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Cumplen cinco meses desaparecidas indígenas triquis

Virginia y Daniela Ortiz Ramírez, dos jóvenes indígenas de 20 y 14 años desaparecidas desde el pasado 5 de julio en la región triqui, podrían haber sido asesinadas.

Confundida por la comunicación que recibió vía telefónica, la madre de Virginia y Daniela, Antonia Ramírez, explicó que sus hijas podrían haber sido violadas, asesinadas y sus cuerpos arrojados a un barranco.

Tras cinco meses de haber desaparecido, cuando se trasladaban de Rastrojo, Juxtlahuaca, a San Marcos Xinicuesta (en el tramo carretero entre Putla-Juxtlahuaca), la esperanza de su madre de encontrarlas con vida parece terminar.

Antonia, quien durante estos 150 días esperó a sus hijas y buscó que las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Estado hicieran algo, recibió una llamada telefónica en la que una mujer de Guadalupe Tilapa, población de la zona, le dio la «mala noticia», que en principio no creyó pero que al paso de los últimos días parece ser determinante.

Se muestra desconsolada y no encuentra explicación a la violencia empleada contra las mujeres por razones políticas, esta vez fueron sus hijas.

La zona triqui se ubica en la parte más occidental de Oaxaca. Pertenece a la región Mixteca y desde hace varias décadas grupos caciquiles primero y luego políticos dividieron a la población, parte de la violencia recayó en las mujeres: secuestros, violaciones, asesinatos y despojos que las obliga a la migración forzada.

En declaración a Cimacnoticias, autoridades estatales y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) se negaron a buscar a las mujeres desaparecidas, argumentando la posibilidad de un enfrentamiento que podría ocasionar más muertes, debido a que la zona está en permanente conflicto y parte de la población se encuentra armada.

Antes, en agosto pasado, el titular de la PGJE, Evencio Nicolás Martínez Ramírez, había dado esperanzas a la madre de las dos jóvenes de que harían las investigaciones correspondientes en este caso y en otros de despojo y violación cometidos contra mujeres. Nunca más recibieron información.

«Qué culpa tiene las chamacas. Ahora estoy desesperada. Me dicen que mis hijas ya no viven, yo ya no aguanto más», repite una y otra vez.

Antonia se refiere al conflicto político entre los grupos Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT) y el MULTI (MULT-Independiente) que son antagónicos al Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) al que pertenecen en Rastrojo, la comunidad donde viven.

Lo que una mujer –que no se quiso identificar para «evitar problemas»– le dijo por teléfono con relación al posible asesinato de sus hijas se convierte cada día en una verdad para Antonia, parece desfallecer pero la fortalece el abrazo amoroso de otra de sus hijas, una menor de edad que la acompaña hasta la ciudad de Oaxaca, donde esperan que «alguien» les de noticias.

«Dicen que a Virginia la violaron, luego le dieron un balazo y se murió luego. A Daniela también la violaron esos hombres, luego le dispararon tres veces y dicen que todavía hablaba, por lo que le volvieron a disparar en la cabeza», expresa Antonia.

Yo lo creo, ya lo creo, agrega tratando de que el dolor no la venza, ya nadie me dice que mis hijas están vivas, nadie las ha visto.

La hermana de 13 años interviene.

«Yo creo que mis hermanas están vivas. Pienso que esa gente sólo nos quiere torturar, son muy malas», dice la pequeña, extraña en especial a Daniela, su compañera de clase y confidente, y a Virginia que siempre «fue amable conmigo».

Yo creo que están vivas, repite mientras juguetea con unos listones que sostiene en sus manos morenas.

Para Emelia, tía de las niñas, es posible que «estén torturando a Antonia, porque hay gente muy mala, nos quieren confundir, pero como ha pasado tanto tiempo y no tenemos forma de investigar, porque hasta las autoridades se callan, no sabemos nada, es incertidumbre total».

Lo más extraño, añade, es que la gente de UBISORT viene aquí y «se hacen pasar como santos, incluso han pedido que aparezcan Daniela y Virginia, pero nosotras creemos que ellos tienen que ver…»

Antonia explica que además otra de sus hijas corre peligro, la joven realiza su servicio social como maestra de Educación Indígena en la zona triqui y ha sido molestada porque su fotografía apareció en un periódico.

«Tratan las cosas como si no pasara nada y ellos (UBISORT y MULTI) quisieran que nos quedáramos calladas siempre», lamenta.

07/SJE/CV

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