Mientras que en Lima se daba a conocer el informe de las Naciones Unidas sobre el Estado de la Población Mundial 2006, dedicado fundamentalmente a las mujeres migrantes y los riesgos que confrontan, en Puno, departamento fronterizo con Bolivia, el cónsul de ese país denunciaba que sus compatriotas estarían siendo obligadas a prostituirse en el lado peruano por bandas de tratantes.
Las mujeres, entre las cuales habría varias menores de edad, son captadas con engaños en Bolivia por tratantes de mujeres que las ingresan a territorio peruano con promesas de trabajo, para luego obligarlas a prostituirse, según la denuncia del cónsul Juan Balderrama Daza.
Muchas víctimas actualmente estarían trabajando en clubes nocturnos del centro minero La Rinconada, en la provincia de San Antonio de Putina, ubicado por encima de los cinco mil metros de altitud en el departamento de Puno, donde la presencia del Estado peruano es prácticamente inexistente debido a las duras condiciones de vida.
En 2003, gracias a información recibida en el sitio web peruanosdesaparecidos.org, la policía pudo identificar a más de 70 locales con fachada de restaurantes, que en realidad eran prostíbulos donde laboraban 39 niñas, niños y adolescentes, de 12 a 17 años de edad, de las cuales cinco mujeres se encontraban embarazadas.
Desde entonces, la policía, pese a la oposición de los pobladores de La Rinconada, realiza periódicas intervenciones en los múltiples aunque precarios clubes nocturnos que proliferan en las cinco calles que conforman el poblado. Precisamente, al intervenir uno de esos antros, es que se halló y rescató a cuatro jovencitas menores de edad, dos de las cuales eran bolivianas.
Las menores, de 16 y 17 años, relataron que habían sido captadas por una agencia de empleos de El Alto (Bolivia), para trabajar como vendedoras en el lado peruano. Sin embargo, y como suele ocurrir en estos casos, al llegar al Perú fueron obligadas a prostituirse en el bar donde las colocaron.
06/LR/CV
