica tiene de plazo hasta el 12 de agosto de este año para revocar la sentencia del Juez, pero teme que el padre de los niños se los lleve a vivir a otro lugar, luego de que éste la ha amenazado de llevárselos el 2 de julio.
Y es que Verónica comenta que a raíz de que denunció la violencia familiar en la Corte del Condado de Portland, en donde ella vivía con su marido, ha tenido que enfrentarse a una serie de irregularidades en el sistema de justicia norteamericano que la mayoría de las veces ha apoyado al esposo a tal grado, que le otorgó la custodia legal de los menores.
A través de exámenes psicológicos y de dibujos realizados por la pequeña Indargia, se determinó que Verónica no era apta para criar a sus hijos toda vez que éstos demostraron que ella estaba «afectada emocionalmente» y que maltrataba a los niños.
Sin embargo, Verónica señala que ha sido sometida a otras pruebas que señalan lo contrario y que durante sus llamadas telefónicas con sus hijos, éstos le piden regresar con ella; no obstante, las visitas le han sido restringidas y desde diciembre que no los ve.
Hasta ahora, comentó, el Consulado de México en Estados Unidos no ha podido ayudarla lo suficiente y las instituciones encargadas de atender la violencia doméstica en este país, a las que fue canalizada por el Consulado, tampoco la han ayudado.
Interpuso una denuncia por violación de derechos humanos ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos en nuestro país, pero ésta fue rechazada toda vez que no existían elementos suficientes para comprobarlo.
Cinco abogados han llevado el caso, pero ninguno aportó pruebas suficientes, a decir de Verónica, para que ella se quedara con los hijos y para demostrar que sufría violencia doméstica, ahora tiene que enfrentar una demanda de manutención para el esposo y los hijos por una cantidad de 250 dólares.
Un abogado norteamericano de nombre Paul Sherman, quien durante un tiempo llevó su caso, le ofreció retomarlo siempre y cuando Verónica le pague 2 mil 500 dólares y ella no cuenta con ingresos propios.
Cansada de agotar diferentes instancias como la Secretaría de Relaciones Exteriores, El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la CNDH y la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Verónica González pide ayuda para conseguir un abogado y recuperar a sus hijos.
Hizo un llamado a otras mujeres que se encuentren en una situación similar a la suya a no quedarse calladas y pelear porque la justicia americana no les arrebate a sus hijos por el simple hecho de desconocer sus derechos.
06/LG/LR
