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Cuestión de confianza

Por Cecilia Lavalle

Todo está bien, nos dicen, porque en México las instituciones son fuertes. Y algo debe andar mal, porque somos miles, acaso millones, que lo que vemos en nuestro país es un barco que hace agua por todas partes mientras se avecina tormenta.

Si algo ha evidenciado todo el lío en torno a Andrés Manuel López Obrador y su desafuero, ha sido la fragilidad de nuestras instituciones. Porque, vamos a ver: ¿En qué se sostiene la fortaleza de una institución? Yo creo que en la confianza ciudadana ¿En qué si no? Entonces ¿de qué fortaleza nos están hablando?

En la semana que recién termina, Consulta Mitofsky presentó la encuesta titulada «Confianza en las Instituciones». Y los resultados no pueden ser más preocupantes. De los tres poderes que conforman las bases de nuestra República, el Poder Ejecutivo y el Judicial apenas aprueban y el Legislativo de plano reprueba.

Y que conste que me atengo al estándar donde la mínima aprobatoria es seis, porque si, como sucede en niveles de posgrado o en algunas instituciones privadas, el mínimo aprobatorio fuera siete, reprobaban los tres.

La pregunta fue: «En escala de calificación como en la escuela, donde cero es nada y 10 es mucho, por favor dígame ¿qué tanto confía en…?» El presidente de la República y la Suprema Corte de Justicia recibieron una calificación de 6.5, los senadores obtuvieron 5.4 y los diputados 4.9, promediado el poder Legislativo recibió 5.1. ¿Cuál fortaleza?

Pero, dirá algún optimista lector, los tres poderes no son las únicas instituciones de nuestro país. ¿Cómo andan otras? Mire, los partidos políticos, los sindicatos y la policía, también están reprobados. Los partidos sacaron 5.4, los sindicatos 5.3 y la policía 5.2. Y por si no lo había notado la policía sacó más alta calificación que los diputados y apenas dos décimas menos que los senadores.

¿Quiénes aprobaron? La más alta calificación de confianza la obtuvo la Iglesia con 8.2. Le sigue el Ejército con 7.8; en tercer lugar, con 7.4, están empatados los medios de comunicación, el Instituto Federal Electoral y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Los empresarios también aprobaron, de panzazo: 6.1.

Entonces, ¿de qué fortaleza estamos hablando?

De los pilares en los que se asienta la República Mexicana, dos pasan de panzazo y uno reprueba.

Los empresarios, donde se fundamenta la economía de un país capitalista en plena globalización, pasan de panzazo también.

Los partidos políticos que son el único vehículo para acceder al poder en nuestro país, reprueban.

Los sindicatos que aglutinan a las y los trabajadores organizados, reprueban.

Las personas a quienes hemos dado armas para velar por nuestra seguridad, reprueban.

¿Dónde está la fortaleza?

¡Ah!, en la Iglesia. ¿Les damos el timón del barco? ¡¡¡¡No!!!! Al César lo que es del César ¿no? Entonces, ¿qué hacemos? ¿Rezamos?, ¿y después qué?

¡Ah! También el Ejército sacó una aceptable calificación. Nada más que ellos tampoco pueden llevar el timón del barco.

Algunos dirían que sería lo ideal. Son los menos, por fortuna. Latinoamérica ha tenido amargas experiencias en ese sentido. Además, su trabajo no es gobernar. Lo saben y lo saben bien. Por fortuna.

¡Ah! Quedan los del tercer lugar: Medios de comunicación, IFE y CNDH. Sí, ésa es una buena noticia. Pero el trabajo de cada uno está bien definido. Y el de ninguno es gobernar. ¿O a cuál le damos el timón?

Vuelvo entonces a preguntar: ¿de cuál fortaleza nos están hablando? ¿Basta que Iglesia, ejército, medios, instituto electoral y comisión de derechos humanos, tengan la confianza ciudadana (y tampoco mucha que digamos) para mantener el país a flote? ¿También cuando se avecina tormenta?

¡Ah! Diría el optimista lector, pero es que la ciudadanía está confundida con lo del proceso de Andrés Manuel López Obrador, por eso sacaron tan mala calificación los diputados.

Fíjese que no. Mitofsky ha realizado tres encuestas idénticas en meses anteriores, y nos proporciona también los resultados obtenidos. ¿Y qué cree? Si bien es cierto que se observa un ligero incremento de confianza, desde abril de 2004 los diputados siempre han salido con calificación de cuatro y siempre por debajo de los policías, que ¡ya es decir! Y si vemos los resultados de nuestros otros poderes, habría que decir que también han aumentado algunas décimas, pero no las suficientes para salir del panzazo.

Y francamente, con calificaciones de 6.5 ¿se puede enfrentar una tormenta? Porque ¿qué otra cosa si no es lo que se avecina? El relevo presidencial está a la vuelta de la esquina. ¿Qué hacemos? Digo, después de rezar.

Apreciaría sus comentarios: [email protected]

2005/CL/SJ

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