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Compra comunitaria de anticonceptivos en barrios pobres de Argentina

Por la Redacción

Mujeres de cuatro barrios de extrema pobreza de Córdoba, Argentina, se capacitaron y se organizaron para tener anticonceptivos. Ahora son referentes en sus comunidades.

A un mes de la puesta en marcha del Programa Nacional de Salud Reproductiva, las mujeres siguen usando este sistema para los métodos que aún no provee el Estado. Todos los meses, las mujeres abren un padrón, recolectan el dinero, hacen el pedido, retiran los anticonceptivos y los distribuyen.

«No es cuestión de reemplazar el rol del Estado, sino de trabajar desde lo educativo para que las mujeres también puedan demandar a quien corresponda», aclara de entrada Alejandra Domínguez, trabajadora social.

Domínguez es dirigente del Servicio a la Acción Popular (Seap), organización civil cordobesa que asesoró a las mujeres en esta experiencia y que trabaja con ellas desde hace más de diez años. «Esto fue un parche que generamos para dar respuesta a una demanda que no estaba dando el Estado», asegura.

El sistema de compras de anticonceptivos fue uno de los resultados de un trabajo de educación que maduró a fines de 2000 para transformarse en experiencia piloto al año siguiente en Villa Urquiza y San Ignacio, dos barrios muy pobres del oeste de Córdoba, ubicados sobre ambas márgenes del río Suquía.

Ese año fue agitado para el movimiento de mujeres de Córdoba.

Con la Interhospitalaria e Intersectorial en Salud Sexual y Reproductiva (agrupación que reúne a profesionales de la salud de hospitales públicos y organizaciones sociales) se presentaron peticiones, se gestionaron entrevistas, se organizaron marchas y manifestaciones a favor de la entrega de anticonceptivos tanto a nivel provincial como municipal.

A partir de allí, comenzaron a diseñar un circuito de compras que sigue hasta hoy. «En este momento está funcionando a medias a partir de la puesta en vigencia del Programa Nacional (de Salud Sexual y Reproductiva) y eso nos alegra mucho», aclara Alejandra.

«Tenemos dificultades con los dispensarios porque no llegaron los preservativos, ni los inyectables ni las pastillas que se toman durante el amamantamiento, y en algunos centros de salud llegaron los DIU, pero hay dificultades para colocarlos porque no tienen la estufa de esterilización en condiciones», explica.

Además, agrega, «el Programa prevé que se trabaje la capacitación, la reflexión, mucho más que provisión de anticonceptivos…» Por eso las mujeres optaron por continuar con las compras comunitarias y, en muchos casos, se resisten a abandonar esta práctica.

Habla ahora Gabriela Rotondi, del Seap: «Ellas ven al Programa (Nacional) como una conquista pero, por otro lado, tienen pánico de que se caiga en cualquier momento. En Villa Urquiza nos decían ayer: no se les ocurra dejar de comprar».

«Tenemos la idea de que el Programa ya tiene la provisión de dos años. Pero (a las mujeres) les cuesta mucho confiar en el Estado. Y en eso va a tener que trabajar el propio Estado y no los profesionales o nosotros solos. Si no hay difusión del Programa, si no hay información, se le quita legitimidad», asegura Rotondi.

CÓMO FUNCIONA

Las compras comunitarias funcionan en Villa Urquiza, San Ignacio, Don Bosco y Colinas del Cerro. En cada barrio dos mujeres referentes difunden el programa e indican a las interesadas que acudan al centro de salud para hacerse el examen mamario y el Papanicolau o la colposcopía, y se informen sobre anticonceptivos. Con el método elegido, ingresan en el listado.

Las referentes de cada sector, antes del día 10 de cada mes, recolectan el dinero necesario para la compra, lo llevan junto al listado hasta la sede del Seap, en el centro de la ciudad, desde donde se realiza el pedido. Cuando llega el pedido, lo retiran y luego lo distribuyen en el barrio.

Para que el sistema funcione, el Seap firmó convenios con los dispensarios de los barrios involucrados, ya que sus profesionales son los encargados de asesorar y atender a las mujeres, además de recetarles el método adecuado. Y también con el Hospital Neonatal, donde atienden a quienes han optado por el DIU.

SALTO CUALITATIVO

En el programa del Seap participaron de manera activa y estable 60 mujeres durante todo el proceso educativo del año 2002. El sistema de compras comunitarias de anticonceptivos tuvo un promedio de 80 mujeres cada mes mientras que ese mismo año el registro de padrones sumó a más de 300 mujeres.

El programa continúa, pero está por dar un salto. «Vamos a tratar de multiplicar lo que se está haciendo», dice Gabriela. «Que las mujeres que se están capacitando empiecen a especializarse en distintos temas para que, a su vez, capaciten a otras mujeres de los barrios», explica Maite Fernández, otra trabajadora social.

Los temas elegidos son la menopausia, los derechos sexuales y reproductivos y la relación entre madres e hijas, aunque la definición sigue abierta a las demandas de las interesadas que ya plantearon incluir a sus maridos y, en el caso de las hijas, incluir a sus hermanos varones en la capacitación.

RESULTADOS

El sistema de compras comunitarias no es el resultado de un día. Las integrantes del Seap cuentan con orgullo que después de casi quince años, hoy pueden llamar a cuatro o cinco mujeres de Colinas del Cerro para preguntarles si pueden dar un taller y comprobar que aceptan, van y lo hacen bien.

Entre los cambios, apuntan los siguientes:

– En la estructura organizativa. El sistema de compras obligó a que algunas mujeres asumieran responsabilidades distintas, se conviertan en referentes organizativos distintos, ya que muchas de ellas no formaban parte de los consejos de administración de las cooperativas. En consecuencia, se ampliaron los liderazgos.

– La capacidad de dar una respuesta concreta a un problema. Poder informar, decidir, reclamar y lograr un recurso que supere a la capacitación.

– El compromiso activo de los profesionales de la salud que trabajan en los dispensarios y que se sumaron a la propuesta.

– La generación de confianza. Aprender a delegar en otros un elemento clave como es el manejo de dinero para realizar las compras.

2003/MHY/RGR

cimacnoticias

       
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