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Desfasado GDF en atención a violencia

Por Anaiz Zamora Márquez

El gobierno capitalino lleva 20 años con un mismo modelo de atención contra la violencia de género, mientras surgen nuevas formas de agresión contra las mujeres.
 
En 1996 la Asamblea Legislativa del DF aprobó la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar para el Distrito Federal, la primera en todo el país en definir y sancionar los actos de poder y maltratos que se manifestaban de manera física, verbal, psicoemocional o sexual dentro de la familia.
 
Durante esa década no había estadísticas sobre violencia de género y sólo la Secretaría de Salud federal estimaba que la “violencia doméstica” se daba en el 30 y 60 por ciento de los hogares, afectando en su mayoría a las mujeres, por lo que la ley abrió la puerta para atender este flagelo.
 
Se creó entonces el Consejo para la Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar en el DF, integrado por dependencias locales, legisladores y representantes de la sociedad civil, y que –hasta la fecha– tiene como fin “participar en la elaboración del Programa General para la Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar”.
 
También nacieron entre 1997 y 2001 las Unidades de Atención a la Violencia Familiar (Uavif), dependientes de cada delegación, para brindar asistencia jurídica y psicoterapéutica a las víctimas y ayudar a los “procedimientos de conciliación y amigable composición”, según uno de los servicios aún vigentes de la institución.
 
En los años 90, el discurso oficial contra la delincuencia procuraba el bienestar y la “unión familiar” como una forma de reducir los índices de criminalidad, según asientan estudios como el de “Políticas públicas, violencia de género y feminismo en México”, publicado por la socióloga Miriam Lang en 2003. 
 
En esa lógica, la PGJDF creó los centros de Atención a Víctimas de Violencia Intrafamiliar (CAVI), y de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales (CTA) en 1990 y 1991, respectivamente, los cuales se sumaron a las acciones mandatadas por ley.
 
DATOS NUEVOS, VIEJO MODELO
 
En 2003 se obtuvieron los primeros datos oficiales de violencia de género a través de la Encuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres (Envim). Se develó que 66.8 por ciento de las capitalinas vivía violencia por parte de algún miembro de su familia, y que el 26.6 por ciento la sufría por parte del novio, esposo o compañero.
 
Para 2006 la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) incluyó por primera vez en su investigación al DF, y divulgó que la violencia de pareja afectaba al 43.5 por ciento de las habitantes.
 
Aunque ya se contaba con estos datos, durante 12 años (de 1996 a 2008) las unidades de atención continuaron el mismo esquema de conciliación entre las partes, y sin tomar en cuenta otras formas de violencia de género.
 
En 2008, la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el DF definió como violencia a las acciones y omisiones basadas en razones de género que “resultaran en daño o sufrimiento físico, psicológico, patrimonial, económico, sexual o la muerte a las mujeres tanto en el ámbito público como privado”.
 
Con ello se creó el Modelo Único de Atención a las Mujeres Víctimas de Violencia, que plantea la coordinación de distintas dependencias para dar seguimiento a los casos desde que la víctima denuncia hasta el final del procedimiento.
 
Sin embargo no se crearon nuevas instancias y únicamente se definió que los módulos ya existentes (Uavif) serían coordinados por la Dirección de Igualdad y Diversidad Social de la Secretaría de Desarrollo Social local.
 
Sólo se añadió el rubro de prevención y se conformó una Red de Unidades de Atención y Prevención de la Violencia Familiar, que ahora son denominadas UAPVIF.
 
En ellas se sigue brindando atención jurídica, psicológica y de trabajo social, pero la nueva ley no eliminó el concepto de “conciliación amigable”.
 
El único matiz es que el artículo 38 del reglamento de la Ley de Acceso establece que la conciliación sólo podrá realizarse cuando se garantice que la víctima está en igualdad de condiciones que el agresor.
 
También se crearon refugios para brindar protección máximo durante tres meses a mujeres y a sus hijas e hijos, que estén en grave riesgo de violencia.
 
Las ex integrantes de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UNAM Lucía Melgar e Irma Saucedo, advierten que el modelo de atención quedó rebasado. 
 
Coinciden en que la situación de violencia contra las capitalinas empeoró, lo que se refleja en más casos de feminicidio, desapariciones forzadas y trata con fines de explotación sexual, así como en el número de mujeres agredidas en sus relaciones de pareja.
 
Según la Endireh 2011, el porcentaje de capitalinas víctimas de agresiones en su relación de pareja ascendió a 51.9 por ciento, un aumento de más de ocho puntos porcentuales con respecto a 2006.
 
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