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Con el consentimiento del cuerpo

Por Carolina Velásquez

En su libro Con el consentimiento del cuerpo (Paidós, 1996) Therése Bertherat, francesa creadora de la antigimnasia, narra su trabajo de acompañamiento en el embarazo de su hija y la manera cómo –mediante sencillos ejercicios– durante nueve meses ambas comparten la preparación para el nacimiento del bebé.

Gracias a su experiencia como terapeuta corporal, Therése propuso a Marie catorce movimientos que le permitieron habitar su cuerpo «en todos sus rincones», el cuello entre ellos.

Como se explica en la solapa del libro, junto con Paule Brung –partera con cuarenta años de oficio— madre y especialista ayudan a la futura madre a dar nacimiento a su hijo en libertad «con el consentimiento del cuerpo».

Siguiendo la secuencia de nuestras entregas anteriores, hoy transcribimos uno de los movimientos que se focalizan en el área del cuello, su objetivo: relajar los músculos de las mandíbulas y la nuca, que apoyaron a Marie en el primer mes de embarazo, útil también según Bertherat para cuando te sientas alterado/a o incómodo/a.

En un espacio tranquilo realiza los pasos siguientes.

  • · De preferencia acuéstate en el piso, también puedes hacerlo sentado/a o de pie.
  • · Observa cómo estás desde tus mandíbulas, si las sientes apretadas apriétalas más. Trata que estén muela contra muela y con la misma fuerza del lado derecho que el izquierdo.
  • · Por unos segundos observa como respiras.
  • · Abre la boca, lo suficiente como para permitir el paso de tu lengua, extiéndela hasta que ocupe todo el espacio de tu boca entreabierta, entre las dos comisuras de tus labios y para que humedezca sin tener que moverse el labio inferior y el superior. No aprietes los labios y permite que la lengua se expanda.
  • · Quédate ahí unos segundos, inhalando y exhalando muy suavemente por la nariz. Espera a que tu lengua seque y vuelve a introducirla en tu boca.
  • · Repite el movimiento, por lo menos, dos o tres veces.
  • · Observa como cómo tu respiración se tranquiliza.
¿Por qué la boca? Bertherat responde. Es una puerta, dice, la primera, la de más arriba, si no está relajada no lo estará tampoco la musculatura de la mandíbula, una de las poderosas de nuestro cuerpo. Relajarla permite soltar «todas las palabras que se te quedaron en la lengua, entre los dientes» y los músculos del cuello, señala esta autora. Te invito a que hagas la prueba.

[email protected]

*Periodista mexicana

2004/BJ/SM


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