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Cuando el futuro nos alcance

Por Lydia Cacho

Todo parece indicar que ninguna campaña oficial de prevención de adicciones y de violencia del narcotráfico funcionará. Y hay razones para ello. Entre decapitados, elecciones sucias y la nota roja, en México hemos dejado de mirar lo importante. Los discursos moralinos, patrióticos y educativos no funcionan ya ni con las personas adultas, ni adolescentes. Tampoco con las niñas y niños.

La ISCI (International Society for Child Indicators) nos ha enseñado que los estudios sobre la infancia en América Latina son obsoletos, ni la academia ni los medios hemos sabido consignar cómo se vive en realidad la infancia en México y qué impacto tienen esas vivencias para la vida adulta. Es decir, cómo llegamos a convertirnos en un país con altos índices de corrupción individual y social, con los primeros lugares entre países con mayor abuso sexual y pornografía infantil, muerte por malos tratos en la infancia y embarazo adolescente no deseado ¿Por qué ejercemos o nos sometemos a tanta violencia?

La ISCI propone estudiar a las niñas y niños como expertos de sus propias vidas. Sólo así podremos entender qué sucede en la mente de millones de niñas, que creen a los trece años, ser prostituida y salir desnuda en las revistas porno es un acto de libertad, o de las y los menores de quince años que viven las adicciones y la violencia como algo normal.

Qué hay detrás de un narcomenudista de 12 años y en la mente de un niño de ocho años, cuya madre le tortura psicológica y físicamente en la cárcel de su hogar. Nos urge conocer cuáles son los conceptos que la infancia mexicana tiene sobre su seguridad personal, autoestima, violencia, paz, buena alimentación, integridad física, sexualidad, erotismo, poder y amor.

No hacer esta radiografía es tanto como no preveer el futuro.
Ante la ineptitud y desinterés de casi todos los legisladores del país, el gobierno federal destruyó la interacción con la sociedad civil que durante décadas se ha dedicado a rescatar, atender y evaluar a la infancia y adolescencia en México.

La actual administración federal desarticuló los logros anteriores, y estamos de vuelta en las burocracias estilo priísta: ineficientes, lentas y discriminadoras por razones ideológicas. La modernización del DIF se quedó en demagogia, y de no ser por la Red por los derechos de la Infancia y sus organizaciones civiles no sabríamos sobre esa infancia que muy pronto conducirá a este país: desde la política y las empresas hasta el hogar o la delincuencia.

Hoy, mientras escribo este breve texto, dos menores de catorce años han muerto por violencia en México y esa cifra se mantendrá diariamente, todo el año. El 56 por ciento de las adolescentes entre 15 y 19 años vivirán violencia en el noviazgo.

Setenta y tres millones de niñas y niños en el mundo tendrán relaciones sexuales forzadas por chicos de su edad y 150 millones, de esa misma edad, serán víctimas de tocamientos sexuales no deseados. Mientras las políticas de educación sexual y reproductiva no llegan ni a la infancia ni a quien la educa.

Mientras los medios especulan sobre el 2012, 5 de cada 100 mujeres entre 15 y 17 años quedarán embarazadas y el 70 por ciento será por violación. Seis de cada diez adolescentes no estudiarán secundaria por falta de planteles en todo el país.

Podríamos asegurarnos, además de hacer un diagnóstico adecuado, de que en nuestra comunidad haya una organización que proteja a la infancia y ayudar a que subsista económicamente. Exigir al DIF rendición de cuentas, a las y los diputados políticas efectivas contra la pobreza y la marginación de la infancia.

Hablar y posicionarse cotidianamente contra la violencia hacia la infancia generará cambios en su entorno. Pregúntele a las niñas y niños de su comunidad qué país imaginan; ellas y ellos le van a decir la verdad.

Muy probablemente no nos gusten sus respuestas, pero indudablemente son más honestas que las que nos dan las personas adultas. Pero sobre todo las voces de niñas y niños serán la clave para la tarea que nos toca aquí y ahora, antes de que el futuro nos alcance sin reivindicar su derecho a otra oportunidad para reinventar otra forma de ser personas, como diría la poeta Rosario Castellanos.

(*Plan b es una columna publicada lunes y jueves en CIMAC, El Universal y varios diarios de México. Su nombre se inspira en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá)

10/LC/LR/LGL

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