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El cuerpo nuestro de cada día

Por Carolina Velásquez

El cuerpo está de moda. No sólo en lo que respecta a su apariencia visible –figura, ropa, arreglo personal— sino también en áreas como el bienestar físico, la salud, la psicoterapia y la comunicación. En el mercado del libro, medios electrónicos y multimedia existe una gran oferta para abordar el cuerpo, saber de él, conocerlo. Abanico amplio de opciones, sin duda, pero desde esta variedad, ¿qué es lo adecuado para mí?, ¿qué realmente necesito?

En su ya conocido libro El cuerpo tiene sus razones, Thérese Bertherat, la creadora de la antigimnasia inicia la explicación de su propuesta de trabajo corporal con esta afirmación: Su cuerpo, esa casa que usted no habita, y al respecto señala: «En este momento, en el lugar preciso en que usted se encuentra, hay una casa que lleva su nombre. Usted es su único propietario, pero hace mucho tiempo que ha perdido las llaves. Por eso permanece fuera y no conoce más que la fachada. No vive en ella. Esa casa, albergue de sus recuerdos más aterrados, más rechazados, es su cuerpo».

En mi opinión, este llamado que Bertherat hizo en 1976 sigue vigente. ¿Cómo puedo saber qué es adecuado para mí si no me conozco, si no me habito, si no sé quién soy desde mi cuerpo? Esa caja de resonancia de mis sensaciones y sentimientos más profundos, depositaria de toda una historia. Somos lo que parecemos ser, asegura esta autora francesa, pero nos negamos a admitirlo. Por algo será que evitamos mirar, escuchar, escudriñar las paredes internas, invisibles, de esta nuestra casa, sólo hay que descubrirlo.

Bajo este enfoque y buscando aprovechar la amplia gama de ofertas de trabajo corporal que el mercado brinda en la actualidad, esta columna buscará ofrecer a mujeres y hombres algunos comentarios que apoyen la exploración del cuerpo –sin quedarnos en la forma– para habitar en él. Más en el contacto de lo que somos desde nuestra historia; sentidos, sensaciones y sentimientos; salud y enfermedad; uso físico cotidiano; expresión; comunicación conmigo y los/as demás.

Conocer el cuerpo: proceso inagotable, eterno manantial, ritmo de vida en movimiento.

Retomando las sabias palabras de Thérese Bertherat: «Durante toda la vida hacemos juegos malabares con las palabras para que éstas nos revelen las razones de nuestro comportamiento. ¿Y si tratamos de buscar, a través de las sensaciones, las razones del cuerpo?».

El reto es grande. Entremos a esta casa, tu casa, para habitar en ella. Hasta la próxima.

03/CV/GMT

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