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El sur también existe

Por Cecilia Lavalle

«El sur también existe», canta el español Joan Manuel Serrat. ¡Y vaya manera de recordarlo! En México sólo faltaba la Península de Yucatán para tener literalmente a medio país en situación de desastre. De Veracruz a Yucatán, si algo hay que sumar, son personas damnificadas, postes de energía eléctrica derribados por los fuertes vientos, poblados enteros inundados, carreteras rotas, infraestructura económica y social severamente golpeada. Y, si pensamos de manera más amplia, medio México y todo Centroamérica sólo suma en números rojos.

En las noticias de las últimas semanas y de los últimos días se repiten frases como «la temporada de huracanes más activa de los últimos años»; «los huracanes más dañinos de las últimas décadas»; «el huracán Katrina provocó la peor devastación en la historia de Estados Unidos»; «el huracán Stan provocó las peores lluvias de que se tenga memoria»; «el huracán Wilma ha sido el más peligroso en la historia del Atlántico».

Esas son las referencias, porque necesitamos echar mano de las referencias históricas para explicar la tragedia, la devastación, la desolación. No nos alcanza saber que la naturaleza golpea furiosa y hace mucho daño. Necesitamos saber que nunca ha pegado con tal furia, como si al explicarlo así tratáramos de darle algún sentido a la pérdida, a la destrucción.

Sí, la naturaleza embiste furiosa. Mientras escribo estas líneas, el huracán Wilma golpea inclemente la zona norte de mi querido Quintana Roo; pero es tal la magnitud que sus efectos llegan a parte de Yucatán y alcanzan Campeche. En Quintana Roo, la entidad más golpeada por Wilma, aún no hay estimación de daños porque el huracán sigue causando desastres.

Pero si una certeza hay, es que Wilma dejará escrito su nombre en la historia de esta entidad que de por sí ya tiene escritos los nombres de huracanes que la han devastado y le han cambiado muchas veces la vida. Pienso en Janet, en 1955, que prácticamente borró del mapa a Chetumal e Xcalak, y pienso en Gilberto, en 1998, que dejó honda huella en Cancún, Cozumel e Isla Mujeres.

En México, el paraíso tiene nombre: se llama Cancún; se llama Cozumel; se llama Playa del Carmen, Puerto Morelos, Isla Mujeres, Holbox; se llama Quintana Roo. Hoy, el paraíso está fracturado. Wilma afecta severamente toda la zona norte de Quintana Roo, justo donde se asientan los principales destinos turísticos de playa de nuestro país. Y eso significa un golpe durísimo a la economía de México, en general, y en particular a la de Quintana Roo y a la de los cientos de miles de personas que viven por y para el turismo.

Para que no se pierda la perspectiva, basta recordar algunos datos duros. Quintana Roo es la primera potencia turística de México y del Caribe. Recibe más de 10 millones de visitantes al año provenientes de todo el mundo. Los ingresos recibidos por concepto de turismo representan el 33 por ciento del dinero que por ese sector recibe México; esto significa que Quintana Roo aporta anualmente más de cuatro mil 138 millones de dólares sólo por concepto de turismo. Su infraestructura hotelera permite la mayor capacidad de alojamiento dentro de los destinos de México, pues equivale a 12 por ciento del total del país, con 763 hoteles y 60 mil cuartos de hotel.

La mayoría de esta infraestructura se encuentra en la zona norte del estado y recibe a tres de cada 10 turistas internacionales que ingresan al país. Adicionalmente, y con Cozumel a la cabeza, Quintana Roo es el primer destino de cruceros en el mundo. Dos terceras partes de los turistas que llegan por cruceros a México arriban a costas quintanarroenses. Este es el estado que tiene más aeropuertos internacionales y su flujo de pasajeros es uno de los más importantes del país.

Esa inmensa industria es movida todos los días por personas con nombres y apellidos. En Quintana Roo habita alrededor de un millón de personas, de las cuales más de la mitad vive distribuida en los municipios de Benito Juárez -donde se encuentra Cancún-; Solidaridad -donde se ubica la Riviera Maya que comprende Tulum y Playa del Carmen-; Cozumel e Isla Mujeres.

Seis de cada 10 habitantes del estado pertenecen a la población económicamente activa, y más de la mitad trabaja directamente en el sector turístico. Quintana Roo ocupa el segundo lugar nacional de mujeres trabajando en ese sector (85.5 por ciento), sólo superado por el DF. Para acabar rápido, Quintana Roo es uno de los estados del país con más altos índices de crecimiento e inmigración y con las más bajas tasas de desempleo.

Ese es el Quintana Roo que hoy se encuentra bajo la furia de Wilma, catalogado como el huracán más destructivo en la historia del Atlántico. Ese es el Quintana Roo que entre todos y todas deberemos ayudar a reconstruir en cuanto Wilma se haya ido.

Apreciaría sus comentarios: [email protected]

*Periodista mexicana

05/CL/YT

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