Para el sociólogo francés Alain Touraine, el machismo empezó su declive en mayo del 68.
Así lo declaró al ser entrevistado por agencias internacionales con motivo de la presentación de su libro «El mundo de las mujeres», editado por Paidós en España en el contexto de un «boom» de publicaciones acerca de la rebelión estudiantil del 68, 150 libros al menos en Francia.
Un movimiento de repercusión internacional, según los analistas, que se presentó no sólo en Europa sino también en Estados Unidos, Japón y México.
Touraine señaló que durante cuatro o cinco siglos la sociedad se articuló en la conquista, en la razón de los caballeros, al tiempo que todo se organizaba alrededor de la figura tradicional de la familia.
Sin embargo, enfatizó, en la situación actual, cuando ya no hay más territorios que conquistar, se está produciendo un movimiento totalmente opuesto «tendente a descubrirnos a nosotros mismos» y en esa tendencia «las mujeres están mejor preparadas que los hombres».
«Durante muchos años (las mujeres) no han tenido el derecho de hablar en primera persona; siempre hablaban de ‘nosotros’ y de ahí que para ellas es más importante construirse una subjetividad de la que antes no tenían derecho», aclaró.
Una de las conclusiones de Touraine después de escribir el libro fue que «todas ellas se definen como mujeres, aseguran que su gran proyecto es construir su vida como mujer y, en gran parte, coinciden en que el éxito o fracaso de ese proyecto se ve en el terreno de la sexualidad».
Una de las herencias del mayo del 68 es que ahora existe «mucha menos dominación masculina y machismo de lo que se piensa y una conciencia de que las mujeres están inventando un mundo para ellas y para todos los hombres, un mundo en el que ellos se sienten mal».
Con el 68, sentencia Touraine, se vino abajo el mundo de los hombres en el que los recursos estaban en manos de unos pocos y las mujeres, niñas y niños eran reducidos a seres inferiores o vasallos.
TIEMPOS DE CAMBIO CON NUEVOS ACTORES
«Millonarios del mundo, uníos. Los vientos están cambiando» dijo la población estudiantil del Barrio Latino durante el mayo francés, el llamado mayo de la revolución, en 1968. Una sacudida planetaria que trajo nuevos vientos a finales de los años sesenta y permitió rejuvenecer al movimiento social.
Eran tiempos de cambio y nuevos actores ocupaban el escenario político mundial.
Años de comunas, de Guardias Rojos y Rebeldes Revolucionarios, de Poder Negro, de Comisiones Obreras, de comités de acción, de estudiantes Zengakuren (en Japón), de oposiciones extraparlamentarias, señala Armando Bartra, investigador mexicano, crítico de la cultura de izquierda y de la cultura popular.
Desde el 22 de mayo hasta el 16 de junio de 1968, mientras los adoquines llovían sobre los policías en París y la población estudiantil gritaba desde las barricadas que estaba prohibido prohibir, tal vez nadie imaginaba que ese movimiento juvenil festivo, vasto y pacífico se iba a convertir en una bomba de tiempo que terminaría con la sociedad patriarcal.
Coincide con Touraine Luisa Corradini en su análisis publicado en el diario argentino La Nación con motivo de la celebración de los 40 años de 1968.
Un tiempo que permitió «la emergencia de mujeres y jóvenes como actores sociales de pleno derecho y provocaría, 21 años después, el derrumbe de los regímenes comunistas» agrega
Para Armando Bartra, autor del libro «1968 el mayo de la revolución» (Itaca, 1998) donde analiza el movimiento en Francia, el 68 puso en evidencia que la política no es asunto exclusivo de los partidos y que el poder no sólo nace del fusil o del Estado.
Y afirma que también está en las y los ciudadanos de a pie y en los ámbitos de la vida cotidiana, empoderamiento le llaman ahora, «que el ciudadano no nace, se hace» y que la democracia se construye desde abajo.
08/CV/GG
