En la conservación de la naturaleza las mujeres son líderes pero poco reconocidas, indica el libro Mujeres y Medio Ambiente, presentado hoy aquí en el penúltimo día de trabajo de la Tercera Sesión del Foro Permanente Indígena en la ONU.
La publicación conjunta del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de Mujeres para el Ambiente y el Desarrollo (WEDO, por sus siglas en inglés) rescata que muchas especies de plantas sobreviven gracias a las mujeres.
Al presentar el libro, la arahuacana Leonor Zalabata, proveniente de la Sierra Nevada colombiana, insistió en que para los pueblos indígenas la conservación va de la mano con las tradiciones y la cotidianidad de las mujeres.
La publicación de 116 páginas ilustradas con figuras femeninas bordadas, destaca que ellas son quienes cultivan, alimentan y cuidan a la comunidad especialmente en los países en desarrollo, además de ser las principales proveedoras de agua, aunque para ello tengan que caminar varios kilómetros todos los días.
Por si fuera poco, sobrellevan las consecuencias de los desastres naturales como la hambruna o la sequía, al tiempo de responsabilizarse por mantener con vida a sus hijas e hijos.
El estudio de la ONU reivindica también que entre las comunidades de pastoreo -cuando llega la hambruna-, los varones salen de la comunidad a buscar nuevas tierras, mientras que las mujeres y la niñez se quedan a recolectar vainas, granos y otros productos para vender en mercados distantes.
«En otras situaciones, como resultado de la pérdida del ganado, los hombres se dedican a jugar y beber licores baratos dejando a las mujeres como únicas responsables de la manutención», asegura el estudio que también propone lineamientos para implementar programas ambientales tomando en cuenta a la población femenina.
Como ejemplo de prácticas de conservación, en el sureste mexicano las mujeres pueden tener hasta nueve variedades de pollos, patos, guajolotes y otras aves en corales de traspatio. De manera consciente seleccionan las mejores crías para las condiciones locales.
En otras palabras, conservan de manera activa la diversidad genética.
Las mujeres de una comunidad en el Valle Kanak en Pakistán, pueden identificar 35 plantas medicinales de uso cotidiano al asegurar «que las plantas crecen sin señor», es decir que no tienen maridos que les den órdenes.
Mientras que otro estudio en Sierra Leona encontró que las mujeres pueden nombrar 31 usos de los árboles locales, mientras los hombres solamente nombraron ocho.
2004/MR/GV