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¡El que sigue!

Por Marta Guerrero González

Después de escuchar al presidente Fox se quedó en el aire la voz en s.f.: «¡El que sigue!» Si bien los mensajes breves y concisos se agradecen, aún más en el obsoleto formato de dizque informar a la nación el estado que guarda la administración, el día de ayer se abrió paso el gran temor del Presidente a la descalificación pública y la falta de comunicación real entre los poderes.

Lo que dijo francamente no estuvo mal como arenga política, sin pretensiones de gloria, y se dio el gustazo de dejar al Congreso con un palmo de narices y con las ganas de armarle jaleo (fue poco el aspaviento y desfiguro en la sala). A fin de cuentas, vi a un presidente vencido por la confrontación y cansado por intentar el diálogo y la razón.

Escuché a un Fox resignado al juicio de la historia, en el que asegura no estará solo, sino con todos los legisladores que se le han opuesto.

Una vez más, las instituciones merecen respeto y credibilidad. La Comisión del Instituto Electoral del Edomex (IEEM) determinó que «la Alianza por México (PRI-PVEM) no rebasó los topes de campaña durante los comicios a gobernador; no hay lugar a sanción alguna tanto para la coalición como para el candidato Enrique Peña Nieto». con eso podemos decir que «habemus gobernatore» para el 15 de septiembre.

Mientras tanto, para Arturo Montiel el día seis representa la gran oportunidad para destacar los logros de su gobierno y tomar ventaja de su ahora compañero de partido Madrazo, a quien la maestra Gordillo volvió a llamar mentiroso; calificativo que de ida y vuelta muchos le endilgamos al tabasqueño y que parece no una casualidad ni una conspiración en su contra, sino la propia actitud de Roberto en sus relaciones personales y profesionales

Las pintas en casa de la maestra son groserías facturadas desde Oaxaca. Por muy ingenuos que seamos, no podemos obviar que el recibo de cobranza lleva el sello de Madrazo. Y ese pleito de ninguna manera termina ahí. Por lo que en la arena, para desgracia de nuestra intentona de madurez política, se batirán ambos -y no hablamos de la acción de mezclar, sino de manchar- en la desgracia pública.

Pierde Madrazo. A Elba Esther ya no le puede importar lo que le falte por perder, porque se inmoló por razones de conveniencia; de no ganar en los tribunales queda en libertad de irse al partido de nuevo registro; de ganar, cobraría la presidencia del PRI; de ser expulsada, quedaría como la víctima legal de la ambición de Madrazo y su camarilla, como la llama y, desde luego, en libertad de apoyar a quien consider su mejor opción: el güero Castañeda, Marta Sahagún o AMLO.

El prestigio nunca ha sido un requisito indispensable en la lucha de poder. La lideresa sindical acostumbra ganar perdiendo.


*Periodista mexicana

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