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Debaten en España sobre prostitución: regulación o abolición

Por Gloria López

El pasado 7 de junio, en España en la sede de Comisiones Obreras (CCOO), se presentó el libro Derechos de ciudadanía para trabajadoras y trabajadores del sexo, en un acto en el que participó Carmen Bravo, Magdalena López y Ruth Mestre.

Este hecho ha suscitado reacciones divergentes en el movimiento feminista e incluso en el seno del propio sindicato, como la opinión en contra expresada por Maité Mola, integrante también de CCOO.

AmecoPress, agencia española feminista, habló con una de sus impulsoras y también con algunas voces que han expresado su oposición a la postura que defiende el sindicato.

– ¿Cómo se decidió publicar el libro Derechos de ciudadanía para trabajadoras y trabajadores del sexo?

– El libro recoge las ponencias presentadas en unas Jornadas organizadas en 2005 en Madrid por CCOO, con el objetivo de dar a conocer las opiniones, los testimonios y experiencias de personas y organizaciones que venían trabajando con ese sector, y que contaron incluso con la presencia de sindicatos de Holanda o Argentina, que tienen una importante experiencia organizativa y activista. Nos parece importante recoger el contenido de estas Jornadas y difundirlas.

– ¿Cuáles son las razones para defender la legalización de la prostitución y su reconocimiento como actividad profesional?

– Comisiones Obreras lo que defiende sobre todo es la necesidad de intervención. En España hay un vacío tremendo en este campo. Es una actividad que se ejerce absolutamente a la luz, abiertamente, los periódicos están llenos de anuncios, por ejemplo, y, sin embargo, no se cuenta con los derechos ni con la protección que desde nuestro punto de vista deberían estar garantizados.

Durante dos años, una comisión mixta entre el Congreso y el Senado ha estado trabajando en el tema de los derechos de las mujeres.

Confiábamos en que la comisión iba a hacer una recomendación intervencionista y no ha sido así, ni se han hecho estudios rigurosos, ni se ha ido más allá de la recogida de opiniones y valoraciones con mayor o menor carga moralista, no se ha llegado a las acciones eficaces que son muy necesarias.

En Europa hay distintos modelos de intervención. Está claro que si es un negocio irregular, la explotación es mayor. Con la regulación, la explotación disminuye, pueden contar con derechos fundamentales como trabajadoras, derecho a la salud también. O se prohíbe, o se legaliza y se incorpora. Como sindicato, lo más importante es abogar por el reconocimiento de los derechos de las personas por actividad.

Después nos encontramos con el problema de cómo ordenarlo. El hecho es que, según datos de la Guardia Civil, cada vez hay más mujeres organizadas para ejercer la prostitución, sobre todo en Andalucía y Levante. Y siempre hay contraindicaciones en todos los aspectos no reconocidos.

– Hay aspectos que, cuanto menos, resultan delicados en la postura que ustedes están manteniendo. ¿Cómo puede afectar al fenómeno de la inmigración, por ejemplo?

– Tenemos que distinguir. Estamos hablando de mujeres que ejercen la prostitución voluntariamente, con todas las trabas a la libertad que sabemos que existen, las mismas que puede encontrarse alguien que acepta un «contrato basura».

Hay que diferenciar esto de fenómenos como las mafias, la trata o la explotación de mujeres o menores; esas actividades hay que perseguirlas. No nos parece perjudicial que mujeres inmigrantes que ahora ejercen la prostitución en la clandestinidad y sin ningún derecho, tengan la posibilidad de acceder a la regularización y obtengan unos derechos que ahora no tienen.

– ¿A qué se debe que su postura esté encontrando apoyo mediático, si con ella no se identifica la mayor parte del movimiento feminista en España e incluso hay divergencias dentro de su propio sindicato?

– Creo que se está produciendo un cambio de mentalidad que es recogido por los medios de comunicación, aunque tampoco de una forma exacta. Hay cambios en los modelos sexuales, se levantan voces masculinas, cada vez son más frecuentes expresiones culturales en la literatura o en el cine que abordan este tema de un modo diferente al que se venía haciendo; por ejemplo, me parece interesante el enfoque de la película «Lolita Club».

El mayor número de organizaciones que plantean la abolición lo que hacen es atender a mujeres que quieren abandonar, mientras que no existe por parte del Gobierno una oferta seria de ayuda o reinserción. Es una situación muy contradictoria la que vivimos y cada vez son más los que se dan cuenta.

En realidad, desde mi punto de vista, los medios de comunicación todavía recogen poco esta situación. Y esto sólo cambiará cuando aumente la presencia de las organizaciones de trabajadoras del sexo (y me consta que existen y están organizadas a nivel estatal) en la demanda a sindicatos, gobierno, partidos políticos y agenda pública en general.

Tienen que ser ellas, las interesadas, quienes soliciten la inclusión y de este modo se visualizarán sus demandas; también la prensa intenta callar voces; hay muchas organizaciones locales y autónomas que tienen una percepción directa del conflicto que están reclamando que es necesario hacer algo.

– Algunas voces les acusan de estar haciendo campaña de afiliaciones con la publicación de este libro y el posicionamiento acerca de la prostitución.

– Somos un sindicato y estamos en permanente campaña, en cualquier sector laboral. Nuestro marco son los derechos de la ciudadanía. Me parece bien que se expresen las voces disidentes pero que lo hagan sin descalificar y sin juicios morales.

Es importante generar un debate intenso, y superar ese debate larvado, que quedó paralizado hace muchos años, entre otras cosas, porque el movimiento feminista no cuenta con una idea al respecto. Pero ese debate no puede establecerse al margen de las asociaciones de trabajadoras del sexo.

VIOLENCIA DE GÉNERO

«La prostitución es un problema de violencia de género y como tal hay que abordarlo», enfatiza Maite Mola, de la Secretaría Federal de la Mujer del PCE y militante de CCOO.

– Hemos leído algunas declaraciones suyas en contra del libro Derechos de ciudadanía para trabajadoras y trabajadores del sexo, publicado por CCOO. ¿Por qué?

– Bueno, es complejo, pero trataré de concretar mis razones. En primer lugar, tengo el contenido de las Jornadas de 2005 que supuestamente, es el que recoge el libro y no hay exactitud, el libro va mucho más allá.

En segundo lugar, no acabo de entender qué necesidad puede tener un sindicato de hacer una apuesta tan fuerte en su posicionamiento con respecto a la prostitución, cuando en la mayor parte del movimiento feminista, se mantiene una posición antagónica. En tercer lugar, Comisiones Obreras (bueno, tres compañeras) pretenden convencernos de que con la consagración de la prostitución, mejoraría la situación de las mujeres dedicadas a ello.

Está demostrado que esto no es así en países como Holanda, Alemania, parte de Australia: no es así. Por ejemplo, uno de los elementos más usados, la supuesta mejora que habría en la atención sanitaria a estas mujeres, no se produce de este modo en esos países, los «usuarios» siguen sin estar controlados, los malos tratos se mantienen e incluso aumentan, al desarrollarse la actividad en casas cerradas.

En Holanda, más del 90 por ciento se mantiene en la clandestinidad, lo prefieren así, porque en realidad están igual que antes, sólo que el Estado les cobra impuestos. Creo que en el libro hay una falta de documentación intencional. No todo vale, el mercado no está por encima de todo. Si extendemos ese argumento, podemos justificar que se legalice el trabajo infantil, ya que existe, regulémoslo.

– Hay aspectos que usted ha criticado especialmente. Vamos uno por uno. El uso del argumento de que el sexo es una necesidad básica.

– Exacto. Me parece absurdo equiparar el sexo a una necesidad como es la alimentación, y decir que las prostitutas están cubriendo una necesidad básica para justificar la postura de la legalización. Sabemos incluso que existen formas individuales de practicar el sexo.

– Seguimos. Las consecuencias en la inmigración.

– Eso me parece muy grave. Es como ir a decirles que ejerzan la prostitución y se les darán papeles. Un sindicato está para reclamar y asegurar un trabajo digno. Muchas de las prostitutas en España son inmigrantes y están en una situación de desamparo.

– ¿Y cuál es su postura?

– La abolición, como la mayor parte del movimiento feminista. La prostitución es un problema de violencia de género y como tal hay que abordarlo. El 90 por ciento de las mujeres que ejercen la prostitución en España son alcohólicas, drogadictas y muchas no tienen papeles. Son sometidas a la violencia de género.

Estoy a favor de las mujeres prostitutas y en contra de quienes las usan. No hay libertad de opción, la prostitución se ejerce en la mayoría de los casos porque el sistema capitalista las obliga. Si se argumenta que es lo mismo que la falta de libertad que experimenta alguien que se ve obligado a firmar un contrato basura… entonces, ¿qué va a hacer Comisiones?, ¿apoyar los contratos basura? Hay que dar alternativas. Sabemos que eso lleva un tiempo y que se deben contemplar medidas a corto, medio y largo plazo.

Entonces, a las mujeres habría que formarlas para que pudieran tener un trabajo digno. Con las inmigrantes, que no haya ningún inmigrante ilegal en España, abolir la Ley de Inmigración. Y, a partir de ahí, avanzar. Es un tema de igualdad de oportunidades.

– ¿Por qué cree que los medios de comunicación están dando tanta cobertura a la postura que defiende la regularización?

– Es un tema de poder económico. Detrás de los medios de comunicación está el dinero y la industria de la carne humana mueve mucho dinero, Se pueden permitir pagar a intelectuales para que viertan opiniones determinadas, pagar espacios en los medios. La opinión se crea con dinero.

– Existe una vía que defiende la intervención o regularización, frente a la suya, que es la abolición, pero tenemos una tercera, la de quienes optan por no hacer nada y dejar la situación como está. ¿Qué busca o qué teme esta tercera postura?

– La gente que conozco, progresista, pero que no se manifiesta en ninguna de las dos posturas manifiestas, creo que lo hace movida por el temor: mejor que se queden como están, a que se reglamente.

– ¿Cree que hay un debate profundo sobre la prostitución en el feminismo español?

– Puede ser que no lo necesario, pero sí creo que existe. Hay una Comisión, formada por especialistas, que lleva dos años trabajando. Creo, de hecho, que hace tan sólo cinco años, había mucha más ignorancia.

07/CV/GG

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