«¡Qué lástima ser último modelo y no saber que eres linda! Hoy sé que todos los cuerpos son hermosos pero, caray, qué difícil saber que tu cuerpo es más bonito de lo que nunca será, porque nos vamos haciendo mayores.»
Rosa Nissan hace una pausa, su mirada se detiene en algunas flores del jardín del centro de Coyoacán, sitio en donde ha concedido esta entrevista para cimacnoticias.
En su mirada puede verse la tristeza por el daño causado a sí misma durante largo tiempo debido al poco aprecio sentido hacia su cuerpo, calificado por otros como imperfecto. No obstante, todas estas sensaciones amargas confluyen hoy, con una nueva visión de vida, en su más reciente novela: «Los viajes de mi cuerpo».
«Desde chica me han dicho que estoy gorda, cuando ni siquiera lo estaba. Estar gorda es una forma de decir que estás fea. Y me lo creí, yo nunca fui una mujer fea, pero siempre lo pensé. Es una lástima que cuando estás más bonita que nunca, te creas fea».
A la vida de Rosa Nissan llegó una mujer que daría el primer golpe en la ruptura del esquema. Se trataba de una señora amiga suya, cuyo peso era superior a los 100 kilogramos. Sin embargo esta mujer era deseada por muchos hombres e iba por la vida luciendo su gordura y vistiendo su cuerpo con toda la coquetería de que era capaz.
En contraste, Rosa vestía ropa oscura que disimulara su sobrepeso, dado que, para ella, ser gorda era equivalente a ser fea.
«Cuando yo conocí a mi amiga, estaba leyendo ‘Rayuela’ de Cortazar, un libro que me impactó, y en esta amiga gorda encontré o me quise encontrar al personaje de La Maga. Ella era mi Maga porque era una mujer libre, y yo no conocía a nadie libre, ni hombre, ni mujer. Mi amiga me decía: ‘Yo, estoy gorda, pero no acomplejada’. Ella nunca se acomplejó y yo sí», recuerda la escritora.
«Cuando la descubrí, la seguí, me le pegué. Ahora, en esta maravillosa mujer me he inspirado, pero la novela no es sobre ella», comenta la novelista, quien ya anteriormente había escrito sobre este tema, en su libro de cuentos anterior «No sólo para dormir es la noche».
En «Los viajes de mi cuerpo» se narra la historia de dos mujeres divertidas que viven aventuras. Ellas son Lola Luna y Olivia. Lola es la heredera de la tradición judeocristiana y Olivia es quien pesa más de 100 kilos, toma la vida de frente y nunca se queda callada.
EL CUERPO VIAJERO DE ROSA
Diversos han sido los viajes en la vida de Rosa Nissan, algunos fueron tristes al descubrir un cuerpo reprimido, y otros han sido placenteros al lograr volverlo a la vida. Esto está dicho en «Los viajes de mi cuerpo», además de las experiencias de la autora al convivir con gente más joven que ha vivido también con un cuerpo escondido, avergonzado, sin libertad.
«Un descubrimiento de mi belleza pasada fue al hablar con dos personas que fueron cercanas a mi papá en el rumbo de la Lagunilla, donde mi papá tenía su tienda. Esas personas me dijeron ‘Ay Rosita, pero si tú eras bonita de chiquita’. Yo me quedé espantada: Fui bonita y nunca lo supe».
Cuando Nissan se convierte en fotógrafa, monta una exposición de desnudos. Por su educación, este trabajo requirió todo un proceso, porque sería visto por su familia. Del montaje, un periodista comentó que las fotografías eran tímidas. «Me entristecí, porque sí, eran tímidas, pero fue lo más que pude hacer y allí estaba el cuerpo» recuerda la autora. «Hoy –comenta Rosa Nissan- me da mucho gusto ver a las jovencitas con más libertad al vestir su cuerpo, con los pantalones a la cadera, la curva de su cintura al aire y su ombligo con un anillo. Me hubiera gustado vivir eso. En este momento de mi vida, considero que puede reflejarse la libertad de una persona con base en la relación que con su cuerpo tenga.
«Escuché a algunas personas que decían que cuándo adelgazaran, iba a hacerlo todo y no necesitan esperar a adelgazar. La vida está hoy y una tiene que hacer lo que quiere, gorda o delgada».
Sabedora de que existen muchos seres humanos gordos, hombres y mujeres, a quienes la gordura causa una enorme vergüenza hacia su cuerpo, y tras vivir situaciones similares, la escritora dice a quienes la lean: «¡Ahí les va esta gorda, que está bien con su cuerpo!».
EDUCADA PARA NO HACER ESTA NOVELA
Para Rosa esta novela es un desahogo, aunque la inició hace años. «Ahora –expresa Nissan- necesito ojos nuevos que la lean, porque los míos están gastados. Tengo mucha ilusión de los ojos nuevos, a ver qué me dicen.
«El resultado me gustó, es lo que quería, estoy diciendo lo que necesitaba decir. Debí terminarla hace cuatro años, pero no estaba yo preparada. Publiqué primero el libro de cuentos que tiene tres historias incluidas en esta novela, para que mi familia los leyera, y yo supiera si iban a explotar con críticas e irme preparando, pero no pasó nada. Fue como mandar un buscapiés a mis cinco hermanos, ya que todos fuimos educados así, para no hacer este tipo de novelas».
Finalmente, Rosa reflexiona sobre lo que para ella significa escribir y lo resume en una palabra: dar. Considera que muchos escritores le han dado al tocar su corazón y cambiar así su vida. «Yo lo meto todo a mi cuerpo –dice emocionada- y sale así, todo lo que yo puedo dar. No me cabe la menor duda de que puedo dar, como recibir. Todos necesitamos dar y todos damos como podemos, y esto es lo que, hasta hoy, yo puedo dar».
«Los viajes de mi cuerpo» comenzará a circular esta semana bajo el sello de editorial Planeta.
TME/MEL
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