En el último día de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de las Naciones Unidas, ministras de diversos continentes coincidieron en demandar ayuda para los países en desarrollo y abrir los mercados a los productos de las economías menos desarrolladas.
Eveline Herfkens, ministra de Cooperación para el Desarrollo de los Países Bajos, dijo que al concluir la Cumbre de Monterrey «el vaso está medio lleno» con relación a la asistencia oficial para el desarrollo, porque hace falta que los países ricos «saquen la chequera» para poder cumplir con las metas del milenio y lograr la reducción de la pobreza para el año 2015.
La ministra holandesa dijo que de esta conferencia surgieron nuevas voluntades para cumplir con el 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para la Asistencia Oficial para el Desarrollo.
Hay buenas noticias, ya que después de que en los últimos años se observaba un descenso en la ayuda, hoy se advierte una espiral ascendente. Ningún país de bajos ingresos debe fracasar por falta de asistencia externa, por lo que urgió a todas las partes, gobiernos, financieras multilaterales, empresarios y a la sociedad civil, a cumplir con el Consenso de Monterrey a favor de los pobres.
Durante su intervención, la ministra de Relaciones Exteriores de Estonia, Kristiina Ojuland, se mostró optimista en cuanto a que los objetivos del Milenio pueden lograrse. Sin embargo, estimó que cada país debe elegir su modelo económico, porque sólo así se podrán establecer objetivos realistas de mediano y largo plazo esenciales para el desarrollo.
Observó que en ocasiones se pueden tomar decisiones que pueden ser rechazadas por la población, no obstante dijo, que las reformas son esenciales para asegurar el uso eficaz de la ayuda exterior.
En su turno, Chris Gallus, ministra de Cooperación para el Desarrollo de Australia, comentó que en Monterrey ha surgido un consenso emergente en el sentido de que ya no se puede considerar la financiación para el desarrollo sólo por medio de la asistencia oficial, ésta, añadió, debe ser sólo parte de las respuestas que contribuyan al desarrollo.
Se pronunció porque las naciones tercermundistas logren el acceso a los mercados de los que hasta ahora han quedado excluidos. Dijo que se deben afrontar las distorsiones y asegurar que el comercio sea el motor de crecimiento de los países en vías de desarrollo.
Ante la existencia de millones de pobres en el planeta, la funcionaria australiana dijo que los países donantes deben aumentar al máximo su apoyo a los países en desarrollo y lograr que la asistencia se integre al programa de las naciones beneficiarias.
«El desafío es financiar el desarrollo y afrontar con coherencia, cooperación y compromiso inquebrantable la ayuda a los necesitados», aseveró.
En su alocución, la ministra de Estado y de Finanzas y Desarrollo Económico de Etiopía, Mulu Ketsela, calificó como prometedor el consenso de Monterrey, pues la cumbre reafirmó que la alianza entre países ricos y pobres debe fundamentarse en la igualdad.
Consideró esperanzador que Estados Unidos y la Unión Europea hayan decidido aumentar el porcentaje de su PIB a la AOD, lo que seguramente influirá para que otros países desarrollados alcancen el 0.7 por ciento de su PIB convenido para la asistencia oficial, así como para abrir sus mercados a los productos de las economías menos desarrolladas.
Finalmente, la jefa de la delegación de Trinidad y Tobago, Sheelagh de Osuna, confió en que esta conferencia constituya un paso concreto para el cumplimiento de objetivos de desarrollo de la Cumbre del Milenio, aunque manifestó que queda mucho por hacer.
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